Datos del Bureau of Labor Statistics de los Estados Unidos dejan claro que las industrias de la música y el cine acaban de llegar a su máximo histórico en número de empleos generados, y que las fluctuaciones en el número de empleos siguen perfectamente la pauta económica: se perdieron empleos en la época de la crisis, y se recuperan de manera perfectamente normal al terminar ésta.
Por Enrique Dans, Ph.D. por la Universidad de California (UCLA), profesor de Sistemas de Información en el IE Business School
Era la cantinela constante: la música va a morir, esto se acabará en pocos años, se destruyen millones y millones de empleos, el gobierno no nos protege…
Datos del Bureau of Labor Statistics de los Estados Unidos dejan claro que las industrias de la música y el cine acaban de llegar a su máximo histórico en número de empleos generados, y que las fluctuaciones en el número de empleos siguen perfectamente la pauta económica: se perdieron empleos en la época de la crisis, y se recuperan de manera perfectamente normal al terminar ésta. Ese tantas veces comentado, utilizado y prostituido “daño” económico procedente de las descargas no existe, es únicamente una fabulación de una industria que sistemáticamente obtiene prebendas y beneficios económicos del hecho de llorar y coaccionar a un poder político que solo mira los números absurdos y manipulados que esa industria le pone delante de la nariz.
El problema de salir por ahí diciendo que es todo terrible, que internet es malísimo, que los usuarios son unos malvados y que toda la industria se muere de hambre es que de vez en cuando llegan los números objetivos, y demuestran fehacientemente que estabas mintiendo. Que has movilizado a medios, a lobbies, a políticos y a gobiernos, que has forzado que se cambiasen leyes a tu favor, que has amenazado derechos fundamentales, que has sacado a los músicos a la calle, que has insultado y faltado al respeto gravísimamente a tus clientes… y todo por una mentira, sencillamente por ganar más dinero. Que has seguido generando puestos de trabajo sin ningún problema (y más que nunca, por cierto), porque estabas utilizando “todo ese rollo de la piratería” para favorecer tus intereses. Y cuando te pillan, te quedas como un niño pillado en una mentira, pero como todas las piezas en el engranaje económico que has montado están encantadas de haberse conocido, pues no pasa nada, nadie pide responsabilidades a nadie y nadie se pone a desmontar el tinglado absurdo que habías montado.
Que paren las máquinas: no se están destruyendo puestos de trabajo, no existe daño económico más que en la imaginación de quienes siempre quieren ganar más a toda costa, y todo lo que se ha hecho para “proteger la cultura”, además de inútil y absurdo, era completamente innecesario.
¿Y bien?