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¿Qué será de abogados, profesores y médicos cuando la tecnología despliegue todo su potencial? Es probable que el trabajo realizado por humanos requiera cada vez más pensamiento innovador, creatividad, flexibilidad y habilidades sociales, cosas que no se les da muy bien a las máquinas,

 

2-NEWSLETTER-30-OCTUBRE-2015
Hace unos cinco años, el aprendizaje de máquinas llegó al punto en el cual el software, con la ayuda de abogados experimentados, podía asumir la tarea laboriosa del descubrimiento legal, en el que una de las partes de un juicio peina todos los documentos involucrados para determinar qué informaciones deben ser compartidas con el otro bando antes de celebrarse el juicio.

Es un trabajo del que se solían ocupar los abogados con menos experiencia, los pasantes o – con una frecuencia que va en aumento – los abogados de menor caché especializados en contratos. A algunos les preocupaba que este cambio podría representar el primer paso en la informatización del derecho. Pero mientras que el aprendizaje de máquinas rinde bien con tareas estructuradas como buscar palabras claves, gestionar documentos similares a otros ya identificados, y hasta reconstruir sencillos resúmenes de partidos de béisbol, es mucho menos preciso a la hora de construir algo como un memorándum legal, donde la persuasión puede depender del desarrollo de argumentos novedosos, explica el economista Frank Levy, un profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) que, en colaboración con Dana Remus, una profesora de la Facultado de Derecho de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU), está investigando el impacto de los ordenadores en el ejercicio del derecho.

“Hay mucha menos estructura dentro de un memorándum legal, que intenta divisar el enfoque estratégico del argumento”, dice Levy, que fue coautor (junto con el profesor de la Universidad de Harvard Richard Murnane) de un influyente libro acerca de cómo los ordenadores están cambiando el empleo y el mercado laboral. Añade Levy: “Se premia la innovación”.

Es probable que el trabajo realizado por humanos requiera cada vez más pensamiento innovador, creatividad, flexibilidad y habilidades sociales, cosas que no se les da muy bien a las máquinas, destaca Nanette Byrnes en el MIT Technology Review.

En un estudio reciente de la Universidad de Oxford (Reino Unido) sobre la automatización, los investigadores intentaron cuantificar la probabilidad de que se digitalicen determinados trabajos al evaluar el nivel de creatividad, inteligencia social y habilidad física que requieren. Los coreógrafos, profesores de primaria y los asistentes sociales psiquiátricos están probablemente a salvo, según su análisis, mientras que los trabadores de telemarketing y los contables especializados en preparar la declaración de la renta tienen más probabilidades de verse reemplazados.

La mayor parte de las profesiones no seguirán el camino del telemarketing, pero es probable que las labores que entrañan se desplacen hacia las tareas para las que los humanos están especialmente cualificados, mientras la automatización asuma tareas basadas en reglas y predecibles.
Cómo evolucionan las profesiones dentro de este nuevo modelo de trabajo es la gran cuestión que busca abordar este informe especial.
Además de afectar el tipo de trabajo que realizamos, las tecnologías digitales y móviles están cambiando la forma de realizarlo, el lugar (en casa, o en remoto) y contra quién competimos. En Upwork, una plataforma que conecta autónomos con trabajos, el 50% de los clientes corporativos están en Estados Unidos, en comparación con tan sólo el 20% de los trabajadores. Abrir una competición de talento a nivel mundial podría dificultar el cobro de un salario alto.

Un número creciente de plataformas como Upwork, TaskRabbit, Uber, Airbnb y otros especializados en contectar autónomos con clientes están creando un nuevo tipo de mercado laboral, algo que el consultor Sangeet Paul Choudary llama “trabajo en red”. En este mundo, los trabajadores son responsables de su propio desarrollo y asumen muchos de los riesgos con los que antes acarreaban las empresas. Dependen de la plataforma para sus negocios, pero también tienen la oportunidad de desarrollar una reputación basada en la satisfacción de sus clientes.
Este modelo en red es lo suficientemente disruptivo para haber dado paso a disturbios en Tianjin (China), donde los taxistas luchan contra la llegada de Uber y el impacto negativo correspondiente sobre sus ganancias. Los conductores de Uber son principalmente gente que trabaja a tiempo parcial para ganarse un dinero extra. Los clientes de Uber en China realizan casi un millón de desplazamientos al día, según la empresa, y la dirección de la empresa está invirtiendo más de 1.100 millones de dólares (unos 979 millones de euros) para expandir su negocio a otras 100 ciudades más este año. El trabajo de conducción no ha desaparecido, pero la forma de realizar el trabajo está cambiando, y la transición no resulta indolora.

Tim O’Reilly, el CEO de O’Reilly Media, ha escrito recientemente acerca de cómo la tecnología puede crear nuevos tipos de trabajos y mejorar la calidad del empleo. Las tecnologías móviles y de sensor podrían servir de apoyo para los profesionales sanitarios y ayudar a que la gente de tercera edad se quede en casa, por ejemplo, mientras el aprendizaje de máquinas podría ayudar a los médicos con la toma de decisiones.
Algunos trabajos seguramente se automatizarán hasta dejar de existir, pero la tecnología tiene el potencial para crear nuevos empleos también.

Este artículo pertenece al Informe Especial: El futuro del empleo