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Hal Gregersen es autor y profesor de innovación y liderazgo en la escuela de negocios Insead. A continuación, extractos publicados por The Wall Street Journal de sus palabras en la conferencia Unleashing Innovation.

Sobre cómo fomentar el emprendimiento: La investigación indicaría que alrededor de una tercera parte de nuestra capacidad creativa proviene del ADN. Las otras dos terceras partes proceden del mundo en que crecemos y trabajamos. Por lo tanto, hay cosas que puedo hacer para fomentarla en los niños.

Los niños pequeños hacen mil preguntas porque no creen que estemos escuchando. Cuando concluyan que hemos comprendido, dejarán de hacer preguntas. Escuche cuidadosamente a esas preguntas. Cuando los niños llegan a casa, en vez de preguntarles «¿qué aprendiste hoy?», pregúnteles, «¿qué preguntas hiciste hoy?» o «¿qué preguntas te quedan por hacer hoy?»

Podría ser observar, relacionarse con otros y experimentar. Tenga cenas, tenga almuerzos, haga cosas con personas que no se vean, piensen o actúen como usted. Uno de los mayores regalos que les podemos dar a nuestros hijos es la oportunidad de vivir en un país distinto. Eso les dará la oportunidad de ver las cosas de una manera distinta y crear como nadie más puede hacerlo.

Todo innovador que entrevistamos, casi sin excepción, tuvo adultos en su vida que prestaron atención a estas aptitudes cuando estaba creciendo, y eso tuvo un impacto profundo.

Sobre cómo estimular la creatividad en las empresas: las empresas innovadoras son dirigidas por presidentes ejecutivos innovadores. Pasan su tiempo haciendo preguntas provocativas, observando el mundo como antropólogos, interactuando con personas que no piensan, actúan o hablan como ellos. Están dispuestos a experimentar y probar cosas nuevas.

Uno tiene que vivirlo. En lo referente a la innovación, la importancia de poner en práctica las ideas es incluso mayor.

Cuando le pido a otra persona que haga eso en mi organización, y si yo mismo no lo estoy haciendo, esa enorme incongruencia envía un mensaje a la gente: «Yo no voy a hacer eso. ¿Me está pidiendo que haga preguntas provocativas, pero usted no está haciendo lo mismo? ¿Me está pidiendo que dedique mi tiempo y energía que podría usar para producir resultados, pero usted no hace eso? Yo no voy a hacerlo si usted no lo hace».

A fin de cuentas, es el presidente ejecutivo el que marca la pauta de la innovación con sus acciones. Después habilita a los demás a hacer el mismo tipo de cosas.

Sobre creatividad y cultura: Si estoy en una cultura colectiva donde no quiero sobresalir, es difícil hacer preguntas provocativas.

No estoy sugiriendo que los chinos se parezcan más a los estadounidenses y los estadounidenses se parezcan más a Argentina. Eso no es el asunto aquí. El asunto se vuelve: «¿Cómo puedo como líder crear un espacio seguro a mi alrededor para que, cualquiera que sea mi entorno cultural, surjan preguntas provocativas?» Porque si ese tipo de preguntas no se hacen, no sacaremos ideas disruptivas. Van de la mano.

Sobre el futuro de la creatividad: Cualquier país tiene el potencial de ser el siguiente país de innovación. Si China puede determinar cómo fomentar las preguntas provocativas, la observación, la experimentación y la capacidad de relacionarse con otros, y después aprovecha eso dentro de sus empresas, China tendrá la misma posibilidad que cualquier otro país de afrontar el desafío de la innovación.

No importa en qué cultura se encuentre. Cuando uno entra a una empresa innovadora, se percata de lo que estoy hablando. Los innovadores tienen una chispa profunda en sus ojos que manifiesta que les interesa el mundo.