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Cómo construir un mapa de innovación personal que se pueda utilizar para hacer frente a la incertidumbre y la volatilidad de este entorno complejo y cambiante en el que estamos viviendo. EDICIÓN No 35 de octubre – noviembre de 2012

Por José Cabrera, Presidente Honorario y miembro del Consejo Asesor de Sun Microsystems Ibérica.

 

SOBRE EL AUTOR
José Cabrera. Como Vicepresidente de Operaciones de Sun Microsystems para Europa, Oriente Medio y África , formó parte del equipo estratégico mundial que lanzó el lenguaje Java. Ha sido la cabeza visible de Sun Microsystems Ibérica durante 15 años y sigue vinculado a la compañía en calidad de Presidente Honorario y miembro del Consejo Asesor.
Ingeniero industrial de formación y MBA por la London Business School, comenzó su carrera en la filial Alemana de IBM y ha ocupado puestos de responsabilidad en otras grandes empresas como ITT , y Alcatel. En la actualidad dirige Cabrera Management Consultants (CMC), una compañía especializada en el modelo de liderazgo para las Empresas 2.0.
Se ha convertido en un reconocido impulsor y difusor de las nuevas tecnologías, y ha asesorado a algunas de las empresas más importantes del IBEX 35. Participa en los consejos asesores de empresas e instituciones relevantes y en la actualidad es Presidente del Consejo Asesor del Col.legi Oficial d´Enginyeria en Informàtica de Catalunya y colabora como profesor de Liderazgo e Innovación con la Escuela de Negocios de la Universidad Antonio de Nebrija .

Hasta ahora, nuestras reflexiones sobre la Era de la Colaboración se han centrado en la innovación empresarial, a la que hemos definido como un auténtico “imperativo de negocio”, es decir, una condición sine qua non para la supervivencia de las empresas en un mundo de cambios acelerados.
Nos faltaba, sin embargo, abordar la dimensión personal de la innovación. Y eso es precisamente lo que pretendo hacer en esta conversación.
Mi idea es ayudarte a construir un mapa de innovación personal; un mapa-guía que podrás utilizar para hacer frente a la incertidumbre y la volatilidad de este entorno complejo y cambiante en el que estamos viviendo.

La necesidad de innovar
El punto de partida es el siguiente: en una época como ésta, marcada por los cambios acelerados, no puedes conducir mirando por el espejo retrovisor. Es decir, no puedes confiar en salir adelante utilizando aquellas herramientas que sí te han funcionado con anterioridad, pues lo que nos aguarda es completamente diferente de lo que hemos conocido hasta ahora.
Te guste o no, el mundo está cambiando, y necesitas cambiar las viejas formas de trabajar, que sólo tenían sentido en el pasado y que surgieron para resolver problemas que ya no son relevantes en la consecución de tus objetivos.

Transformar las empresas, transformar a las personas
Tal y como irás descubriendo a medida que avances en la conversación, existen similitudes interesantes entre la innovación personal y la innovación empresarial.
La innovación empresarial transforma las industrias. Y, de manera análoga, la innovación personal transforma a las personas, y les permite mejorar sus capacidades para interactuar con la nueva realidad.
Son, en cierto sentido, dos caras de la misma moneda. No basta solo con que las empresas innoven. También las personas deben hacerlo. Al fin y al cabo, las personas que se muestren incapaces de cambiar van a compartir el mismo destino que aquellas empresas ancladas en el pasado: dejarán de ser competitivas y relevantes en el nuevo contexto.

Esta vez no valen las repuestas a corto plazo. Ha habido ocasiones en las que esconder la cabeza, o aguantar el chaparrón, ha sido suficiente para salir adelante. Por desgracia, o por fortuna, este no es el caso. En esta ocasión no bastará con que “sobrevivas” a los cambios encerrado en tu antiguo refugio.
Piensa que, esta vez sí, ha llegado la hora de que abandones tu “zona de confort”, de que salgas de la cueva para analizar las tendencias, las pistas sobre lo que está por venir; para que explores el futuro; para que trates de comprender e interiorizar la nueva realidad, y seas capaz de aprender y desarrollar la nuevas capacidades que necesitas para abordar el futuro.

