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NO-MOVIL

El móvil es una gran fuente de placer, pero también de distracción. Cada vez que compaginas el móvil con otra actividad, estás dividiendo la atención. Estás presente de cuerpo pero no de mente.

A continuación Patricia Ramírez, psicóloga del deporte y conferenciante española, nos plantea, en el Huffington Post, diez situaciones en las que deberías aprender a vivir sin móvil. Por tu seguridad, por tu bienestar y por el de los demás.

1. En las interacciones sociales. Escuchar es atención plena en lo que te están contando. Ningún WhatsApp es tan importante como para dejar de prestar atención a lo que te dicen. Si de verdad hubiera una urgencia, te llamarían. Disfruta de la conversación, del momento, de la persona, de su cara, de su preocupación o de su alegría.

2. Cuando estás descansando. Siesta, fin de semana o por la noche cuando decides relajarte después de cenar. Pon el móvil en silencio. Cada vez que lo escuchas, te sientes con la necesidad de comprobar si es algo urgente. Porque ahora son urgentes cosas que hace quince años no lo eran. Si de verdad esperas una llamada vital, crea un grupo en el que estén los SOS. Y que solo puedas escuchar esas llamadas.

3. Durante el sexo. ¡Por Dios, cómo se te ocurre! Gatillazo asegurado si en el momento de máxima pasión suena el móvil. ¿Será mi madre que se ha caído, será del colegio de los niños, será del trabajo? Tranquilo, aunque seas Nacho Vidal, más de 30 minutos no vas a invertir haciendo el amor, así que el que llame, que espere.

4. Cuando desayunas, comes o cenas. Aprende a disfrutar de lo que comes y de con quién comes. Compórtate con educación y sé un modelo de conducta para los que se sientan contigo, ya sea tu pareja o tus hijos. Si tú empiezas a tontear con el móvil, los demás se aburrirán y harán lo mismo. O entenderán que es lo normal. Dejas de saborear lo que comes y lo que bebes porque tu cerebro está en el mensaje, en lugar de degustar y oler la comida.

5. Cuando estás disfrutando de tu hobby. Sobran las explicaciones. Estás disfrutando de tu hobby, ¿de verdad que te apetecería atender una llamada que te distrajera de algo tan placentero como es tu estado de flow?

6. Cuando te acuestas a dormir. Igual algún familiar mayor depende de ti. Pues crea ese grupo de urgencias. Salvo en esta ocasión, todos los pitidos entrantes de mensajes de Tuiter, Apalabrados, WhatsApp y demás aplicaciones, te impiden tener un sueño reparador y profundo. El teléfono hasta hoy en día no era motivo de insomnio, pero si seguimos a este ritmo habrá que incluirlo en los libros de trastornos mentales como causa de problemas del sueño.

7. Cuando estás concentrado en una tarea del trabajo. Si estás redactando un informe, contestando a un correo que necesita toda tu atención o si estás en una reunión, silencia el móvil. Hay que ir educando poco a poco a la gente. Tener móvil no significa tener que estar todo el día disponible. Hay que saber esperar y que cuando contestes, lo hagas con capacidad de escuchar atentamente. Si estás concentrado en algo, la llamada te incomodará tanto, que incluso puede que contestes de mal humor. Cada cosa en su momento. La regla que mejor funciona es una cosa a la vez, incluso para las mujeres 🙂

8. Cuando quieras disfrutar de la familia, tu pareja, los hijos o un paseo con tu mascota. Imagina que sales a pasear con el perro, mientras el pobre hace sus necesidades, tú estás atendiendo llamadas y luego no sabes ni dónde tenías que recoger sus cositas. ¡Quedas como alguien poco cívico!
¿Y si estás jugando con tus hijos? Disfruta del juego, de las risas, de montar en bici con ellos, de hablar, hablar y hablar. No puedes disfrutar de los peques si estás atendiendo el teléfono. Y cuando esos niños sean adolescentes, tampoco les podrás pedir que participen de la familia si no han tenido el ejemplo de pequeñitos.

9. Cuando el teléfono interfiera con otra actividad que pone en peligro tu vida o la de los demás: conduciendo, cruzando por una calle, comprando (se te puede caer la cartera, la tarjeta, el DNI, lo que sea mientras hablas por el móvil), cocinando en casa (tú dando la vuelta a la tortilla y atrapando el teléfono entre la oreja y el hombro, tarde o temprano lo fríes con los huevos y la cebollita), en el cuarto de baño (necesitas la mano para limpiarte o para sostener el pene al hacer pipí, deja de hablar, que se te va a caer el teléfono dentro del retrete) y un largo etcétera. Cualquier situación en la que veas que fuerzas con el teléfono, o aplazas la situación, o aplazas la llamada.

10. Cada vez que decidas dedicarte tiempo y no estar disponible. Tienes la libertad de elegir si estás conectado o no.
Seguro que me dejo situaciones, pero si eres capaz de empezar por estas, serás una máquina de la desconexión. Ánimo valiente, que tú puedes y los demás te lo agradecerán muchísimo.

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