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Antes, guardar dinero en el banco era algo positivo.
Ahora, en cambio, las empresas danesas adelantan el pago de los impuestos para desprenderse de su dinero en efectivo. En el caso de un pequeño banco suizo, el dinero depositado por sus clientes se reducirá en 0,125% (un octavo de punto) al año.
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No todo es malo. Algunos daneses que tienen créditos hipotecarios con tasas variables han notado que sus bancos les pagan todos los meses por estar endeudados, en lugar de cobrarles intereses por sus hipotecas, destaca Tommy Stubbington en The Weall Street Journal.

Es la vida en el mundo al revés de las tasas de interés negativas, en el que los bancos les cobran a los clientes por guardar sus fondos, en lugar de pagarles intereses sobre sus depósitos.

La tasa de depósitos que el Banco Central Europeo tradicionalmente pagaba a los bancos por el dinero que inmovilizaban en la entidad pasó la semana anterior de -0,2 a -0,3 (ahora los bancos los que pagan al BCE por estacionar sus fondos allí). Tres de los vecinos más pequeños de la zona euro —Dinamarca, Suecia y Suiza— han llevado sus tasas de interés a territorio incluso más negativo ante los recortes de tasas del BCE, lo que ha producido una serie de desenlaces inusuales con ramificaciones que afectan a todos, desde las grandes empresas a los consumidores. Estos países ofrecen un panorama de lo que podría ocurrir si la zona euro se adentra más en el sendero de las tasas negativas.

“No creo que hayamos visto los último de esta tendencia”, afirma Jes Asmussen, economista jefe para Dinamarca del banco Handelsbanken. “Cuando me formaba como economista, las tasas negativas no aparecían en los libros de texto. Pero es el mundo en el que vivimos ahora y no ha dejado de dar vueltas”.

Las tasas negativas no estaban los planes de nadie. En economía, cero es el piso. No obstante, el estancamiento del continente ha sido tan prolongado y difícil de resolver que los bancos centrales de la región están recortando las tasas de interés para estimular la actividad. Si es beneficioso reducir las tasas de 1% a 0,5% y de ahí a 0%, ¿entonces por qué no probar con -0,5%?

La aventura europea con las tasas negativas recién empieza y el fin no está nada claro. La tasa de depósitos negativa del BCE ha ayudado a reducir el valor del euro, lo que beneficia a los exportadores de la región. La economía europea, sin embargo, crece a ritmo de tortuga y la inflación se ubica muy cerca de cero.

Además, una pregunta fundamental sigue sin resolverse: ¿pueden las tasas negativas rescatar a una economía? Si los bancos centrales se siguen adentrando en territorio negativo, ¿se reanudará el crecimiento? ¿O acaso la peculiar naturaleza de las tasas negativas es un preludio de consecuencias perversas, como el acaparamiento de efectivo, la formación de burbujas de activos en rubros como los bienes raíces y una inflación desbocada?

En teoría, las tasas negativas fijadas por el banco central se traspasan a las empresas y las personas al fomentar el crédito. El efectivo, en estas circunstancias, se parece a una papa caliente: todos quieren usarlo, no guardarlo.

Hasta el momento, los resultados han sido dispares. El crédito bancario ha subido en forma modesta en la zona euro, contribuyendo su parte a una recuperación económica que ha marchado a paso lento pero seguro. La inflación, sin embargo, no ha repuntado. Los precios apenas aumentaron 0,1% en noviembre. Suecia ha registrado una inflación cercana a cero desde 2013, pese a que en febrero engrosó las filas de los países con tasas negativas. La meta de inflación del BCE es de poco menos de 2%.