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Cuando el difunto Steve Jobs presentó el primer iPad en 2010, reconoció que muchas personas ya tenían un teléfono inteligente y una computadora portátil. «¿Hay lugar en el medio para una tercera categoría de dispositivos?», preguntó el entonces presidente ejecutivo de Apple Inc.

Su empresa inicialmente respondió esa pregunta con un sí enfático, impulsando la creación de una de las categorías de productos de más rápido crecimiento en la historia de la alta tecnología. Pero esa vieja pregunta de repente ha vuelto a cobrar relevancia.

Apple indicó recientemente que las ventas de unidades del iPad —la tableta más vendida del mercado— cayeron por segundo trimestre consecutivo. Los ingresos del iPad cayeron en cuatro de los últimos cinco trimestres, y hay evidencia reciente que muestra una desaceleración en las ventas de imitadores que se apresuraron a llevar sus propias tabletas al mercado, reseña Shira Ovide en The Wall Street Journal.

La baja sugiere que las tabletas están atravesando un mal momento. Conforme las pantallas los teléfonos inteligentes crecen y las computadoras laptop se vuelven más delgadas y livianas, las computadoras tableta comienzan a perder su atractivo.

No son tan esenciales para muchos usuarios como los smartphones, ni son tan portables. No ofrecen la capacidad de realizar muchas tareas laborales con la misma facilidad que las laptops o las PC de escritorio. Y aunque muchas personas ven videos o leen artículos en una tableta, para muchos consumidores no se trata de un dispositivo que es imperativo tener.

En la mayoría de los casos, las tabletas «no son una necesidad sino un deseo«, anotó Ben Thompson, que escribe el blog Stratechery de análisis de tecnología.

Muchas de las personas que quieren tabletas ya las tienen, señalan analistas y ejecutivos de la industria. Cuando llega el momento de reemplazarlas, los propietarios de tabletas ahora suelen consideran gastar ese dinero en nuevos diseños de smartphones o laptops.

«Como en cualquier categoría nueva habrá saturación», apuntó Rob DeLine, un director del fabricante de chips Intel Corp. que se especializa en laptops y dispositivos relacionados. «Hay muchas opciones de computación que compiten por una parte de la mente y del presupuesto de los consumidores», agregó.

La competencia es evidente dentro la misma línea de productos de Apple. En el tercer trimestre que concluyó en junio, las ventas del iPhone crecieron 13%, las ventas de Mac aumentaron 18%, mientras que las del iPad cayeron 9%.

Pero las señales de una desaceleración comenzaron a surgir antes. En mayo, la firma de investigación IDC redujo su previsión para los envíos globales de tabletas en 5,9%, mencionando una demanda débil en lo que va del año y «desafíos adicionales en el mercado» que prevé para el resto del año. La firma proyecta que los envíos de tabletas aumenten 12% este año, una cifra lejana al crecimiento de 52% de un año antes.

Samsung Electronics Co., el segundo mayor fabricante de tabletas, recortó sus expectativas de ventas de tabletas en semanas recientes en medio de señales de una demanda deslucida. Este mes, la empresa surcoreana dijo que las ventas débiles de esos dispositivos contribuirían a un declive previsto en las ganancias de alrededor de 24% frente a un año antes, citando la renuencia de los consumidores a actualizar sus tabletas con la misma frecuencia con que compran nuevos smartphones.

En el ámbito de las tabletas, parte de la incertidumbre gira en torno a las opciones con pantallas de entre siete y ocho pulgadas medidas diagonalmente. Esas son las que parecen superponerse más con los nuevos teléfonos de pantallas grandes.

Un temor de los fabricantes de tabletas es que esta categoría termine siendo absorbida por otras, parecido a la forma en que los reproductores de música iPod cedieron paso a smartphones que también podían almacenar música digital. Muchos analistas piensan que esos temores son desproporcionados, en particular dada la fuerza en algunos mercados de las nuevas tabletas de bajo costo que se venden por menos de US$100.

Las tabletas producidas por pequeñas empresas —muchas con sede en China— están usando precios bajos para quedarse con parte de la cuota de mercado de las opciones de marca. El iPad Mini más barato se vende por US$299 y las últimas versiones del iPad de 9,7 pulgadas cuestan de US$ 499 en adelante. IDC estima que el precio promedio de venta de todas las tabletas que usan el sistema operativo Android de Google Inc. es ahora de US$ 228.

La baja del iPad es un revés para un producto que tuvo uno de los debuts más exitosos para un electrónico de consumo, superando incluso al iPhone en los primeros años. El mercado de tabletas se expandió conforme otras empresas imitaron el iPad.

Las ventas del iPad comenzar a desacelerarse alrededor de un año atrás, conforme los teléfonos con pantallas más grandes se volvieron estándar y las tabletas más económicas inundaron el mercado.

Apple podría sumar presión a dispositivos como su iPad Mini de 7,9 pulgadas, y a las opciones de los consumidores. Según personas al tanto de la situación, Apple está preparando el lanzamiento de dos nuevos modelos de iPhone este año, con pantallas que miden 4,7 pulgadas y 5,5 pulgadas diagonalmente.

La empresa de California dice que sigue optimista con el iPad. El presidente ejecutivo Tim Cook citó recientemente altos niveles de satisfacción y de uso de los clientes para navegar la web y hacer compras electrónicas.

Dijo que habrá mayor innovación para el iPad mediante nuevo hardware, servicios y software. «No es algo que nos preocupe», afirmó Cook.

Apple señaló que ve oportunidades de impulsar el iPad en el sector corporativo. En un esfuerzo por cambiar la tendencia, Apple llegó a un acuerdo con International Business Machines Corp. bajo el cual planean crear más de 100 aplicaciones para industrias que incluyen la minorista, el sector médico, banca, telecomunicaciones, turismo y transporte. Además, IBM venderá iPads a sus clientes.

Sin embargo, hasta ahora pocas empresas han remplazados sus PC por tabletas como herramientas estándar para todos los empleados. Y los consumidores no las encuentran tan esenciales como otros aparatos para sus rutinas cotidianas.

(Ryan Knutson, Jonathan Cheng y Don Clark contribuyeron a este artículo).

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