Compartir

(CAMBIAR – MIEDO – TRABAJO) ¿Prefieres ser infeliz haciendo algo en lo que te sientes cómodo? Un artículo de Yolanda Marín, Responsable de Marketing de Hays España, destaca que nos asustan los cambios, y es normal, porque son difíciles. Pero ese miedo que nos paraliza, nos imposibilita a hacer muchas de las cosas que nos gustaría, al menos probar, antes de descartarlas. Parece que tengamos que saber lo que queremos y que no hay opción ni margen de error.

¿Lo parece? ¿O somos nosotros que nos convencemos de ello?

A veces un cambio laboral nos produce tanto temor, que preferimos aposentarnos y dejar que el cuerpo somatice nuestra infelicidad con mal humor o incluso episodios reiterados de ansiedad cada domingo antes de ir a trabajar el lunes antes que afrontar la realidad y tratar de buscar una alternativa.

A veces un cambio laboral nos produce tanto temor, que preferimos aposentarnos y dejar que el cuerpo somatice nuestra infelicidad con mal humor o incluso episodios reiterados de ansiedad.

Lo mismo para otras facetas de la vida.

Establezcamos un paralelismo entre las relaciones laborales y las personales: si descubres que tu pareja no era lo que esperabas, ¿vas a estar en esa relación a pesar de saber que no es lo que quieres? Evidentemente, el pánico a las emociones desagradables o desconocidas, el miedo al error, a la soledad… Son demasiado potentes y lo entiendo, porque son sensaciones reales y qué seguramente llegarán, pero… [lanzo pregunta para la reflexión] ¿Prefieres ser infeliz haciendo algo en lo que te sientes cómodo?

El número de excusas que vayas a ponerte antes de decidir tomar las riendas de tu vida sólo lo puedes decidir tú.

No tengas miedo a vivir. Porque si no lo has intentado, no sabes hasta donde podrías llegar.

Es el momento de darle al botón de pausa. Reflexionar si lo que estás haciendo es lo que quieres realmente (Que, ojo, puede ser que sí, nadie dice lo contrario) y responder a estas 4 preguntas:

¿Cuál es tu objetivo?
¿Qué tendrías que cambiar en tu vida para conseguirlo?
¿Qué riesgos corres?
¿Valdrá la pena?

Si la respuesta a la última pregusta es que sí, adelante. Porque si esperas que alguien lo vaya a hacer por ti, probablemente no suceda nunca, y lamento tener que recordarte esto como si fuera una gurú de psicología barata, pero sólo tienes una vida, y es esta que estás viviendo ahora.

No tengas miedo a vivir. Porque si no lo has intentado, no sabes hasta donde podrías llegar.

 

Cada día miles de personas depositan sus CVs en nuestras manos en un proceso de búsqueda de un cambio. Me gustaría saber cuántos de ellos están realmente apostando por un cambio real,

un cambio profundo, de esos que probablemente te desestabilizan la vida.

Como en la pareja, cambiar de trabajo no significa que hayamos encontrado la solución. No, muchas veces se traduce sólo en que hayamos cambiado de problemas. No me malinterpretes, es un gran primer paso, pero por ejemplo, yo podría cambiar 3 veces de trabajo en los próximos 10 años, y al final darme cuenta de que lo único que he conseguido es tirar 10 años. Creo que estamos hablando de dar un paso más allá, de decidir si lo que estamos haciendo es lo que queremos hacer. Obviamente cuando decidimos a qué nos queremos dedicar somos muy jóvenes. El mundo (hiper global y conectado) nos ofrece, cada vez más posibilidades, que probablemente, con 16 años, ni hemos contemplado cuando tomamos la decisión más importante, la que puede cambiar nuestras vidas: ¿a qué te vas a dedicar?

Y en base a esa decisión, configuramos lo que va a ser el resto de nuestra vida…y, ¿ni siquiera lo vamos a cuestionar? ¿Estamos locos o qué?

Cuestionémoslo todo. Rompamos nuestra tranquilidad mental por un momento. Vivamos.

¿Qué pasa si no son los lunes lo que odias? ¿Y si lo que no te gusta es tu trabajo?

ESTE ARTÍCULO TE PUEDE INTERESAR

¡Cambia de trabajo cada tres o cinco años¡

Deja una respuesta

Por favor, ingrese su comentario.
Ingrese su nombre aquí