El programa de visas por inversión para una familia no Europea requiere por lo menos de 500.000 euros. Puede vivir en el país y viajar por la zona Schengen y Gran Bretaña por cinco años.
La expresión en términos económicos es “diversificación del portafolio de pasaportes”.
Es así como las agencias que asesoran clientes ricos en el mejor uso de su dinero, describen la práctica de adquirir una nueva ciudadanía a cambio de inversiones en países extranjeros.
Lo de “diversificación de portafolio” es solo otro eufemismo. A quienes están en capacidad de comprar propiedades o de invertir en negocios en diferentes países de la Unión Europea a cambio de nuevos pasaportes se les conoce como “Ciudadanos Económicos”.
En Australia, por ejemplo, a las visas que garantizan residencia permanente después de cuatro años y una inversión mínima de cuatro millones de dólares se las llama “Visas de Oro” y quienes invierten más de 15 millones de dólares reciben “Visa de Platino” después de una residencia de solo 12 meses.
Cada año, según reportes recientes, miles de personas gastan más de 2.000 millones de dólares para agregar un segundo y a veces hasta un tercer pasaporte a su portafolio.
La opción es cada vez más popular entre los nuevos ricos ciudadanos de China, Rusia y el Medio Oriente quienes tienen interés particular de entrar a Europa, los Estados Unidos y Australia.
La demanda está abriendo la puerta a todo tipo de ofertas especialmente en países con economías vulnerables y ansiosos por atraer nuevas inversiones. Entre las más recientes están las visas de residente temporales ofrecidas en Portugal, Latvia, Malta, España y Chipre, que las ofrecen por precios menos altos.
Latvia, por ejemplo otorga visas de residente temporal por inversiones de 40.000 dólares. Bulgaria dio lugar a un escándalo el año pasado ofreciendo un modelo rápido de pasaporte para la Unión Europea por solo 200.000 euros y dos días de visita al país. Malta, igualmente, hizo noticia con una oferta de visa permanente por una cantidad fija de 650.000 euros y sin requerir residencia en el país.
A raíz de protestas y una investigación, el Gobierno decidió pedir que los aplicantes inviertan “al menos 350.000 euros en finca raíz y 150.000 en bonos del estado”. En los primeros seis meses más de 200 inversores aplicaron lo cual significó entradas superiores a los 200 millones de euros para la isla.
LOS RIESGOS
La oleada de compra de pasaportes, las fluctuaciones en los precios entre países y varios escándalos por corrupción han provocado serias preocupaciones acerca de transparencia y peligros para la seguridad en la Unión Europea. Uno de los más recientes causó la renuncia del Ministro del Interior en Portugal y el arresto de 11 funcionarios. Según la prensa portuguesa, algunas de las propiedades compradas a cambio de “Visas de Oro” costaron menos de 500.000 euros.
Portugal aparece como uno de los países que más se ha beneficiado del modelo de venta de pasaportes y visas promediando un total de 1.000 millones de euros en inversión.
A cambio, las autoridades han otorgado 1.775 “Visas de Oro” durante los últimos dos años, una buena parte de las cuales para ciudadanos originales de China, Rusia, Angola y Brasil.
Portugal hace parte del grupo de las 26 naciones que componen el grupo Schengen de fronteras abiertas, de ahí la preocupación sobre seguridad por parte de la Unión.
En términos generales el programa de visas por inversión para una familia no Europea requiere un mínimo de 500.000 euros para obtener una visa que les da derecho a vivir en el país que la otorga y viajar libremente por toda la zona Schengen y Gran Bretaña por cinco años cuando pueden aplicar por residencia permanente.
RESULTADOS EN DUDA
A pesar de los aparentes beneficios tanto para los nuevos “ciudadanos económicos” como para los países de destino, los resultados no son tan claros.
Un reporte del Instituto de Política Migratoria indica que “en realidad, los resultados en términos de impacto económico para los países que conceden esas visas han sido pobres hasta el punto de que, si bien algunos de los nuevos países ofreciéndolas tienen una oportunidad de desarrollar sus propias iniciativas, los jugadores más experimentados están considerando desmontar por completo esos programas debido a beneficios económicos insuficientes”.
(Fuente: Cecilia Rodríguez, Especial para Portafolio, desde Luxemburgo)