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En las empresas “inteligentes” el marketing es el rey, el motor del negocio, la luz que ilumina el camino, el impulsor de las ventas y la innovación, y el que permite que podamos vender productos y servicios con precios mayores que la competencia.

Por Angel Bonet Codina, socio de Indra Business Consulting y co-autor del libro “El nuevo consumidor digital: El Cubo NORISO”.

COMPAÑIAS-CLIENTES-ESTRATEGICOS

 

Escribo este artículo tras otra desilusión.

Los amantes y defensores del marketing como ciencia imprescindible para que las empresas creen valor y hagan crecer los negocios, siempre hemos estado menospreciados y minusvalorados.

Para entender la dimensión de este término, solo debemos fijarnos en Estados Unidos, sin duda la cuna del marketing, donde no se concibe un consejo de administración sin una gran presencia de estos perfiles, y desde luego nadie pone en duda que el marketing es el motor de innovación, crecimiento disruptivo, creación de valor y subsistencia de la empresa en el tiempo.

Iría más allá, en USA se valora mucho más el talento que el dinero, es decir, el marketing frente a las finanzas.

¿Cuantas personas pueden controlar una cuenta de resultados o un cash flow? Millones. ¿Cuantas personas son capaces de crear un nuevo producto o servicio que genere una nueva necesidad en el consumidor? Muy pocas.

Por eso en las empresas “inteligentes” el marketing es el rey, el motor del negocio, la luz que ilumina el camino, el impulsor de las ventas y la innovación, y el que permite que podamos vender productos y servicios con precios mayores que la competencia.

En España, y me atrevería decir, en el resto de países del planeta, aún no lo hemos aprendido. No nos valen ejemplos como Apple, Amazon, Coca-Cola, etc. Nos siguen viendo como un gasto, como unos locos/iluminados, o como un arte. Pues yo solo voy a decir una cosa a esas compañías que no colocan al marketing en el centro estratégico de su negocio (y en consecuencia a sus clientes). ¡Van a desaparecer!

La transformación de nuestro entorno ha sido tan rápida y virulenta que la gran mayoría de los empresarios y ejecutivos no se han dado cuenta. Un ejemplo: todos los días recibo briefings de compañías que me piden que les ayude a crear un departamento digital. Lo más triste es que hasta se atreven a hacer concursos a todas las grandes consultoras, que se lanzan agresivamente por el proyecto. Un proyecto que la gran mayoría sabe realizar… ¡ERROR!

El problema no está en crear un departamento o estrategia digital, el problema radica en que no creen en el marketing, y al no tener un alto ejecutivo en el consejo, les ha pillado el tsunami. La pregunta correcta es “¿cómo cambio la estrategia y organización de mi compañía para adaptarme al nuevo entorno digital, con sus nuevos consumidores y competidores?”.

Hasta que las empresas no entiendan que el marketing es el rey de la transformación de las organizaciones en un mundo global y digital, seguirán deambulando por el mercado con crecimientos negativos o de un solo dígito, y erosionando sus márgenes (lo que obliga a constantes ajustes de las operaciones y los costos). Mientras tanto, los nuevos competidores se van comiendo el pastel con rentabilidades inimaginables. Y no hay nada peor que a uno le ganen la batalla del mercado subiendo precios.

Aún estamos a tiempo, pero las empresas que no cambien sustancialmente en los próximos años y dignifiquen el marketing, y en consecuencia a sus clientes, simplemente se convertirán en zombis, hasta que los consumidores y nuevos competidores decidan hacerlas desaparecer, independientemente de su poder económico, marcas o activos.