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El nuevo catálogo de productos de Google muestran como la computación ha avanzado tanto que el futuro se ve dominado por ella, señala Rachel Metz en MIT Technology Review.

Estuve en un evento de prensa en San Francisco (EEUU), en el que Google presentó su nueva lista de productos. Mostró muchas actualizaciones de productos existentes: los brillantes smartphones Pixel 2 y Pixel 2 XL, una nueva versión del casco de realidad virtual Daydream, versiones de mayor y menor tamaño de su altavoz personal Google Home, y el ordenador portátil convertible Pixelbook. También hubo dos artículos no tan esperados: una cámara cuadrada para rastrear la vida de una persona, llamada Pixel Clips, y un par de auriculares sin cables llamados Pixel Buds para la traducción en tiempo real (o, probablemente de forma más realista, casi en tiempo real) que funciona en combinación con alguno de los smartphones Pixel de la compañía.

Había muchas cosas. Gran parte de ellas en un tono gris muy atractivo, con una agradable tela para envolver las entrañas de cada aparato. Sin embargo, más allá de lo visual, lo que me llamó la atención fue el mensaje: lo ames o lo odies, éste es el futuro, y el futuro significa que los ordenadores están en todas partes, accesibles de todas las maneras posibles, y para todo tipo de cosas.

Esta idea de la computación omnipresente y ubicua no es nueva: ya la hemos visto en dispositivos “inteligentes” como televisores, termostatos, cafeteras, relojes, automóviles y más. Ahora, muchos de nosotros confiamos en un montón de computadoras a lo largo del día, sin contar con el smartphone y el ordenador portátil. Lo que es nuevo (o al menos más reciente) y sigue mejorando a un ritmo rápido es la posibilidad de infundirles nuevas habilidades a partir del aprendizaje automático, lo que las hace capaces de casi todo; desde ayudarle a obtener la dirección de a un bar de moda en Ubud (Indonesia) hasta tomar fotos automática e intencionadamente de las personas que amas.
Desde el escenario, el CEO de Google, Sundar Pichai, explicó el enfoque de la compañía: sitúan la inteligencia artificial en primer lugar porque quieren que la gente pueda interactuar con los ordenadores de una manera más conversacional y “sensorial”. Este tipo de interacción favorecería la voz, los gestos y la vista para ser más transparente. Según dijo, la computación debe ser ambiental y multidispositiva, y “cuidadosamente contextual”; la inteligencia artificial puede hacer que esto suceda a medida que aumenta su intelecto.

Por un lado, estos dispositivos sí transmiten esos objetivos. Son la promesa de que, en el futuro, la tecnología se integrará mejor en nuestra vidas; y eso suena genial. Por ejemplo, durante una demostración en el escenario, Pixel Buds tradujo del sueco al inglés y viceversa una conversación entre la diseñadora principal de Google, Isabelle Olsson, que usó los auriculares y habló en su sueco nativo, y el gerente de productos de Google, Juston Payne, que tenía un auricular Pixel. Las posibilidades de tal dispositivo para viajar son infinitas.

La cámara Pixel Clips pinta un futuro similar de comodidad y deleite. Usted podría adherir este pequeño dispositivo a una bolsa de harina que haya en su encimera de la cocina, como un vídeo de Google mostró a los miembros de la audiencia, y grabar una divertida sesión de horneado con su hijo sin tener que tocar el aparato.
Pero luego, está la otra cara de la moneda. ¿Desea que una cámara de su hogar decida cuándo es un buen momento para tomarle una foto a usted, a su hijo o a su pareja, probablemente grabando sus primeros pasos y su cumpleaños, pero seguramente mucho más? Tengo un niño de un año, y la idea me generó un rechazo inmediato: ya me siento lo suficiente culpable cuando gasto tiempo de nuestra rutina en sacar fotos, pero, al menos, lo hago yo misma de manera intencionada.

¿Qué hay de los altavoces por toda la casa que han sido optimizados para entender las peticiones de sus hijos? Eso es algo que Google también introdujo con Home, que ofrece 15 nuevas experiencias para niños que van desde usar el asistente para contar chistes o historias, hasta jugar a juegos como las sillas musicales y el trivial espacial. A la tecnología de reconocimiento de voz le cuesta entender las voces de los niños, por lo que conseguir que funcione es impresionante. Lo ha conseguido gracias al software de la compañía Family Link, que permite a los padres monitorizar y controlar las actividades de los niños relacionadas con Android.

Cada vez más, este tipo de inteligencia artificial es lo suficientemente compacta como para funcionar en un teléfono inteligente, cámara o altavoz, sin necesidad conectarse a internet. Esto a menudo se promociona (y con razón) como una bendición para la privacidad del usuario. Google, de hecho, posicionó así esta función al introducir Pixel Clips, una cámara de poco más de 200 euros que “llegará pronto”, y los smartphones Pixel 2.

Pero también significa que siempre que estos dispositivos tengan el poder, también tendrán algunas características poderosas. Por ejemplo, Pixel Clips nunca necesita estar en línea; grabará vídeos cortos y todos estarán esperando a que usted decida compartirlos con otros o agregarlos al servicio de Google Fotos de la nube. Una demostración en el escenario mostró que los teléfonos Pixel seguirán siendo capaces de usar el aprendizaje automático del dispositivo para reconocer las canciones que se escuchen en alto (por ejemplo, en la cafetería local), y que le mostrarán el nombre de la pista y del artista en la pantalla de bloqueo del teléfono.

Según su punto de vista, estas opciones podrían resultarle increíbles o terribles. Y por lo que veo cada vez más ante mis ojos, creo que es un poco de ambos.

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