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Lo caro de los créditos estudiantiles para el pago de estudios universitarios hace pensar a muchos de los recién graduados que no valió la pena el esfuerzo, si se considera lo abrumador del nivel de deuda que les queda al terminar la carrera.

 Aquí hay una pista de cuán onerosos se han vuelto los préstamos estudiantiles en Estados Unidos: alrededor de un tercio de la Generación del Milenio dice que estaría mejor trabajando en vez de ir a la universidad y el pagar el crédito, destaca Halah Touryalai en Forbes Magazine.

Ello, de acuerdo con un nuevo estudio realizado por Wells Fargo, que encuestó a 1,414 millennials de entre 22 y 32 años. Más de la mitad de ellos financió su educación a través de préstamos estudiantil, y muchos dicen que si tuvieran 10,000 dólares lo primero que harían sería pagar su préstamo estudiantil o la deuda de su de tarjeta de crédito.

Esa no es ninguna sorpresa si tenemos en cuenta que el endeudamiento estudiantil superó el umbral de los 100,000 millones de dólares por primera vez en 2010, y los préstamos pendientes totales excedieron el billón de dólares por primera vez en 2011. La deuda de préstamos estudiantiles supera a la de tarjetas de crédito en Estados Unidos, que se sitúa en alrededor de 798,000 mdd.

La morosidad también va en aumento. El número de prestamistas con al menos 90 días de retraso en sus pagos de préstamos estudiantiles ha pasado de 8.5% en 2011 al 11.7% actual, según un estudio realizado por la Reserva Federal de Nueva York.

A veces el problema es que no todas las educaciones universitarias valen lo que se paga por ellas, ya que no pueden garantizar un trabajo bien remunerado para ayudar a pagar esa deuda estudiantil. Un informe de la Asociación Nacional de Abogados del Consumidor dice el creciente problema de la deuda estudiantil puede tener un impacto negativo en la economía. Incluso en el mejor de los tiempos económicos cuando los empleos son abundantes, los jóvenes con importantes cargas de deuda terminan retrasando eventos de su ciclo de vida, tales como la compra de un automóvil, una casa, o casarse y tener hijos.

El otro problema con la deuda estudiantil es la falta de educación financiera. La primera gran decisión financiera que muchos estudiantes están haciendo es la de tomar o no un préstamo universitario. Es una decisión importante y muchas veces han recibido poca educación financiera, o ninguna. La encuesta de Wells Fargo encontró que el 79% de los millennials piensa que debe enseñarse finanzas personales en la preparatoria. Inversión básica, cómo ahorrar para la jubilación y cómo funcionan los préstamos fueron los tres principales temas sobre los que les habría gustado aprender un poco más.

La Oficina de Protección de la Deuda del Estudiante (CFPB por sus siglas en inglés) descubrió que la deuda estudiantil también ha afectado la propiedad de la vivienda en el país. Los datos del censo revelan que cerca de 6 millones de estadounidenses de 25 a 34 años de edad vivían con sus padres en 2011, un fuerte aumento desde los 4.7 millones de 2007.

La CFPB citó a la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB), que dijo que mayores cargas de la deuda estudiantil “menoscaban la capacidad de los recién graduados para calificar para un préstamo”. Según la NAHB, la fuerte deuda de préstamos estudiantiles tiene un impacto en la relación deuda-ingreso (DTI), un indicador importante para la toma de decisiones acerca de la calificación de un solicitante sobre la solvencia para el pago de una hipoteca.

No es de extrañar entonces que más de la mitad (54%) de los millennials de la encuesta de WF dice que el crédito es su mayor preocupación financiera, con un 42% de ellos calificándola de “abrumadora”.

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