Reed Hastings, CEO del popular servicio de contenidos online Netflix ha asegurado durante unas charlas celebradas en Ciudad de México que la televisión tradicional será irremediablemente una nueva víctima de la evolución.
Aprovechando la expansión de Netflix en el mercado Latinoamericano Hastings expresó que “la televisión en abierto probablemente durará hasta 2030” señalando que con la TV tradicional sucederá lo mismo que con la transición del caballo a los vehículos a motor.
Pero esta no es la primera vez que Hastings pronostica la muerte de la TV al menos como la conocemos. En abril de 2013 expresó a través de un documento de 11 páginas publicado en la web de Netflix sus predicciones sobre un mundo sin paquetes de canales afirmando que “en las próximas décadas la televisión vía internet sustituirá a la televisión tradicional”.
En el transcurso del año y medio que ha pasado desde la publicación de estas afirmaciones HBO, Showtime y CBS han anunciado aplicaciones independientes en tanto que el proveedor de satélite, Dish Network se encuentra preparando un servicio de TV de pago.
Lo cierto es que los ingresos publicitarios en la televisión en abierto han sido bastante inestables en los últimos años. En la última década tan sólo entre 2011 y 2012 los ingresos vía publicidad en TV experimentaron dos años de crecimiento consecutivo. Con estas perspectivas los anunciantes prevén gastar más en las plataformas digitales de televisión en los próximos dos años.
Hastings también ha lanzado sus críticas contra los programas de televisión señalando que el próximo servicio de calificaciones de Nielsen para sistemas como Netflix (recordemos que nunca ha publicado sus datos de audiencia) y Amazon Prime “es poco relevante” porque el sistema de medición no tiene en cuenta el consumo de vídeo a través de móvil.
Entre críticas y predicciones Hastings tiene una fecha clara para la muerte de la televisión en abierto: 2030. Y no es el único ya que un informe elaborado por Cisco Systems encuestó a 50 expertos en televisión en 2011 y una de las principales conclusiones a las que se llegó fue que la TV tradicional desaparecerá en 2030.