¿Salta de la cama cada mañana, lleno de entusiasmo por ir a trabajar? ¿O gruñe mientras va camino a la oficina?
Demasiada gente ha caído en la segunda categoría en los últimos años, y no es sorprendente. El estrés laboral está enfermando a la gente. Eso nos lleva a dos preguntas: ¿por qué está sucediendo? y ¿qué podemos hacer al respecto?
Por David Posen, autor del libro “Is Work Killing you”? (Algo como ¿El trabajo lo está matando?)
En mi nuevo libro llamado Is Work Killing you? (Algo como ¿El trabajo lo está matando?), identifico tres causas de estrés laboral: volumen, velocidad y abuso. Debido principalmente a la reducción de personal, el volumen de trabajo ha aumentado hasta el punto de la sobrecarga. La gente trabaja más horas y bajo más presión. La velocidad se refiere a la rapidez del lugar de trabajo actual, impulsada principalmente por la tecnología pero también por las mayores expectativas y la impaciencia para que las cosas se hagan más rápido. El abuso se relaciona a toda clase de situaciones desde política dentro de la oficina hasta acoso y presión de otros.
Los empleados sienten que no tienen otra opción más que mantener agachada la cabeza, tragarse los problemas y pedalear más fuerte y rápido. El estrés laboral está perjudicando a los trabajadores y le está costando a los empleadores miles de millones de dólares en productividad perdida. Si nadie sale ganando, ¿cuáles son las soluciones?
1. Iguale la cantidad de personal con la carga de trabajo. El péndulo de los recortes llegó demasiado lejos. Es hora de reducir las tareas por hacer o contratar más personal para compartir la carga. Esto marcaría una gran diferencia pero podría ser difícil convencer a quienes toman las decisiones, que piensan que los salarios de los empleados son gastos en lugar de inversiones.
2. Admita la falacia del tiempo cara a cara. Tiempo flexible y lugar flexible tienen más sentido. Reducen el tiempo que un empleado gasta en llegar a la oficina, permiten que coordinen con sus situaciones familiares y que acoplen las horas laborales a sus ritmos corporales individuales y ciclos energéticos.
3. Controle la tecnología. El uso excesivo de e-mail, mensajes de textos y similares hacen que la gente se ahogue en un océano de mensajes electrónicos y tecnoestrés. Las políticas para restringir el uso fuera del horario laboral ya se están implementando en algunas empresas. Use funciones como «con copia» y «responder a todos» con más conciencia para que dejen de llenar las casillas de correo de los demás. Evite los mensajes múltiples (teléfono más e-mail más texto en un lapso de minutos). Y no use el e-mail para temas complejos o emocionales que requieren un matiz sutil y comunicación cuidadosa.
4. Evite trabajar muchas horas. Investigaciones muestran que la productividad cae luego de unas 40 horas semanales. La gente que trabaja muchas horas no sólo es menos productiva sino que es más probable que dedique menos tiempo a dormir, hacer ejercicio y descansar. El resultado neto es que tienen un problema crónico de agotamiento y menos eficiencia, lo cual los obliga a trabajar más horas para hacer su trabajo. Lo llamo «El ciclo de la ineficiencia», un ciclo vicioso de futilidad y auto-abandono.
5. Identifique personas problemáticas y lidie con ellas. Las personas abusivas causan estragos en el trabajo, al poner nerviosos a los compañeros y distraerlos. De todas las habilidades que los empleados traen el trabajo, «soportar a los empleados de comportamiento extraño» no debería estar en la lista. Los empleadores deben identificar la gente problemática y advertirles que su comportamiento no será tolerado. Darles ayuda si la necesitan (por ejemplo, capacitación en gestión y control de los ataques de ira, o entrenamiento de la sensibilidad). Si no se ponen a tono, despídalos.
El estrés en el lugar de trabajo es un problema enorme y costoso pero también es algo que se puede solucionar.
La pregunta final es quién es responsable de arreglar el problema, ¿los empleados o los empleadores? La respuesta es ambos. Este tema afecta a toda la jerarquía: trabajadores, gerentes, ejecutivo y dueños. No sólo es un tema de salud para los individuos, también es un problemas de desempeño y productividad para los empleadores.
David Posen es autor de varios libros sobre el tema. Fuente: Wall Street Journal.