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Nos cuesta todavía asimilar la velocidad cada vez mayor del cambio, posiblemente uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos actualmente. El hecho es que no sobrevive el más fuerte, sino el más ágil a la hora de conectar con la nueva realidad.
Por Luis Huete, Profesor del IESE Business School y Juan Miguel Poyatos, docente en el Executive MBA de Deusto Business School.

                              SOBRE LOS AUTORES

Luis Huete. Uno de los gurús de referencia del management internacional y para tres de cada cuatro directivos españoles “el mejor gurú del management de España”, según datos del Institute for International Research.
Es miembro de los Consejos de Administración de empresas como Six-Senses Luxury Resorts & Spas (Tailandia), Altia Consultores, Corporación Financiera ARCO y Ecointegral. Asimismo, forma parte del Consejo Asesor de la Oxford Leadership Academy (Reino Unido), IBS (México), VipScan (Madrid), Abypersonalize (Madrid) y es patrono de la Fundación de Arte Contemporáneo NMAC.
Colabora con consejeros delegados de empresas como Banco Santander, BBVA, IBM, Oracle, McDonald´s, Adecco, Intercom Group, Opel, Iberostar, Grupo Pascual, Ricoh, Loewe, Campofrío, Lilly, Vodafone, Gilead, Six Senses (Tailandia), Banesto, Larrain-Vial (Chile), ISS (Dinamarca), Telesp (Brasil) y Movistar (Argentina, Chile y Centro América) entre otras.

Juan Miguel Poyatos. Executive MBA por IESE Business School (UNAV) e Ingeniero de Telecomunicación (UPM). Dirige proyectos de consultoría de desarrollo comercial, valor de cliente e innovación de modelos de negocio apalancados en nuevas tecnologías. Imparte docencia en el Executive MBA de Deusto Business School (Universidad de Deusto-España) y en el Master de Ingeniería Industrial de la Universidad Europea de Madrid. Pertenece al consejo de varios star-ups de tecnología. Anteriormente ha sido director de preventa para Europa en C&W y director comercial de empresas en ONO, segundo operador fijo en España.

1-NEWSLETTER-30-SEPTIEMBRE
Prácticamente en el 100% de los proyectos que abordamos con los clientes de Huete&co hay que sentar como base de trabajo lo que ya no es una hipótesis de consultor, sino un hecho cierto y avalado: los modelos de negocio (la forma en que una empresa hace dinero de forma rentable, sostenible y honesta) tienen una vigencia cada vez menor.

La consecuencia es obvia: las empresas tienen que reinventarse con más frecuencia, y esto conlleva tener que familiarizarnos con “movimientos” corporativos que antes solo experimentábamos muy ocasionalmente en nuestra carrera profesional.

Nos referimos tanto a cambios orgánicos (re-estructuraciones, reorganizaciones, externalizaciones, regulaciones de empleo) como a cambios estructurales (adquisiciones, fusiones, o escisiones de empresas), o a combinaciones de ambos.

Hemos aprendido que el sistema empresarial, como el biológico, es una sucesión de procesos de “nacimiento y muerte”, lo que técnicamente llamamos transformación. Sin embargo, nos cuesta todavía asimilar la velocidad cada vez mayor del cambio, posiblemente uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos actualmente. El hecho es que no sobrevive el más fuerte, sino el más ágil a la hora de conectar con la nueva realidad.

¿Qué actitud debemos tomar ante una reestructuración (que implica una salida colectiva en muchos casos) o un movimiento corporativo significativo (cambio de accionista, escisión, venta o fusión) impulsado fuera de nuestro “ámbito de control”?

Todos disponemos de tres palancas que elevan nuestra capacidad personal ante la tempestad, que nos predisponen a afrontar el cambio de una forma proactiva:

1. Alimentar una red de “amigos-socios” sólida y diversa.
En el ámbito laboral, la fortaleza de nuestra red viene determinada por la cantidad de personas con las que hemos sido capaces de establecer un marco de colaboración efectivo, identificando áreas de interés común y desarrollando una relación basada en el respeto y la confianza mutuos.

Señalamos dos claves adicionales para apuntalar nuestra red:

• Tener dos o tres sponsors (personas con una mejor posición laboral que nosotros, y que estén dispuestos a ayudarnos), tanto dentro como fuera de la empresa. De igual forma que individualmente siempre identificamos a personas en las que creemos y a quienes estamos dispuestos a ayudar, siempre hay personas que creen en nosotros y nos quieren ayudar (principio de reciprocidad).

• Desarrollar la red (tanto la interna como la externa), sobre todo cuando no la necesitamos. Enviar invitaciones masivas en redes sociales cuando vemos nuestro puesto de trabajo en riesgo, o acordarnos de alguien después de años sin verle cuando nos “interesa” es humano, pero genera un lógico escepticismo en la otra parte y, en cualquier caso, una relación muy débil si no se sigue alimentando con generosidad.

El inconveniente de esta palanca es que, por las razones esgrimidas, es poco efectiva si no se activa antes de la “zona de turbulencias”. Profundizaremos en estas ideas más adelante.

2. Foco.
En el caso de que el cambio esté siendo dirigido fuera de nuestro ámbito de control, es inteligente centrarse más que nunca en lo que siempre es útil para la empresa, sea cual sea la naturaleza del cambio; o sea: vender más, gastar menos, ser más eficientes (mayor desempeño con menos recursos) y más efectivos en nuestras relaciones con clientes, jefes y colaboradores.

