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Con los costos de producción aumentando, las reformas que anunció el gobierno asiático buscarían reorientar el crecimiento al consumo interno y servicios.

 Desde 2010, los espectaculares crecimientos a doble dígito de la segunda economía más grande del mundo se acabaron. Ese año el PIB del país asiático creció 10.3%, pero en 2011 bajó a 9.2% y en 2012 se redujo hasta 7.8%. Para este año el gobierno espera cerrar con 7.5%, destaca Francisco Muciño Editor Web Jr. de Forbes.com.mx

La actividad industrial tampoco crece al ritmo de antes. El dato preliminar del índice de gestores de compras de HSBC cayó de 50.9 en octubre a 50.4 en noviembre, más cerca de la contracción que de la expansión.
Los mercados siguen la evolución de la economía china, si remontará el vuelo o habrá un aterrizaje forzoso. Pero el gobierno tiene claro dos cosas: Primero, ya no se crecerá al mismo ritmo de antes y; segundo, China probablemente ya no será la ‘fábrica del mundo’, como se le conoció en los últimos años.
Por eso, el pasado 15 de noviembre el Partido Comunista chino anunció diversas reformas sociales y económicas. Estos cambios no serán radicales ni exabruptos, pero sí prepararán el camino para que China pase del gran productor al gran consumidor, coincidieron especialistas.

Producir en China ya no es tan barato
Una encuesta publicada en septiembre de la firma asesora en estrategias de negocios Boston Capital Group reveló que el 54% de los directivos de grandes compañías manufactureras instaladas en China piensan volver a reinstalarse en Estados Unidos, pues calculan que en 2015 los costos de producción en el país asiático serán iguales que en tierras americanas.
Un análisis de Bank of America Merrill Lynch indica que China está perdiendo competitividad en salarios respecto a México, pues los salarios en el país asiático ya son casi 20% más altos.
El aumento en los salarios hace que la clase media de China crezca exponencialmente en los próximos años, comenta Rodrigo de León, director y profesor del área de entorno político y social del El Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).
“Se está reordenado la clase socioeconómica interna. Hoy se calcula que hay 300 millones de chinos en clase media, y para 2020 habrá 700 millones”, apunta.

Más reformas, ¿una nueva era?
En diciembre 1978, el Partido Comunista chino anunció una serie de reformas económicas para reactivar la economía de su país, devastada por las políticas de colectivización de Mao Tse Tung y las disputas dentro del partido, dando origen al crecimiento exponencial de los últimos 30 años.
A diferencia de aquella época, el Partido Comunista anunció otra serie de reformas para impulsar la economía del dragón asiático, ahora desde una base sólida y con una clase media emergente.
Algunas de los aspectos más importantes de las reformas anunciadas son:
• Eliminará las restricciones de residencia en pequeñas ciudades y pueblos,
• Integrará los sistemas de seguridad social urbano y rural
• Flexibilización del yuan
• Una política de natalidad menos rígida
Enrique Dussel Peters, doctor en economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex), comenta que estas reformas no se traerán cambios exabruptos y forman parte del plan del gobierno para reorientar a la economía hacia el consumo interno y los servicios.
“Las propuestas muy generales que se han planteado por el momento se van a concretar a través de una multiplicidad de instrumentos con las que cuenta el sector público chino a través del gobierno central, provincias, ciudades y de municipios, entre otros”, agrega.

Reformas sociales tendrán mayor impacto
Por rubros, las reformas sociales que plantea la economía asiática serán las que tengan mayor impacto, como la eliminación de las restricciones en residencia en ciudades.
“Para dar una idea de las magnitudes, hoy se estima que hay entre 150 y 200 millones de chinos que residen fuera de su lugar de residencia legal. Eso en China es muy significativo porque no pueden acceder a los servicios donde están viviendo. Estamos hablando de trabajadores y sus familias. Las implicaciones van a ser dramáticas: centenas de millones de personas van a tener accesos a servicios públicos, pudieran de ser de salud, educativos. Y eso es coherente en el sentido de reorientar el aparato productivo hacia servicios y mercado interno”, dice Enrique Dussel.

Por el contrario, el académico considera que no habrá una flexibilización completa del yuan, pero el país sí está experimentando con su divisa. “Lo que sí es que está aprendiendo y experimentando con la posibilidad de que las empresas establecidas en China, pueden ser nacionales o extranjeras, tengan un acceso más flexible a las divisas”.
La pérdida de competitividad no es dramática para China, pues incentivaría que sus mismas empresas salgan a instalarse en otros países.
“Ya no todas las empresas están yendo de China, sino que las grandes empresas chinas van a salir al resto del mundo para producir en otros lugares que sean más baratos. No será fácil que las nuevas políticas de China ayuden a impulsar la misma producción que hace otras décadas”, indica Rodrigo de León, del IPADE.
Curiosamente, la flexibilización de la política del hijo único sería la que tendría menor impacto, pues, actualmente, “tener un hijo en China implica costos que muchas parejas no estarían dispuestas a pagar”, considera Dussel Peters, del Cechimex.

El dragón no cae, sólo se transforma
Todas estas reformas serán lentas, aunque el gobierno prometió resultados importantes para 2020. Mientras, ya no se verán crecimientos como los de décadas pasadas, pero sí importantes.
“Todo esto significa que China va a seguir creciendo a un ritmo más lento de lo que lo hizo en los últimos 30 años, ya no la veremos creciendo a dos dígitos, pero sí a niveles cercanos al 7 u 8%, muy por encima de cualquier país del tamaño de China”, Dussel.
Aunque sea de forma gradual, el dragón chino está experimentando una transformación con la que “pasará de ser al gran productor al gran consumidor”, dice Rodrigo de León, del IPADE.