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Por Enrique Dans, Profesor de Sistemas de Información en el IE Business School

Apple lo ha vuelto a hacer: ha tomado una categoría de producto, en este caso una tan incipiente y tan llena de incógnitas como la del smartwatch, y la ha reinventado con un éxito total y sin paliativos. Las cifras hablan por sí mismas: TODOS los modelos del Apple Watch están completamente agotados en TODAS las tiendas de los Estados Unidos, y los tiempos de espera están ya entre las cuatro y las seis semanas.

Si quieres adquirir un Apple Watch hoy y te vas a una tienda o a la página web para escogerlo, hacer tu pedido y tenerlo en tu muñeca el 24 de abril, día del lanzamiento oficial, olvídate: no podrás tenerlo hasta aproximadamente junio. Si vives en Suiza, olvídate: tardarás más tiempo. Y eso sí, si eres empleado de Apple, podrás tenerlo a mitad de precio.

El optimismo de Tim Cook estaba más que justificado. Ninguna de las explicaciones habituales vale para tratar de minimizar estas cifras: la marca ha fabricado entre cinco y seis millones de unidades de relojes para el lanzamiento inicial, de un total encargado a fabricación de sesenta y cinco millones.

Muchos millones de relojes para el debut de un producto en una categoría que resultaba una completa incógnita, donde el competidor que dio el primer empujón mediante un proyecto de crowdfunding que rompió todos los récords, Pebble, había logrado vender en total un millón de unidades a lo largo de los algo más de dos años que han pasado desde que comenzó los envíos a clientes.

Para cualquier marca, decisiones de fabricación de decenas de millones de unidades en una categoría en la que han lanzado modelos más de cuarenta marcas y se esperan bastantes nuevos entrantes más serían una auténtica locura. Para Apple, con la experiencia que suponen los lanzamientos anteriores de productos como el iPod, el iPhone o el iPad, supone simplemente “business as usual”.

¿Cómo va a cambiar el enorme éxito del Apple Watch el ecosistema que conocemos? Sin duda, de muchas maneras. A continuación, los cinco cambios fundamentales que posiblemente veamos suceder:

1. El reloj de muñeca era una categoría sujeta a tendencias complejas, con dinámicas de sustitución por parte del smartphone y usos múltiples (cuantificación de actividad, monitorización de parámetros de salud, etc.) en el horizonte. Una previsión de entre treinta y sesenta millones de Apple Watch vendidos tan solo durante el año 2015 dan para anticipar que nos disponemos a verlo en las muñecas de mucha gente. La amplísima gama de modelos que la marca pone en el mercado está destinada precisamente para evitar una percepción del tipo “otro más”.

2. Preparémonos para ver cómo un gesto tan natural y asumido como el de mirar el reloj cambia su significado. Con más de mil apps aprobadas por la compañía para el Apple Watch, el gesto de echar la vista a nuestra muñeca va a dejar de significar “estoy mirando la hora” o incluso “abrevia que tengo prisa”, y pasará a ser lo que sea dentro de una amplísima variabilidad que ya no tendrá connotaciones de ningún tipo, desde consultar una notificación o recibir un mensaje, a prácticamente cualquier cosa que la creatividad de los desarrolladores de apps quieran traernos.

3. El posicionamiento del Apple Watch tiene mucho que ver con la monitorización del ejercicio y la salud, y de hecho, un elevado número de clientes de Apple han dado el sí a la opción que la compañía ofrece de compartir sus parámetros de salud con equipos de investigación médica. No sería descabellado pensar que el hecho de que varias decenas de millones de personas llevando un control de parámetros como su nivel de actividad física o su ritmo cardíaco de manera permanente mediante un dispositivo en su muñeca pudiese suponer notables avances en la ciencia médica.

4. Parece racional pensar que el producto seguirá la evolución habitual en la marca: en alrededor de un año, veremos una segunda edición con modificaciones que muy posiblemente afecten a su aspecto externo – es importante diferenciar visualmente a los compradores del nuevo modelo – y una gama de prestaciones nuevas y revisadas.

5. En un plazo de en torno a dos años veremos cómo el crecimiento de las ventas se estabiliza y alcanza un plateau, mientras las ventas de otros competidores de la categoría, muy posiblemente centrados en el uso de Android, van empezando a crecer. La historia habitual en la marca de la manzana: redefinir una categoría, explotarla con notable éxito unos años, y ceder el crecimiento con bajos márgenes a otros competidores para consolidarse en un segmento alto con márgenes consistentes.

Una vez más, una compañía de electrónica de consumo se convierte, gracias al éxito radical de sus productos, en un auténtico redefinidor de tendencias, ya no en tecnología, sino en la sociedad. Mientras tratas de encontrarle explicaciones y te desgañitas pensando que “en realidad no lo quiero”, que “no es para tanto” o que “no es el mejor producto”, como posiblemente ya hiciste en su momento con el iPod, el iPhone o el iPad, puedes ir leyéndote la crítica imaginaria que Patrick Bateman, protagonista del genial “American Psycho” de Bret Easton Ellis, habría hecho del Apple Watch

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