¿Qué es la innovación personal?
La innovación personal sigue siendo un concepto relativamente poco desarrollado, y que muy comúnmente asociamos con el desarrollo personal, o incluso con las herramientas de “autoayuda”.
Muchas veces, cuando reflexionamos sobre nuestros objetivos personales y sobre los cambios necesarios para alcanzarlos, lo hacemos bajo presión, cegados por la inmediatez, por la urgencia del día a día, por las obligaciones, las presiones sociales, el miedo y la inseguridad; es decir, centramos la reflexión en los riesgos y obstáculos que se interponen en nuestro camino.

Otras veces, en cambio, nos aproximamos a las nuevas realidades desde nuestra pequeña “burbuja cotidiana”, y ese aislamiento, esa falta de perspectiva, nos impide entender qué está ocurriendo, y también cómo va a afectarnos y a condicionar nuestro futuro.
La realidad es que la presión emocional que sobre nosotros ejerce el miedo al fracaso nos impide innovar, y la incapacidad para ver la realidad con otros ojos nos impide divisar el espectro completo de soluciones viables. Como consecuencia de todo esto, somos incapaces de ver las oportunidades que los cambios pueden aportar a nuestras vidas.

Innovar no resulta, pues, nada sencillo. Pero…
…¿y si nos atreviésemos a cuestionar el statu quo de las cosas, para innovar y crear valor en todo lo que hacemos?
¿Y si pudiéramos arrancar ese viaje hacia el cambio y la innovación empezando, simplemente, a partir de la curiosidad y la observación de lo que ocurre a nuestro alrededor?
¿Y si pudiésemos explorar los nuevos territorios sin miedo, liberados de los prejuicios del pasado, dispuestos a crear nuevas realidades, nuevas oportunidades de desarrollo?

¿Y si, en vez de escondernos en nuestro refugio, pudiéramos interactuar con la nueva realidad, o lo que es lo mismo, pudiéramos participar en las nuevas conversaciones, para compartir y crear valor en las nuevas redes globales, tal y como tanta gente ya está haciendo?
¿Y si pudiéramos reinventarnos como personas para redescubrir -tal vez- una nueva versión de nosotros mismos, una versión mejorada, que nos ayude a ser relevantes en el nuevo contexto?

Como ves, las primeras ideas que se me ocurren para el reto de la innovación personal son, en realidad, un montón de preguntas. Y no creo que podamos atribuirlo a la casualidad. Nos encontramos en una época de cambio e incertidumbre, y tal vez no existan, ya, respuestas cerradas y concluyentes sino, más bien, preguntas adecuadas; preguntas que nos inspiran, que nos obligan a plantearnos nuestra visión del mundo, y nos ayudan a forjar una actitud frente a las cosas.

Una cuestión de actitud
Poco a poco nos vamos acercando al corazón de la cuestión. Y es que, para mí, la innovación personal no consiste, exclusivamente, en un desarrollo puntual, en un cambio concreto o en una determinada mejora.
La innovación personal es una “actitud especial” que se revela en todas nuestras acciones: un compromiso con ser cada día mejores en todo lo que hacemos; la capacidad de vernos no por lo que somos hoy, sino por lo que podemos llegar a ser; una manera de abordar el futuro con todo nuestro potencial; la curiosidad y la apertura de miras necesarias para interactuar con el mundo exterior, sin miedo a equivocarnos, conscientes de que aprendemos de nuestros errores y que solo explorando lo desconocido podemos encontrar nuevas perspectivas y descubrir nuevas realidades que nos ayudarán a lograr un cambio profundo en nosotros mismos y en nuestras vidas.
Se trata, pues, de innovar para vivir una vida más rica; una vida que nos permitirá desarrollar todo nuestro potencial como personas. La innovación personal así entendida es un proceso perpetuo de renovación y auto-transformación.

Gestión de la incertidumbre
Para comprender la realidad actual –tan compleja y cambiante- lo primero que debes hacer es dividirla en tres planos:
Entorno predecible. Comienza por identificar tu “entorno predecible”, que es el más conocido, el más cercano a ti. Es en este plano donde todavía hoy podemos seguir aplicando, en mayor o menor medida, las herramientas que hasta ahora nos han permitido anticipar los acontecimientos. Tu mapa actual de la realidad es, sin duda, muy válido para moverte en este entorno, tal y como hasta ahora has hecho.

