Por Victor Miro Quesada Salinas, analista de INCompany
Elegir donde vivir es una cuestión de posibilidades y, por supuesto, también de gustos. Hay quienes disfrutan la vida en “la selva de cemento” y no tienen problemas en cohabitar con el bullicio y la convulsión de una calle o avenida muy transitada. Y están los que buscan vivir en contacto con la naturaleza disfrutando de espectaculares vistas al mar.
Para los peruanos que sueñan con el paisaje marino, las posibilidades de vivir frente a las costas del Pacífico estuvieron restringidas por años. Para muchos de ellos, cuyas posibilidades económicas no les permitían comprar un departamento en los exclusivos malecones de Barranco o Miraflores, la vida frente al mar era poco menos que una ilusión, un sueño frustrado. El alto costo de un departamento en los distritos mencionados ha sido un impedimento para los amantes del mar.
“El hecho que Barranco y Miraflores ya casi no cuentan con lugares para construir en sus malecones, generó que las empresas inmobiliarias buscaran nuevas opciones para satisfacer a los clientes que buscan vivir de cara al mar”, nos cuenta Jhonatham Larrea, asesor inmobiliario de Recrea.
Desde el 2008 aproximadamente, el sueño del departamento propio frente al mar se volvió una posibilidad real para aquellos que ansiaban despertar y ver el mar cada día. La olvidada avenida Costanera resurgió como una muy buena opción ante los saturados malecones de Miraflores y Barranco.
La Costanera de años atrás.
La Costanera conecta San Miguel con el Callao y existe desde 1935. Una parte de ella se convirtió en balneario, albergando, por ejemplo, a diversos mandatarios peruanos en la llamada “Casa Presidente” ubicada en la Avenida Santa Rosa, en La Perla. Para fines de los años 50, la erosión deterioró las construcciones y tuvo que ser bloqueada. Finalmente, la progresiva llegada de gente de bajos recursos empobreció la zona.
A esos hechos, se sumó la instalación del Colector Costanera. Este vertedero envolvió permanentemente la zona con una hedionda nube y acabó por frustrar el potencial estético de la avenida costera. Por más de 40 años, los desechos de los venticuatro distritos de Lima desembocaron hacia el mar a la altura de la cuadra 26 de La Costanera. La presencia del colector, el cual vertía 3.6 metros cúbicos de aguas servidas por segundo a las playas aledañas, convirtió la zona en uno de los más grandes basurales de la ciudad. La Costanera se convirtió en un depósito de desmote y poco a poco las toneladas de basura empezaron a bloquear la vía. Por si fuera poco, en la década del setenta, el frigorífico Serfrisa comenzó a operar a la altura de la cuadra 22 de la avenida. Durante muchas décadas este almacén aportó su cuota a la contaminación en la zona siendo una fuente de malos olores y contaminando la vía con los rastros de sanguaza regados por los camiones que transportaban pescado.
La abundante contaminación desprestigió la zona y afectó las condiciones de vida de muchos vecinos quienes presentaron problemas de salud durante décadas. Manuel Lavanda, de 72 años, quien vivé hace más de 45 años en el jirón Inclán, a media cuadra de la Costanera, cuenta que cuando recién se mudó, “era un barrio bonito y sencillo que podía ser explotado”. Así, lo que fue la solución a los problemas de sanidad ambiental de la capital en décadas anteriores, sumergió a la zona en el abandono. Finalmente y como sucede en las zonas olvidadas, La Costanera se volvió en punto de encuentro de drogadictos y todo tipo de marginales. “Con el paso de los años y debido a la dejadez de algunos alcaldes, la Costanera no fue más que morros de tierra con basura”, se lamenta Manuel.
Avenida en rehabilitación
La comercialización de drogas fue calando en la zona. Lugares como el conocido fumadero “El Castillo” a espaldas de la Costanera, agregaron inseguridad a la vida de los pacíficos vecinos.
Finalmente, la paciente lucha entablada por los pobladores de San Miguel rindió sus frutos en 2008. Tras la gestión del grupo de alcaldes de San Miguel, Magdalena, Bellavista, La Perla y Carmen de la Legua el Colector Costanera dejó de operar para siempre.
Es a partir de ahí que la deteriorada avenida comienza el arduo pero exitosos camino hacia una notable mejoría. Las propiedades se revalorizan y se potencia el desarrollo turístico de la zona. El cierre del colector y la rehabilitación de la avenida, luego de retirar noventa mil metros cúbicos de desmonte, se suman a la ya iniciada ampliación de la franja costera entre Magdalena y San Miguel.
Entre 2008 y 2009 se llevaron a cabo muchas obras de infraestructura en vías, malecones, alumbrado público y los acantilados se volvieron verdes. Actualmente, en la avenida se pueden observar boulevards, áreas verdes, ciclovías sumado a un constante patrullaje que ha logrado disminuir en gran medida la comercialización de drogas.
