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Londres busca transformar las estaciones abandonadas del metro en un puntal para el desarrollo urbano, y así abordar el problema de la expansión en una de las ciudades más costosas del mundo, señala Kieron Monks para CNN.

Ajit Chambers, un ex-banquero de 41 años, está liderando una campaña para promover las estaciones fantasma y que empiecen a funcionar.

El fundador de Old London Underground Company tiene planes para desarrollar 26 sitios con un valor estimado del 3.600 millones de libras esterlinas. Tiene previsto arrendarlas y convertirlas en parques comerciales, centros de entretenimiento, oficinas y experiencias culturales.
“Puedes realizar operaciones subterráneas las 24 horas del día”, dice Chambers. “Los trabajadores pueden entrar y salir en cualquier momento sin tener que preocuparse por el ruido”.

“Luego se puede considerar que existe una característica que constituye un atractivo de venta, y que sería que casi nadie ha visto estos lugares antes, lo que garantizará un gran interés”

Cinco años después de iniciar el proceso de planificación, el empresario cree que su visión está a punto de convertirse en realidad. Un solo sitio, la estación Down Street, ha sido objeto de extensas evaluaciones para la logística y la seguridad, y Chambers afirma que Transport for London (TfL) le ha asegurado que se transformará y se abrirá al público en 2015.

El desarrollo haría uso del capital cultural de la ciudad. Anteriormente, Down Street fue un refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial y también alojó los apartamentos privados del primer ministro Winston Churchill. Chambers tiene la intención de hacer del sitio una atracción turística en función de su historia y, según sus cifras, ésta produciría beneficios en los tres años siguientes.

El empresario cree que esto sería un gran avance para anunciar el desarrollo a una escala masiva.

“El valor es el modelo”, dice. “Hay miles de millones en estas propiedades que necesitan salir al mercado. Estamos lanzando un nuevo sector”.

Chambers ha reunido a un equipo internacional de inversionistas, y la constructora Mace, la cual construyó el Shard de Londres, está lista para remodelar el espacio. Él afirma que hay suficiente interés para poner en marcha los 26 sitios en cuanto les concedan el permiso.

Chambers dice que el desarrollo de Down Street está “aprobado”. TfL no confirmó ningún acuerdo, pero dijo que las evaluaciones están en curso y no descartaron la apertura comercial de ninguno de los sitios para el próximo año. Un portavoz hizo hincapié en que el desarrollo masivo será limitado, ya que muchas estaciones todavía están en “uso operativo”, incluso como salidas de emergencia.

La red ya ha dado algunos pasos tentativos, utilizando parte de la estación Clapham para acoger una granja subterránea. El Ministerio de Defensa ha vendido un sitio subterráneo, el de Brompton road, a inversionistas ucranianos.

Boris Johnson, alcalde de Londres, se ha referido al desarrollo de estaciones fantasmas como un “plan brillante” y se comprometió a apoyarlo si no requiere de la inversión de dinero público.

En caso de que los planes sigan adelante, se verá que Londres toma ventaja en una carrera mundial por desarrollar ciudades subterráneas. En los últimos años, la ciudad de México ha tratado de abordar su hacinamiento con un ‘Rascasuelos’ de 300 metros de profundidad para dar cabida a las ventas al por menor, viviendas y atracciones de interés cultural.

El ‘Proyecto Lowline’ de Nueva York es un intento audaz para crear el primer parque subterráneo del mundo. Su apertura, programada para 2018, está impulsada por tecnología solar innovadora que apoyaría el crecimiento de plantas a una gran profundidad.

La capital finlandesa de Helsinki ha llevado aún más lejos este concepto, manejando sus limitaciones de espacio con el estratégico ‘Underground City Plan’. Las características incluyen centros de ocio y recreación, centros comerciales, además de gran parte de la infraestructura, como carreteras y centros de información.

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