En ocasiones nos referimos a ellos como nativos digitales, en otras como post millennials y el resto de las veces les colgamos la etiqueta de Generación Z.
Se está forjando una nueva estirpe de consumidores que nacen con sus dedos pegados a la pantalla de un smartphone, y que las marcas tienen que aprender irremediablemente a ganarse si quieren enfrentarse con garantías al futuro. CMO.com propone, a continuación, algunas claves para llegar al corazón de la Generación Z:
1. Sea flexible
La Generación Z es voluble por naturaleza en sus preferencias, más incluso que la nómada Generación X. Y ese carácter voluble se refleja en su escasa fidelidad a los medios que los post millennials tienen a su disposición. Tan pronto se vuelven locos por Instagram como pierden los papeles por Snapchat. ¿La consecuencia? Que a la hora de diseñar sus estrategias “marketeras” las marcas no pueden permitirse el lujo de planificar con meses de antelación. La clave para conectar con el escurridizo consumidor post millennial es experimentar y echar mano de los datos para intentar adelantarse a sus preferencias.
2. Apueste por los dispositivos móviles
El m-commerce se come una porción cada vez más grande en el pastel de comercio electrónico y es muy probable que se coma prácticamente la tarta entera cuando la Generación Z entre de verdad en escena. Los dispositivos móviles son la segunda piel de los post millennials, son el lugar donde conversan con sus amigos, donde compran y donde “viven” en definitiva. En este sentido, es vital para las marca apalancar su presencia en los dispositivos de la mano del diseño web adaptativo y estrategias como el marketing en tiempo real.
3. Céntrese en lo visual
A los consumidores de la Generación Z se les conquista por los ojos. Las marcas que aspiren a convertirse en “amigas íntimas” los post millennials en el futuro deberán condimentar sus estrategias “marketeras” con una buena dosis de imagen y vídeo.
4. Vaya directo al grano
La Generación Z es tremendamente impaciente y por eso para conectar con ella son imprescindibles la rapidez y la brevedad. Los post millennials son alérgicos a los mensajes irrelevantes que tanto gustan a veces a los “marketeros”. Para captar su atención, las marcas deben utilizar el lenguaje adecuado, hacerlo en el momento adecuado y ofrecerles productos que sean verdaderamente interesantes para ellos.
5. Deje de hacer publicidad
La publicidad de la vieja escuela da literalmente urticaria a la Generación Z. Los post-millennials tienen una facilidad increíble para desconectar de todo lo que suena o huela a publicidad tradicional. ¿La medicina para curar de la alergia de la Generación Z a la publicidad clásica? Las experiencias.
6. Contrate a post millennials
Deje por un momento a un lado a los expertos e involucre de verdad a la Generación Z en sus acciones “marketeras”. Contrátelos, incorpórelos al organigrama de su empresa y si no, simplemente pregúnteles. A los post millennials les encanta compartir conocimientos y opiniones con los demás.
7. Sea humano
En plena era digital las marcas tienen muchas veces la tentación de caer en la trampa de la automatización de sus acciones “marketeras”. Sin embargo, la clave para conectar con la Generación Z no es ni mucho menos la automatización sino la humanidad. Las marcas deben utilizar un lenguaje lo más humano posible para relacionarse con los post millennials. Eso sí, deben ser cautelosas a la hora de emplear el enorme caudal de información personal que la Generación Z pone a su disposición en los canales online. Deben usar estos datos para satisfacer en la medida de lo posible las necesidades de los post millennials, pero sin invadir más de la cuenta su privacidad.
8. Sea auténtico
Las marcas que deseen de verdad conectar con los nativos digitales deberán tirar a la basura su egocentrismo y dejar de hablar constantemente de ellas mismas. La clave para conectar con la Generación Z es la autenticidad y la transparencia. Los post millennials quieren que las marcas conversen con ellos, no que les interrumpan y no les importa que éstas cometan errores siempre y cuando no tengan miedo de reconocer públicamente sus “meteduras de pata” y de entonar el “mea culpa”.