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Luciana Gutiérrez publica entre 10 y 15 fotos diarias en su página de Facebook.

EGO-GENERACION-ERA
En esas imágenes sus amigos pueden seguir su día a día: el plato de cereal que tomó a la hora del desayuno, el look con el cual decidió ataviarse, la selfi con su perro, algún paisaje bonito que encontró en el camino a su trabajo, su almuerzo y hasta una que otra foto posando en forma provocativa por la que no solo recibe muchos ‘me gusta’, sino también comentarios como “divina”, “wow”, “bella”. Mientras más likes, más sube su autoestima.

Luciana tiene 25 años y hace parte de una generación llamada ‘ego’, conformada por jóvenes que han logrado constituirse como minicelebridades gracias a estas plataformas digitales. En ese mar superpoblado de egos que navegan en Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat y WhatsApp, cada cual quiere llamar la atención y ser aceptado. Algunos los han llamado la generación de los narcisistas porque, como los describe W. Keith Campbell, profesor de psicología en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, “se inflan como globos en las redes sociales y pueden llegar a convertirse en microcelebridades”, destaca un informe de la revista Semana de Colombia.

En su mayoría son jóvenes menores de 30 años, pero esta generación se define más por su mentalidad que por la edad y, por eso, algunos cincuentones podrían perfectamente encajar allí. Según Jeffrey Kluger, autor del libro The Narcissist Next Door: Understanding the Monster in Your Family, in Your Office, in Your Bed–in Your World, en general la cultura actual es más narcisista y sus comportamientos son no solo aceptados sino aplaudidos por los demás. Algunos critican esta caracterización porque dicen que cada nueva generación es definida por su individualismo y el ejemplo de ello es que en 1976 Tom Wolfe declaró que los años setenta eran la década del ‘yo’ en un artículo publicado en la revista New Yorker.

No obstante, Kruger y otros autores como Jean Twenge señalan que entre 1979 y 2004 el número de narcisistas en el mundo aumentó 30 por ciento. “Todos somos propensos a caer en este tipo de conducta y el auge de las redes sociales ha potenciado el narcisismo durante el último decenio”, dice Kruger. Sin embargo, los nacidos entre 1980 y 2000 que crecieron con Facebook y tomándose selfis son los más absortos en sí mismos. “Los ‘millennials’, como también se les conoce, hacen estas cosas a un nivel que raya con la pandemia”, señala Kruger. Facebook es para ellos lo mismo que “cuando un glotón encuentra un gran bufet para seguir dándole rienda suelta a su paladar”, afirma el autor.

Pero su fascinación por las selfis es apenas un síntoma de la enfermedad. Ezequiel Viéitez, autor de un artículo sobre el tema en el diario Clarín de Argentina, dice que para ellos “la individualidad es el centro de la escena”, y cita una investigación en la que revelan que odian tener jefes y reglas. Tal vez por eso le huyen también al matrimonio. El estudio, realizado por científicos de la Universidad Argentina de la Empresa (Uade) con más de 800 estudiantes universitarios en Buenos Aires, demostró que el 67 por ciento prefieren tomar sus propias decisiones y no piden consejos. De igual forma, al 60 por ciento le gustaría tener un trabajo autónomo donde no deban rendirle cuentas a nadie. “Muchos renuncian o tienen conflicto con la normatividad porque quieren más balance entre la vida laboral y la privada”, dijo a esta revista María Elena López. Para la mayoría de jóvenes de la generación ‘ego’ la felicidad es lo más importante, por encima del bienestar de la familia o de la situación del país.

Aunque hay cierta connotación negativa en estas descripciones, otros exaltan aspectos más positivos de esta generación. “Se adaptan mucho más fácil que las personas de generaciones anteriores, son creativos, flexibles y tienden a ser individualistas”, afirma Dan Schwabel, fundador de Millenial Branding. Por esta razón las organizaciones se han visto obligadas a cambiar sus patrones jerárquicos para darle cabida a esta generación. Como la mayoría son bilingües y educados en el exterior, “están muy bien preparados y ascienden rápidamente a cargos de poder”, dijo a SEMANA el psiquiatra Germán Casas.

Un informe presentado por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos reveló que en promedio cada joven perteneciente a la generación de los millennials cambiará de empleo unas 15 veces antes de cumplir 38 años. Además, en 2025 representarán el 75 por ciento de la mano de obra en todo el mundo. Otro estudio de Elance-oDesk, una plataforma global de trabajo donde se conectan profesionales remotamente, señala que el 58 por ciento de esta generación espera no durar más de tres años en un mismo puesto.

Lo anterior demuestra que para esta generación lo más importante es buscar nuevos estímulos y desafíos. López cuenta que un paciente suyo de 28 años lo dejó todo, un alto cargo en una multinacional, un buen sueldo y excelente futuro en la empresa para irse a la India “sin pasaje de regreso”. Esto demuestra que la espontaneidad y la capacidad de asumir riesgos es una constante de esta generación. El éxito se mide en el presente y no le temen al fracaso. Mientras más cosas puedan hacer, mayor será su nivel de satisfacción. “Para ellos las nuevas experiencias valen más que los bienes materiales. Son serios, pragmáticos y optimistas”, dice el periodista Joel Stein en su artículo ‘Millennials: The Me Me Me Generation’, publicado en la revista Time.

Aunque algunos autores como Twenge han señalado que el aumento del narcisismo ha promovido una tendencia generacional a valorar más el dinero, la imagen y la fama que la aceptación de cada individuo y el sentimiento de comunidad, otros investigadores afirman que para ellos “es más importante disfrutar del trabajo que hacen que ganar mucho dinero. Es fundamental que tengan una carrera y que esta les permita prestarle un servicio a la sociedad y hacerle un bien al mundo”, dice Jeffrey Jensen Arnett, profesor de psicología de la Universidad Clark y autor del libro Getting to 30: A Parent’s Guide to the 20-something Years.

Fueron ellos quienes impulsaron la Primavera Árabe y han realizado diferentes campañas mediante las redes sociales para alzar su voz. “Son mucho más inconformistas, éticos y solidarios”, afirma Iñaki Ortega, profesor de Economía en la Universidad Internacional de La Rioja (Unir), España. Además, respetan la diversidad sexual. “Su gran mantra ha sido desafiar lo convencional. Encontrar nuevas y mejores formas de hacer las cosas”, afirma Tom Brokaw, autor del bestseller The Greatest Generation.

Como se observa, las opiniones están divididas. Pueden estar muy bien preparados pero el hecho de que vivan en una sociedad tan enfocada en el ‘yo’ puede representar un problema. Cada vez hay un culto más grande a la imagen y esta tendencia puede generar problemas psicológicos en las personas que no logren popularidad y aceptación en las redes sociales. “A la gente se le olvida que el narcisismo no se trata solo de ser ególatra sino que es una conducta potenciada por la inseguridad”, afirma Jesse Fox, profesor asistente de la Escuela de Comunicación de la Universidad del Estado de Ohio. Sin embargo, este tipo de expresiones seguirán vigentes con la complicidad de la tecnología y “si queremos entender la cultura y sus transformaciones, necesitamos escuchar lo que los jóvenes dicen y sus razones”, concluye Twenge.