Nuevas tendencias. Luego está el “entorno de las nuevas tendencias”. En él conviven variables conocidas -aquellas con las que estamos acostumbrados a trabajar, y que podemos predecir- con otras variables discontínuas, que no nos son extrañas, pero que tampoco podemos controlar del todo, pues varían según el contexto, y pueden llegar a asociarse para crear algo distinto.

Tu mapa actual también te servirá para identificar aquellas nuevas tendencias que ya habías intuido y que han comenzado a cuestionar tu realidad; es decir, que han puesto en duda la fiabilidad de las herramientas que hasta ahora utilizabas para abordar los problemas, o la misma forma en que interactúas con los demás (por ejemplo, cuando descubres que la información ya no puede ser tratada como antaño, porque es tanta y tan cambiante que memorizarla es una pretensión ridícula; o que los más jóvenes de tu familia y de tu organización son muy diferentes a ti, que se manejan a toda velocidad con los dispositivos digitales, que se divierten de manera distinta, que buscan cosas distintas en el trabajo y en el tiempo libre, etc.)

Dimensión de ruptura. Por último, cabe hablar de la “dimensión de ruptura”, posiblemente la más característica de la nueva era. Es esta una zona muy abierta e inestable, difusa, difícilmente interpretable. Sabemos que puede tener un gran impacto final en nuestras vidas, pero no somos capaces de medir cuál.
Esta dimensión de ruptura –que no figura en tu mapa actual– es la zona en la que abundan los cisnes negros del profesor Taleb; a saber: fenómenos impredecibles y de gran impacto que escapan a la estadística, y, en general, a todas nuestras herramientas de predicción; sucesos que no puedes anticipar, que súbitamente irrumpen en tu vida y son capaces de determinar tus decisiones y, muy probablemente, tu futuro.

Esta zona de ruptura –desconocida e impredecible por definición- es la que más se parece a lo que nos espera, es decir, al futuro, del que si algo sabemos es que será cualquier cosa menos una repetición del pasado.
Esto implica que lo que hemos aprendido hasta ahora no va a servirnos para gestionar el futuro, y que, en definitiva, lo que no sabemos sobre el futuro es mucho más que lo que sí sabemos. Y cada una de estas dimensiones requiere de herramientas y enfoques diferentes, o lo que viene a ser lo mismo, que solo pueden ser interpretadas correctamente si para ello contamos con el mapa mental adecuado.

¿No sabes por dónde empezar a construir los nuevos mapas?
No te preocupes. Esta ha sido una reflexión inicial, preparatoria. Para que lo dicho no quede en una mera declaración de intenciones, en la próxima conversación voy a proponerte un mapa con tres pasos muy sencillos para que hagas de este tu año de la innovación personal; una especie de guía práctica e inspiradora que te servirá para explorar la realidad, que te permitirá aprovechar al máximo tus experiencias en el camino de tu transformación personal continua; y que, en definitiva, te ayudará a reinventarte como persona.

La innovación personal en la práctica
En esta ocasión voy a proponerte tres sencillos pasos para que comiences a explorar, hoy mismo, las nuevas realidades de la Era de la Colaboración.
El recorrido que ahora iniciamos se compone de tres etapas sucesivas, todas ellas orientadas a la búsqueda de la emergencia de un nuevo estado en nuestras vidas, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Se trata, en definitiva, de cambiar para conseguir una vida que te permita desarrollar al máximo tus potencialidades.

Mapa de Innovación Personal
El objetivo de la primera etapa es adoptar una mentalidad innovadora. Este será nuestro punto de partida, el observatorio que nos permitirá explorar la nueva realidad, que nos servirá para desarrollar nuevas perspectivas y para comenzar a vislumbrar nuevos futuros posibles. Este arranque se traducirá, a la fuerza, en un aumento en el nivel de conciencia sobre lo que podemos hacer, sobre lo que es posible y sobre lo que puede contribuir a nuestro progreso en la innovación personal.
La segunda etapa es la que nos va a facilitar el verdadero aprendizaje, así como el desarrollo de las nuevas habilidades y hábitos 2.0 necesarios para interactuar con la nueva realidad.
La tercera etapa es donde, en sentido estricto, la innovación tiene lugar, pues pasaremos de un cierto nivel estático y predecible a uno mucho más dinámico, en el que la innovación prospera hasta convertirse en una parte de nuestra vida diaria, de nuestras costumbres y nuestra forma de hacer.
El destino final de nuestro viaje no es otro que hacer de la innovación personal un proceso perpetuo de renovación y auto-transformación, tal y como apuntábamos en nuestra reflexión anterior.