Si, además, no alimentamos un ambiente negativo de intrigas, pesimismo, derrotismo o victimismo, no solo lo agradecerán nuestros compañeros sino que aumentaremos nuestro poder personal. Lanzaremos un mensaje a nuestro inconsciente de que tenemos “poder” sobre la circunstancia. Hoy es ampliamente admitido que la imagen que alimentamos internamente es la que proyectamos externamente. No perder el foco potencia una imagen ganadora.

La película Margin Call, excelente referencia de casos de gestión disfuncional de nuestra época, muestra dos perfiles diametralmente opuestos en la gestión personal de una crisis. La capacidad de autocontrol de Jared Cohen (interpretado por Simon Baker) contrasta con la actitud nerviosa y dubitativa mostrada por Sarah Roberston (interpretada por Demi Moore), quien finalmente acaba siendo “cabeza de turco”.

3. Proyecto Personal.
Desde nuestro punto de vista es el anclaje más efectivo de nuestro cinturón de seguridad frente a las turbulencias. Disponer de un proyecto personal, que vaya más allá del trabajo que estemos desempeñando en la actualidad, nos sitúa en un nivel superior de gestión de decisiones y, por ende, de ejercicio de nuestra libertad personal.

En concreto, nos ayudará a decidir qué papel queremos desempeñar como agentes de cambio. Nos facilita la respuesta a estas preguntas:

¿Qué oportunidades brinda la nueva situación que apoyen mi proyecto personal? ¿Cómo puedo actuar para contribuir al cambio de forma consistente con mis valores y mi misión?

Las respuestas a estas preguntas determinan si queremos ser parte de la solución y de qué forma.

Podría suceder que como resultado de este ejercicio decidamos no continuar en nuestra empresa porque no consigamos alinear nuestro proyecto personal con el proyecto de la empresa, o porque no compartamos sus valores. Si es así, lo habremos vivido como un ejercicio de libertad interior, como una etapa más, con principio y con final, de nuestro desarrollo personal.

En resumen, disponer de un proyecto de vida que trascienda las empresas en las que eventualmente trabajemos o los jefes que temporalmente nos asignen, una red de socios-amigos que nos conozcan y cuenten con nosotros y una actitud positiva y enfocada en el negocio en los momentos difíciles, nos puede permitir gestionar los cada vez más frecuentes cambios corporativos de una forma proactiva e, incluso, convertirlos en auténticas oportunidades de crecimiento. Es lo que vamos a desarrollar más profundamente a continuación, y que incoábamos en la primera palanca para pilotar a través de turbulencias.

LA RED DE APOYO
Los proyectos ambiciosos y complejos del futuro no los puede abordar uno solo, como podemos deducir de todo lo expuesto y de nuetra propia experiencia personal. Necesitamos crear una red de soporte en la que una serie de profesionales, que acaben convirtiéndose de ser posible en amigos, nos apoyen con su metodología y nos inspiren para alcanzar nuestros objetivos.

Los deportistas de primer nivel son conscientes de que sus éxitos dependen en gran medida de su red de apoyo, que cada día les estimula en su camino hacia el triunfo. Alex Corretja, ganador de la Tennis Masters Cup en 1998 y componente del combinado español campeón de la Copa Davis en el año 2.000, destaca la importancia de esta red para garantizar un entorno favorable en el que desenvolver sus habilidades y preparación.

Si deseas convertirte en un profesional de élite en tu disciplina, te recomendamos la construcción de una red de apoyo que incluya las siguientes figuras:

1. Mentor. El equivalente a un preparador técnico en el deporte, un mentor en la vida profesional debe enseñarnos a mejorar las cualidades profesionales que ponemos en práctica día a día, como la motivación de nuestro equipo y nuestra capacidad de liderazgo, permitiéndonos mejorar así nuestro rendimiento profesional.

2. Preparador físico. Mantenerse en forma es de obligado cumplimento para toda persona. Combinar un par de veces por semana ejercicios de resistencia con ejercicios de fuerza es suficiente para mantener un estado físico saludable.

3. Manager. ¿Podría Rafael Nadal gestionar simultáneamente sus compromisos deportivos internacionales, su relación con los medios, sus ofertas de patrocinios, las apariciones en eventos, etc.? Obviamente resultaría imposible. De manera similar, se debe mantener siempre cerca profesionales del mundo de la banca o consultoría que nos mantengan al día de tendencias, sectores emergentes, cambios disruptivos, oportunidades de negocio, etc.

4. Coach. Un coach nos entiende, conoce nuestra psicología, y siendo espectador de nuestro mundo desde fuera nos ayuda a mantener una visión equilibrada de los acontecimientos y a darle la vuelta a una situación cuando nos inunde el pesimismo, el desánimo o la frustración. Asimismo entrena nuestra actitud para enfrentarnos a los desafíos futuros.

5. Médico. Necesitamos un médico cuya labor sea principalmente proactiva, que no solucione únicamente problemas presentes sino que prevenga el envejecimiento de órganos clave, y la pérdida prematura de energía personal.

6. Familia. La familia aporta ese apoyo fundamental de tipo emocional en donde podemos ser nosotros mismos sin sentirnos juzgados por ello.

7. Amigos. Las amistades suponen un formidable refugio para cargar pilas, buscar consejo y crear complicidades.

8. Fans. Son todas aquellas personas que admiran tu trabajo y a los que supones una fuente de inspiración, tanto en lo personal como en lo profesional. Pueden generar sentido de la responsabilidad y obligarte a dar lo mejor para no defraudarlos.

En definitiva, la red de soporte proporciona los conocimientos técnicos y, sobre todo, el calor, la cercanía, la inspiración, la seguridad y el sentido de la responsabilidad que se requiere para hacer grandes cosas en la vida.