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Innovadores de la empresa Gania buscan consolidar esta tendencia mundial en nuestra ciudad. El objetivo es incentivar que los nuevos edificios se construyan para soportar un sistema intensivo que permita sembrar árboles en los techos.

Por Bencho Sanchez-Cerro, analista de INCompany.

 ¿Cómo enfrentar el boom inmobiliario en Lima desde el punto de vista medioambiental? ¿Hasta qué punto la ciudad puede seguir creciendo en altura y cemento, en detrimento de la calidad de vida de sus habitantes? ¿De qué manera creativa podemos resolver el déficit de áreas verdes? 

En julio de 2012 un grupo de jóvenes se reunió para resolver estas inquietudes y dar inicio a un negocio con un impacto positivo en beneficio para el medioambiente. Para Denisse Ikeda, Lorena Moscoso y César Meza, socios fundadores de Gania Cubiertas Vegetales, empresa especializada en techos y muros verdes, el sueño de una ciudad verde, responsable y medioambientalmente viable es factible.
“Lima cuenta con sólo 2 metros cuadrados de área verde por habitante, y según la OMS (Organización Mundial de la Salud) se requiere de al menos de 12 a 15 metros cuadrados por habitante para tener calidad de aire”, comenta Denisse Ikeda, gerente general y directora de proyectos de ingeniería.
Las cubiertas vegetales en techos y muros verdes, tienen importantes efectos positivos para los edificios, para las personas y para el medio ambiente, y los ejecutivos de Gania los resumen en lo siguiente:

• Reducción del polvo y otras partículas contaminantes del aire.
• Captura de CO2 y la generación de oxígeno por parte de la vegetación.
• Regulación de la temperatura y ahorro de electricidad.
• Prolongación de la vida útil de los techos.
• Reducción del efecto de isla de calor en las ciudades.
• Creación de nuevos hábitats para aves.
• Reducción de ruido.
• Beneficios sociales al crear áreas de esparcimiento y descanso.
• Incremento del valor del inmueble.
• Posibilidad de generar una agricultura urbana de autoconsumo.

Al cumplirse un año de funcionamiento, Gania ha instalado más de 1,500 metros cuadrados de techos verdes. “Empezamos con una cartera de clientes variada, con pequeños proyectos particulares y actualmente damos el servicio principalmente a constructoras”, menciona César Meza, director de marketing de Gania.

“Hemos logrado instalar el primer proyecto de muro verde de Lima en una fachada de un edificio multifamiliar en San Isidro”, comenta Lorena Moscoso, directora de arquitectura y paisajismo. Son más de 100 metros cuadrados de muros verdes instalados en lo que va el primer año de operaciones de la empresa. “Nos han solicitado una propuesta para un restaurante con el fin de que el muro verde a ser instalado surta de hierbas y especies a la cocina”, comenta Lorena quien augura un crecimiento importante en este tipo de instalaciones.

Especialistas
Los techos verdes ya son una tendencia en el mundo y sería ideal que fueran parte integral de un nuevo proyecto edilicio. Varios municipios de Lima como San Miguel, San Borja o Lince ya incentivan la realización de construcciones con azoteas verdes, representando una gran oportunidad para empresas como Gania. Para Denisse Ikeda, “el objetivo es incentivar que los nuevos edificios se construyan para soportar un sistema intensivo que permita sembrar árboles, pues a diferencia de un sistema con sólo césped, que capta un aproximado de 140 gramos de CO2 por metro cuadrado al año, un sistema intensivo con árboles puede llegar a captar toneladas de CO2 por cada metro cuadrado.

Las azoteas o techos son espacios no aprovechados en las ciudades, principalmente en los edificios corporativos y terminan siendo lugares de almacenaje o de acumulación de desperdicios. Lorena Moscoso considera que las empresas deben considerarlos como espacios públicos. “Por otra parte, no hay que tener un techo verde aislado de las personas y hay que integrarlos en un proyecto paisajístico o con otros servicios como cafeterías, áreas de lectura o descanso”, comenta Lorena Moscoso.

Entre los servicios que esta innovadora empresa brinda destacan la implementación integral de techos verdes, revisión de planos, preparación del terreno, preparación de sumideros, impermeabilización, tratamiento de drenaje de agua, preparación especial del suelo para techo jardines o la selección de plantas según un diseño paisajístico.

Denisse y Lorena ven muchas oportunidades y para ello presentan a sus clientes proyectos cada vez más viables. Recientemente han cursado una especialización en manejo de bio-huertos en la Universidad Agraria La Molina ya que impulsar la agricultura urbana es parte de los próximos proyectos de Gania.

Sobre los fundadores
Denisse Ikeda es ingeniera ambiental por la Universidad Agraria La Molina y cuenta con un diplomado en valoración económica ambiental; Lorena Moscoso es arquitecta de la Universidad Ricardo Palma y cuenta con un diplomado en Arquitectura Bioclimática con Eficiencia Energética y César Meza es Administrador de la Universidad del Pacífico y MBA del IE Business School, con más de 12 años de experiencia en marketing y comunicaciones.