1. Comienza adoptando una mentalidad innovadora
Para iniciar cualquier viaje siempre necesitas dar un primer paso. Abandona la idea de que algunas personas somos creativas e innovadoras y otras no. Ser innovador no es un rasgo de la personalidad, ni constituye una característica marcadamente innata. Todos somos, en mayor o menor medida, creativos e innovadores, aunque abordemos la innovación de manera diferente.
Lo que nos distingue es nuestra forma de pensar, es decir, nuestras actitudes, suposiciones y creencias, así como los modelos que hemos ido creando a partir de nuestra experiencia, de nuestra percepción sobre cómo funciona el mundo.
Estos modelos mentales son, a menudo, subconscientes. Sin embargo, pueden tener un enorme impacto en nuestra actitud frente a la innovación. De ahí que, a la hora de iniciar nuestro viaje, debamos hacerlo con la mentalidad correcta, con el deseo y el coraje necesarios para explorar la realidad actual, para experimentar con ella en busca de nuevas formas mejores de hacer las cosas.

Todo ello es imposible si no estás convencido de que el resultado que deseas conseguir se puede lograr, y de que merece la pena hacerlo. En otras palabras, necesitas creer en tus propias capacidades. Y eso implica que debes ser capaz de mantener tus creencias a pesar de los críticos, los escépticos, los pesimistas y, por supuesto, a pesar de los obstáculos y retrocesos que sin duda encontrarás en el camino.
Puede parecer un panorama duro, pero la buena noticia es que, en última instancia, somos nosotros los que construimos nuestra propia realidad, por lo que una mentalidad innovadora sostenida en el tiempo acaba por sustanciarse en un avance real; es decir, acaba por convertirse en la realidad misma, a la manera de una profecía auto-cumplida.
Crea el tiempo que necesitas para explorar el futuro. Será prácticamente imposible que analices la nueva realidad si permaneces absorto en tu rutina de siempre. La idea es que, al menos durante unas horas, consigas salir de las exigencias del “día a día” para observar con una cierta distancia lo que está ocurriendo a tu alrededor.

La observación -que consiste, entre otras cosas, en adoptar nuevas perspectivas, nuevos puntos de vista que, más pronto que tarde, acaban por traducirse en nuevas ideas- te permitirá reflexionar sobre el impacto de los cambios en nuestros modelos de creación de valor, y te ayudará a definir nuevas oportunidades de desarrollo personal. La observación te permitirá, además, medir tu progreso en cada paso del camino iniciado.
Se trata, en definitiva, de encontrar las nuevas preguntas. Las preguntas que antes no nos hacíamos, y que son las que nos permitirán descubrir soluciones innovadoras para los retos que nos plantea la Era de la Colaboración.
Estas son algunas de las preguntas clave que te permitirán iniciar la exploración, y te ayudarán a anticipar el impacto de la complejidad en tu vida:

■ ¿Cómo interactuar con la nueva realidad social?
■ ¿Cómo podemos prepararnos para vivir en contextos inestables?
■ ¿Cómo prepararse para gestionar lo imprevisible?
■ ¿Cómo desarrollar nuevas habilidades personales para hacer frente a la creciente complejidad?
■ ¿Cómo planificamos nuestro futuro cuando este no es planificable?
■ ¿Cómo ser percibido y valorado en un mundo globalizado?
■ ¿Cómo crear tiempo para explorar el futuro?
■ ¿Cómo crear los nuevos mapas?

