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El desarrollo vertiginoso de la tecnología y el cambio social provocan incluso que muchas profesiones tengan sus días contados. Otras van a cambiar tanto o están cambiando ya tanto, que los estudios que se imparten para poder ejercerlas han perdido gran parte de su utilidad.

 Es un problema reconocido pero en absoluto resuelto. En muchos casos, lo que se estudia en las universidades y en las escuelas de formación profesional no tiene demasiada utilidad en el mundo real de las empresas. El desarrollo vertiginoso de la tecnología y el cambio social provocan incluso que muchas profesiones tengan sus días contados. Otras van a cambiar tanto o están cambiando ya tanto, que los estudios que se imparten para poder ejercerlas han perdido gran parte de su utilidad, destaca Jorge Chamizoen YahooFinanzas.

Muchos expertos están convencidos de que, como pauta, van a desaparecer los trabajos manuales susceptibles de ser sustituidos por una máquina o un ordenador pero, además, se van a extinguir el empleo intermedio que no den un suficiente valor añadido. Es decir que el problema que se vivió en las distintas revoluciones industriales se reedita ahora debido a nuevos avances. También van a desaparecer puestos derivados del cambio demográfico, educativo y social, como muchos relacionados con el medio rural– y otros debido a la integración de perfiles debido al incremento de la productividad y la versatilidad de los nuevos empleos.

Delineantes, patronistas textiles, periodistas, oficios de artes gráficas, informáticos e ingenieros de telecomunicaciones en programación o tecnologías desfasadas, técnicos de correos, secretarias, cajeras de supermercado, taquilleros y puestos de atención al público en general y ordenanzas y celadores son oficios y profesiones en peligro.

Por no hablar del esperado impacto que va a tener en multitud de profesiones y negocios la impresora 3D. Un efecto que todavía no está suficientemente documentado, pero que puede trastocar por completo las perspectivas profesionales de diseñadores, técnicos en logística, y torneros, entro otros, dejándoles en el paro.

Algunos de los trabajos lograrán sobrevivir pero recurriendo a un enfoque artesanal, retro y ecológico, pero otros pasarán a la lista de oficios para la historia, junto al operario de telégrafo, el sombrerero, el lechero o el sereno.

Sin embargo, no todo es destrucción de perfiles laborales. El desarrollo tecnológico propicia la aparición de un montón de profesiones que se crean con el objetivo de responder a las necesidades tecnológicas o por retos como el envejecimiento progresivo de la población. Fisioterapia, rehabilitación, y medicina, el cultivo de alimentos orgánicos o psicólogos son algunos ejemplos de profesiones con futuro. En el campo de las tecnologías, el abanico es amplio también.

La clave para activar el mercado de trabajo es que la formación que se imparta en los centros educativos se adapte a estos cambios. En la reunión anual de la organización Shape Europe, organizada por la red internacional Global Shapers, Javier Solana y otros expertos han denunciado esa inadecuación del sistema educativo al profesional.

Se trata de un problema al que se enfrentan actualmente los jóvenes cuando salen de la Universidad al mundo laboral: no parecen converger las demandas de las compañías con la preparación real recibida por los estudiantes. Un hándicap que se vuelve determinante, según el gurú, Salvatore Nigro, consejero delegado de Europe Education for Employment, para quien la gente “entra en carreras universitarias para trabajar en cosas que muy probablemente no existirán cuando terminen”.

 

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