Fundada en julio de 2012, Gania, palabra proveniente del hebreo y que significa “jardín de Dios”, es una empresa peruana cuyo propósito es devolverle la vida a las ciudades y contribuir con la calidad del medio ambiente. Está conformada por un grupo multidisciplinario de profesionales entre ingenieros, arquitectos, paisajistas y administradores con alta experiencia en la asesoría, el diseño, la implementación y el mantenimiento de cubiertas vegetales. Asimismo, realiza consultoría para proyectos de certificación LEED en las diferentes categorías que ésta permite, e incentiva y apoya la investigación y el desarrollo de proyectos ambientales y de arquitectura sostenible. Es miembro del Peru Green Building Council, y aplica los sistemas estandarizados aprobados por The International Green Roof Association (IGRA).

El auge medioambiental en Chicago
“Está claro que necesitamos más energía y de distintas fuentes para colaborar con el medio ambiente y con la ciudad de Chicago, por lo tanto, racionalice su uso e infórmese”, dice una actriz de televisión en el espacio comercial de CBS2 Chicago, uno de los canales locales.
Una ciudad modelo para otros centros urbanos que buscan un compromiso con el entorno y referente en el mundo por sus políticas efectivas, Chicago cuenta con un plan de acción, promovido por la Alcaldía, que fue delineado para reducir los efectos del cambio climático y mejorar la calidad de vida para sus 2,8 millones de habitantes, comenta la periodista María Paz Sartori.

Los “Green Roofs” o techos verdes son jardines ubicados en los techos de casas y azoteas con el objetivo de evitar el calentamiento de la superficie y ahorrar energía. Hoy la ciudad ya cuenta con más de 200, concentrados principalmente en grandes edificios de la zona del centro financiero.

La tecnología con la que fueron desarrollados otorga una vida útil más prolongada a la superficie de los techos —entre dos y tres veces superior que la de las casas que no cuentan con un jardín— porque evita la incidencia directa de los efectos del clima como la nieve o las altas temperaturas que desgastan el material. Además, el agua de lluvia es reutilizada para regar las plantas y el jardín logra balancear el calor y el frío extremo, lo cual supone menos gastos en aire acondicionado para el edificio y un ahorro energético.
La experiencia ya ha sido implementada por países como Escandinavia, Islandia y el Reino Unido, para lograr contrarrestar las bajas temperaturas y lograr ambientes más agradables.

El Chicago City Hall, un edificio histórico que alberga al gobierno de la ciudad, fue el primer ejemplo de techo verde construido en 2001. El objetivo de instalarlo allí fue usarlo como ejemplo para que la población pudiera comprobar sus beneficios. Es monitoreado en forma permanente para evaluar los resultados y, comparado con los edificios cercanos, hasta el momento, ha logrado disminuir en siete grados la temperatura del techo y en los meses de verano hasta 30 grados menos que sus vecinos que no cuentan con la tecnología.

Otro aporte del gobierno de la ciudad para estimular a sus habitantes y generar espacios verdes que contribuyen a un aire más limpio fue la creación de Millenium Park. Este parque, de diez hectáreas de extensión, fue construido en 2004 en un terreno que originariamente perteneció a una compañía ferroviaria. Comprende amplios espacios verdes con vegetación variada, un gran anfiteatro abierto sin gradas y cubierto de césped en el que se realizan espectáculos en los meses de calor, una pista de patinaje sobre hielo y numerosas esculturas artísticas.
Es, además, el techo verde más grande del mundo, ya que debajo del parque se ubica un gigantesco estacionamiento.
Los techos verdes de Chicago son sólo una parte del plan de acción de la ciudad contra los efectos del cambio climático. El gobierno local ha fijado metas para el 2020 que incluyen una reducción del gasto de energía en un 30% en edificios industriales, comerciales y hogares particulares haciendo un uso racional de los recursos. Buscan lograr que un total de 6.000 edificios en Chicago se sumen a la iniciativa de los techos verdes para reformular la matriz energética con alternativas limpias de modo de disminuir las emisiones de CO2 que contribuyen, en mayor proporción que otros gases, al efecto invernadero, señala la periodista María Paz Sartori.

En noviembre de 2007, los alcaldes de 710 ciudades de Estados Unidos, distribuidas en los 50 estados, se reunieron para firmar un compromiso de acción contra el cambio climático. El Acuerdo de los Alcaldes para la Protección del Clima supone un cambio de rumbo en las acciones emprendidas por los centros urbanos hasta el momento.
Pese a iniciativas aisladas de gobiernos locales como los de Chicago, Seattle y Los Ángeles contra el cambio climático, hasta la firma de este acuerdo no existían objetivos comunes.
Ahora ya son 900 las ciudades que se unen en un compromiso para cumplir con el objetivo planteado en el Protocolo de Kyoto y que planteaba reducir para el 2012 un 7% las emisiones con respecto a las de 1990, meta que el gobierno de Estados Unidos no suscribió. Ciudades como Nueva York ya han elaborado planes de acción a partir del Acuerdo de Alcaldes y el Plan NYC cuenta con una base de estudio científico para lograr sus objetivos y un proyecto basado en la experiencia de otras ciudades de Estados Unidos y del mundo.