2. Reinvéntate para no perderte el futuro
El primer paso nos lleva al segundo. Esta etapa del viaje consiste en que nos reinventemos como personas para redescubrir –por qué no- una nueva versión de nosotros mismos; una versión mejorada, que nos ayude a ser percibidos y, sobre todo, a ser relevantes en el nuevo contexto social.
Para cambiar necesitamos modificar nuestros comportamientos, nuestras habilidades y nuestros esquemas mentales. Y sabemos por experiencia que esta es una de las tareas más complicadas de llevar a cabo, al menos a nivel personal.
Pero, tal y como vamos a comprobar a continuación, podemos apoyarnos en las enseñanzas de la naturaleza, porque la naturaleza nos ha enseñado en muchas ocasiones cómo resolver incluso los problemas más complejos.
Los biólogos emplean la palabra evolución para describir el proceso de adaptación continua de los seres vivos a su entorno. Para tener éxito, los seres vivos se valen de la variación genética y de la selección natural a partir de los mejor adaptados.
Pues bien, curiosamente, el proceso evolutivo no es planificable, sino que es el resultado emergente de muchas pruebas de ensayo-error.
El error constituye, por tanto, parte esencial del aprendizaje, especialmente en entornos de gran complejidad e incertidumbre. De ahí la importancia de nuestra tolerancia a los fallos: antes que nada, debemos aprender a experimentar muchos enfoques diferentes, a cometer errores y a aprender de ellos, en vez de ocultarlos o negar su existencia.
Piensa que las innovaciones más exitosas del mundo empresarial han sido el resultado de un proceso continuo de prueba y error. Y que, de igual manera, en el ámbito personal las innovaciones más exitosas surgen a través de un proceso de tanteo y adaptación, y no, como a veces se piensa, de una planificación rígida y exhaustiva.
Resumiendo, estas son las tres principales lecciones que podemos extraer del proceso adaptativo en la naturaleza:

■Debemos intentar cosas aún a sabiendas de que algunas pueden fracasar.
■Debemos hacer posible la supervivencia a pesar del fracaso, puesto que el fracaso será frecuente.
■Debemos asegurarnos de que sabemos cuándo hemos fracasado, para, a partir de ahí, aprender de nuestros errores.

Habilidades 2.0.
Si todo ha cambiado a nuestro alrededor, está claro que debemos ser capaces de desarrollar nuevas habilidades para hacer frente a esos cambios. La etiqueta habilidades 2.0 constituye, precisamente, un reconocimiento explícito de que el futuro exige una nueva versión de nosotros mismos; una versión mejorada, caracterizada por la irrupción de nuevas habilidades que, necesariamente, hemos de desarrollar. Tal y como ocurre con las tecnologías, este desarrollo solo es posible a partir de la experimentación y la participación activa en la web social; es decir, a partir de las diferentes iteraciones con la nueva realidad, cada una de las cuales nos permitirá aprender para seguir mejorando.

Lo cierto es que hemos sido educados para la estabilidad, y que, en general, hemos desarrollado las habilidades necesarias para vivir y progresar en territorios conocidos. Sin embargo, hoy nos encontramos en un escenario completamente distinto, de incertidumbre y cambio acelerado. Un escenario que, a nivel personal, nos exige pasar de la “gestión de lo conocido” a la “gestión de lo desconocido”.
Es verdad que hasta ahora hemos aprendido a crecer “aislados”, cada uno en su ciudad, en su casa, en su despacho, en su pecera, en su silo funcional. Pero la buena noticia, la noticia excepcional de la Era de la Colaboración es que, por primera vez en la historia de la humanidad, podemos estar todos conectados, y que eso nos permite acceder a un nivel superior de inteligencia colectiva.

Estoy convencido de que, si de verdad somos capaces de conectarnos a esa impresionante fuente de conocimiento, seremos capaces de cambiarlo todo.
Acepta que la web social es, de alguna forma, la escuela de tu vida. Una escuela que tiene blogs, experimentos, experiencia… Y los mejores profesores del mundo a tu disposición, para que experimentes, falles con gracia y aprendas de tus propios errores.
Leyendo este artículo has dado un primer paso, quizás el más importante. Tu interés demuestra que hay algo en tu interior que te empuja a crecer y a mejorar. Pero debes tener en cuenta, también, que esto no es más que el primer paso hacia tu innovación personal, y que te aguarda un largo y apasionante camino.
Antes, para detectar una oportunidad nos ceñíamos a los patrones conocidos. Hoy, en cambio, tales patrones no tienen ninguna utilidad. El “don de la oportunidad” de nuestro tiempo consiste en reconocer que es más importante lo que no sabemos que lo que sabemos. Y, de alguna forma, reside en la capacidad para descartar “lo que nos ha traído hasta aquí pero ya no nos sirve”.
Solo a partir de ahí podremos explorar e interactuar con la nueva realidad, de forma que seamos capaces de aprender cosas nuevas todos los días.

