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Los cada vez más populares (y económicos) servicios de vídeo online están haciendo dura competencia a los cines y prometen hacerles aún más sombra en el futuro.

Según un reciente estudio internacional de la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC), los ingresos procedentes de servicios de vídeo online como Netflix tomarán la delantera a los provenientes del cine en 2018.

Pese a lo alarmante de estas cifras, el séptimo arte en pantalla grande no está condenado ni muchísimo menos a la extinción. En 2014 los ingresos de los cines crecerán ligeramente hasta llegar a los 11,400 millones de dólares, cifra que contrasta con los 10,800 millones de dólares recaudados el año pasado.

Pese a estar prácticamente “congelados” desde 2009, los ingresos de los cines crecerán durante los próximos años a un ritmo interanual del 3,1%. En 2018, los espectadores de cine desembolsarán, por lo tanto, en taquilla unos 12,500 millones de dólares.

El cine tradicional no sólo seguirá vivo y coleando durante los próximos años sino que también se las ingeniará para seguir creciendo. Sin embargo, su ritmo de crecimiento se antoja particularmente lento si se compara con los cada vez más de moda de servicios de vídeo online. Netflix, por ejemplo, pasará de ingresar en sus arcas 3,300 millones de dólares en 2013 a 10,000 millones en 2018. Si a los cada vez más estratosféricos ingresos de Netflix sumamos lo recaudado por servicios como iTunes o Google Play, los servicios de vídeo online podrían generar unos ingresos de 14,000 millones de dólares en 2018.

Que el cine se lleva cada vez peor con los medios físicos se deja notar también en el alquiler y venta de DVDs y discos Blu-ray, cuyos ingresos se desplomarán de los 12.200 millones de dólares en 2013 a los 8.700 millones en 2018.

 

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