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La resolución del juez Juan Manuel Escobar afectó a influyentes empresarios del país.

Fue un juez del antiguo sistema judicial chileno quien, en un mensaje de inevitable simbolismo, llevó a prisión preventiva por al menos una semana a dos importantes empresarios chilenos y un exsubsecretario de gobierno, entre otros acusados en el mayor escándalo tributario y financiero de las últimas décadas en Chile, destaca Paula Molina para BBC Mundo.

“Después de este fallo será difícil volver a decir que en Chile hay una justicia para los pobres y una para los ricos”, sostiene el Decano de Derecho de la Universidad Diego Portales, Juan Enrique Vargas.

Es una resolución que afecta, entre otros, a dos influyentes empresarios en Chile, Carlos Délano y Carlos Lavín, controladores del millonario grupo Penta, que incluye un banco, seguros, inversiones inmobiliarias y en el área salud, entre otras.

Délano, por ejemplo, quien presidió por años el directorio de la Teletón en Chile, debe recibir en un anexo penitenciario la visita de sus amigos y familiares.
Juan Manuel Escobar, el magistrado que tomó la decisión que es precautoria y no establece condena, tiene 56 años y cuando ingresó al poder judicial, en 1991, los magistrados como él llevaban todo el peso de los casos, investigando y decidiendo las condenas.

Entre los años 2000 y 2005, Escobar y otros de su generación vieron cómo la reforma a la justicia penal trasladaba la investigación a los fiscales del Ministerio Público, que en casos de alta connotación, como ha sido el caso Penta, se llevan toda la atención de la prensa.

La estrella del caso Penta fue durante los últimos meses el fiscal Carlos Gajardo, quien encabezó las diligencias donde se conocieron, por ejemplo, los correos electrónicos donde al menos dos senadores en ejercicio solicitaban dinero a los empresarios.

La complejidad y expectación ante el caso hizo que el Fiscal Nacional, Sabas Chahuán, en una decisión inédita, tomara el caso bajo su alero.

Pero a la hora de la formalización de los acusados esta primera semana de marzo, el magistrado Escobar fue el protagonista.
“El juez fue marcando el ritmo de la audiencia, hizo notar que él tenía la mano en esta parte del proceso”, comenta Mario Antonio Guzmán, periodista con 15 años de experiencia en tribunales.

“Le gusta que le hagan caso y se notó en cómo ordenó y le dio agilidad a la audiencia”.

“Tiene que levantar la mano, como en el colegio”, le decía el juez a los intervinientes en una sala donde los imputados apenas cabían en el banquillo de los acusados.

Algunos eran representados por los más importantes abogados de la plaza, como el expresidente del capítulo chileno de Transparencia Internacional, Davor Harasic, en la defensa de los empresarios acusados de reiterados delitos tributarios y cohecho.
Mientras miles seguían la audiencia en la web y televisión abierta, el juez Escobar mostró rigor tanto en el tiempo de las exposiciones como las pausas para almorzar.

El caso Penta es el mayor escándalo tributario y financiero de las últimas Conforme terminaba la semana y cuando se esperaba con expectación que aprobara o no la prisión preventiva, declaró “imposibilidad humana” para resolver hasta el día siguiente.

“Este juez también requiere un tiempo para tomar las decisiones”, dijo. Toda la prensa lo esperaba la mañana del sábado en el edificio del Ministerio Público.

Muchos se preguntaban el día de la audiencia si el juez se animaría a enviar a prisión a los acusados.

En un país relativamente pequeño como Chile, que suma unos 17 millones de habitantes, sufre una persistente desigualdad según el índice de Gini y los sectores de mayores ingresos se agrupan -igual que en gran parte de Latinoamérica- en un compacto grupo con vínculos de parentesco, amistad y negocios que se extienden por décadas.

Escobar, como la mayoría de los jueces de su generación, no pertenece a su grupo.

“Bueno, yo diría que el 99,9% de los chilenos no venimos del mundo de Délano y Lavín”, comenta Vargas. “Pero además, en Chile la carrera judicial siempre ha sido meritocrática y más bien de ascenso social para sectores medios.

Carlos Alberto Délano era uno de los dos dueños del grupo Penta. “Quienes entraron al poder judicial en la generación de Escobar no venían de la élite, que en general se va a trabajar a los grandes estudios corporativos, aunque eso ha cambiado en los últimos años porque los sueldos son muy competitivos”, añáde.
Escobar estudió en la Universidad Católica, una de las más prestigiosas en Chile.

Llegó a su cargo en 2003 y en una popular expresión local “no le ha temblado la mano” para dictar medidas de prisión preventiva en otros casos que involucran al poder.

Así lo hizo en 2006 en el caso “Fragatas”, donde cayeron altos oficiales de la Armada por sobornos en compras militares o “Chiledeportes”, por desviación de fondos fiscales.

En esa oportunidad, Escobar fue preciso en definir a la corrupción “como el verdadero cáncer peligroso de la administración del Estado”.

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