3. Innova haciendo tu sueño realidad
Atrévete, sé curioso y experimenta. Los seres humanos, como todo ser vivo, somos auténticas plataformas naturales de innovación. Es evidente que algunas personas tienen más capacidad de adaptación, que están más predispuestas al cambio, más abiertas a nuevas ideas, y que, en sí, son más creativas que otras. Pero lo cierto es que todos tenemos la capacidad fundamental de ser innovadores, aunque no todos la aprovechemos en el mismo grado.
Esto no significa que la innovación sea sencilla -exige tiempo y esfuerzo- pero sí quiere decir que estamos en disposición de abordar la innovación de manera natural y relajada, y que somos plenamente capaces de disfrutar mientras innovamos.

Supera el miedo a fallar y a cometer errores. No te obsesiones con hacerlo todo perfecto a la primera: es imposible. Elimina la presión. Considera que tus decisiones son temporales, y que más adelante volverás de nuevo sobre ellas.
Sé tolerante con tus fallos. Deja la “gestión de riesgos” para los bancos. No hay mayor riesgo hoy en día que el de quedarse quieto viendo cómo los demás deciden tu vida.
Recuerda que si no tienes una agenda personal es muy probable que seas parte de la agenda de los demás.

Atrévete a probar cosas nuevas en una escala lo suficientemente pequeña como para que un fallo no se convierta en una cuestión de supervivencia. Lanza tus “botes salvavidas”, o lo que es lo mismo, introduce en tu vida pequeñas iniciativas de innovación que te permitan experimentar las tendencias emergentes sin que esto afecte de forma negativa a la estabilidad de tu “portaaviones” personal. De esta forma podrás seguir tu camino sin poner en riesgo tus objetivos fundamentales, al tiempo que vas creando las nuevas competencias que te ayudarán a asegurar tu empleabilidad futura.
Piensa que la convivencia de ambos modelos -el tradicional y el de innovación, cada uno con sus propios fines y, muchas veces, con distintos ciclos de vida- nos permite gestionar los riesgos de la innovación de manera mucho más eficaz.

Participa en las conversaciones, simplemente porque compartir crea valor. La innovación es un proceso colaborativo. Nuestras ideas deben converger y entrar en conflicto con otras ideas para que, a partir de ahí, surjan ideas nuevas, de una manera similar a como ocurre cada día entre las redes neuronales de nuestro cerebro.
Se trata de que crees valor en cada comentario, en cada chat o en cada conversación que mantengas con alguien, aunque sea una persona a la que acabas de conocer. Piensa que la comunicación es la esencia de la transformación y la renovación personal. Y que la creación de valor se basa en tu experiencia y tus conocimientos: cuanto más conocimientos tengas, más valor puedes crear.
Deja que tus ideas tengan sexo con las ideas de los demás. No tardarás en comprobar que, tal y como sucede con los genes en la naturaleza, las ideas más simples pueden mutar a través del tiempo; que pueden mezclarse e hibridar con otras; que pueden, en suma, transformarse mediante un proceso de selección natural hasta convertirse en ideas singulares y brillantes.

Con cada nueva combinación ampliarás los límites de tus propias ideas, lo cual te permitirá crear nuevas perspectivas y oportunidades para una mayor innovación personal.
Cada oportunidad para comunicar algo significativo es un acto de innovación personal. Crea un blog personal sobre cualquier tema que te apasione. No lo dudes. El blog puede ser un excelente punto de partida para que empieces a participar en las conversaciones, para que comiences a construir tu marca personal, y para que crees tu propio espacio. Un espacio en el que compartir tus experiencias, hobbies etc. con los demás. Un espacio a través del cual puedes proporcionar contenidos útiles a las personas que buscan información.
El blog es, además, la forma más sencilla de ser percibido y valorado en este nuevo mundo de las conversaciones. Todo lo que necesitas es un poco de pasión y perseverancia. Con esos ingredientes, tu blog se convertirá en tu mejor plataforma de innovación personal. Una plataforma de conocimiento capaz de inspirarse, de crecer y de evolucionar con las conversaciones que cada día tienen lugar en el océano de la red social.