Sin espacio en el malecón
Jhonatham Larrea reconoce que las mejoras efectuadas en la avenida por parte del municipio fueron la clave para llamar la atención de algunas empresas de construcción. Enormes torres se erigen hoy a lo largo de la Costanera y muchas más se encuentran en construcción.
Encontramos todo tipo de proyectos, comenta Jhonatham. “Al principio no eran muy grandes, hasta que ingresó al mercado el proyecto Parques de la Huaca, del grupo San José y posteriormente entraron las principales constructoras e inmobiliarias”. Actualmente, predominan grandes proyectos.
En 2009, la inmobiliaria Paz Centenario compró el terreno de 8,000 metros cuadrados a Serfrisa. Hoy se levanta el proyecto Condominio Panoramic, conformado por seis torres que suman 500 departamentos. El más lujoso está valorizado en 540 mil soles.
AyG adquirió, en la cuadra 25, el terreno que pertenecía a una empresa de transporte pesado. Por su parte, SLG compró, en la misma cuadra, el terreno colindante, el cual perteneció a un restaurante de carnes. Los precios de los departamentos de estos proyectos fluctúan en un rango similar, entre los 150 mil y 450 mil soles.
El condominio de Imagina, Concepto Pacífico, se ubica en la cuadra 12 de la Costanera. El proyecto consta de cuatro torres que albergan 238 departamentos. A la altura de la cuadra 9 se viene desarrollando el proyecto Oceanic Towers de la inmobiliaria Procity.
El proyecto Paseo Vistamar de Arteco, está conformado por tres edificios de 15 pisos. En él, encontramos departamentos de uno, dos y tres dormitorios cuyos precios oscilan entre los 200 mil y 474 mil soles. Este condominio ya ha sido terminado.
La mayoría de los proyectos de la zona cuentan con gimnasio, salas de cine, espacios para niños y áreas para parrilla. Por su parte, el condominio de Paz Centenario cuenta con piscinas con vista al océano Pacífico.
Revalorización
La experiencia de Jhonatham, en materia inmobiliaria, hizo que él y Katherine, su mujer, apostaran por comprar un departamento en la cuadra once de la remozada Costanera.
La tendencia es clara, explica Jhonatham. En el 2003 el metro cuadrado de terreno costaba 40 dólares y en el 2009 400 dólares. Hoy está en 1,200. “Por experiencia personal me atrevo a decir que es una de las áreas con mayor valorización a futuro”, pronostica.
La apuesta de Jhonatham parece ser acertada ya que, sólo durante el 2011, San Miguel otorgó licencias de construcción por 193 millones de soles y ya suman 300 las empresas que han apostado por invertir en la Costanera.
“Como propietaria, me siento tranquila. El aumento de la vigilancia y la limpieza fueron claves para apostar por esta zona. Hay seguridad las 24 horas del día y es un distrito joven, que está cambiando a pasos agigantados”, nos cuenta orgullosa Katherine.
Efecto dominó
El desarrollo de la Costanera afecta positivamente a las urbanizaciones aledañas a la avenida. Hoy también se desarrollan proyectos inmobiliarios en Maranga, Pando, Las Leyendas y Miramar, entre otras.
Las playas de la Costa Verde en Magdalena y San Miguel se recuperan poco a poco bajo la tutela del plan “Costa Verde para todos”. Se construyen puentes peatonales, malecones y complejos deportivos que permiten el desarrollo turístico. La rehabilitación de pistas tiene como meta final que esta vía costera sirva para salir del Callao y llegar a Chorrillos en sólo 20 minutos, mientras que su paralela, la avenida La Paz, se usará como camino de entrada al puerto.
La posibilidad del vivir frente al mar está en el desarrollo de la Costanera. Su progreso es el tramo final para que el malecón de nuestra capital sea una zona agradable y turística de punta a punta.
Hasta los barracones se suman al “boom”
En octubre, el Cercado del Callao y varios distritos de Lima estarán unidos por una renovada avenida Costanera, paralela al litoral. Actualmente es una vía de poco uso que se ha mantenido prácticamente abandonada por diversas situaciones, especialmente por la desidia de las autoridades de turno.
El Gobierno Regional del Callao y el Gobierno Central vienen inyectando más de 42 millones de soles para que esta ruta una –sin desvíos ni rutas alternas- a seis distritos limeños (Chorrillos, Barranco, Miraflores, San Isidro, Magdalena y San Miguel) con el corazón porteño, lo que seguramente elevará el costo de las viviendas que miran hacia el mar.
La nueva Costanera revalorizará hasta la convulsionada zona de “Los Barracones” y recuperará también ambientes que actualmente son usados como basurales o fumaderos. Las empresas inmobiliarias no pierden el tiempo y ya están detrás de los predios de la Costanera para implementar sus proyectos.
Por eso no solo la Costanera será rehabilitada. La ampliación de la Costa Verde hasta La Punta, en una extensión de 5 kilómetros, será el próximo proyecto que culminará en dos años. Para ello deberán ganarle unos 70 metros de terrenos al mar.