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Residente en Buenos Aires, el descendiente del narcotraficante creó una marca de ropa que lleva a su padre en los diseños. La curiosa producción de fotos.

Pablo Escobar, líder del narcotráfico, fue asesinado en Medellín en 1993. Su hijo, Juan Pablo Escobar Henao (se hace llamar Sebastián Marroquín), reside en Buenos Aires y su marca de ropa, Escobar Henao, levanta polémica en el mercado textil, aunque sobretodo lo hace en su vieja tierra natal, reseña la revista Apertura de Argentina.

Los diseños de los polos de Marroquín llevan estampados la cédula de identidad de su padre, un certificado judicial donde se lee que no tiene causas pendientes o incluso su tarjeta de crédito. Sin embargo, las remeras –que oscilan entre los US$ 60 y 95- llevan consigo también inscripciones como “¿En qué andas? Piensalo bien”. Otra lleva la leyenda: “Ahora puedes llevarla puesta preguntándote si quieres ser recordado por tu nombre o con un alias. ¿Cómo prefieres ser llamado?”.

El emprendedor ya ha llevado sus diseños a otros países. Ya sea a través de locales o por medio del e-commerce, su marca llegó a Los Ángeles, Nueva York, Guatemala, Chile y Bruselas.

La idea es, según Marroquín, llevar la experiencia personal a sus diseños. “No creemos que una camiseta va a hacer a los jóvenes más o menos violentos, pero instala el debate con mensajes inequívocos sobre la paz”, dijo Marroquín al diario El País, medio al que también le aclaró que “por respeto a las víctimas, no vende sus productos en Colombia”. De todas formas, entrar a ese mercado le ha sido difícil, ya que incluso le impidieron registrar la marca “Pablo Emilio Escobar Gaviria”, el nombre completo de su padre. Desde la Superintendencia de Industria y Comercio aseguraron que esa marca “está asociada con la violencia que dejó miles de víctimas en los años ochenta y noventa, y por lo tanto atenta contra la moral de la sociedad colombiana y el orden público”.

En su defensa, el hijo de Escobar explicó: “Entiendo que miles de personas fueron maltratadas con su violencia, que las afectó de muchas maneras, pero eso no me obliga a renunciar al amor que como hijo le tuve. Yo conocí otros sentimientos diferentes a los que conocieron los colombianos. La marca no la hago como un homenaje a él sino como una búsqueda de la paz. Yo soy el primero en dar el ejemplo de que los pasos de mi padre no deben continuarse”.

Pero la campaña de marketing no se desliga del pasado de Escobar. Al contrario: lo utiliza y potencia. La producción de ropa de la marca comienza con una persona abriendo una caja de madera –como la que suele verse en las películas de narcotraficantes- y el sitio elegido para maquillar a los modelos es oscura, y recuerda a los lugares donde se preparaba la droga. Finalmente, los modelos posan en el medio de la selva, lugar emblemático de Colombia.

La historia de Pablo Escobar y de su hijo tuvieron un documental al respecto. «Los pecados de mi padre» es el nombre de la película donde se ve a Sebastián Marroquín disculpándose con los hijos de las víctimas de su padre.

ESCOBAR-POLOS