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Los mensajes de texto se han convertido en la principal forma de comunicación entre los adolescentes.

ADOLECENTES-ADICCION-SMARTPHONES
De acuerdo a un estudio de Pew Internet & American Life Project, tres cuartas partes de ellos posee un teléfono móvil y el 63% escribe mensajes todos los días, un porcentaje mayor que los que dicen que hablan por teléfono, se reúnen cara a cara o escriben correos electrónicos a diario.

La media del número de mensajes enviados por adolescentes es de 60 al día, con las niñas mayores con un promedio mayor de 100 mensajes frente al de los chicos, que se sitúa en 50. Sin embargo, los jóvenes que comprueban sus teléfonos continuamente, se enfadan si se les interrumpe al hacerlo y están tan preocupados por los mensajes de texto hasta el punto de que les quita el sueño y les impide hacer su trabajo son “texters” compulsivos.

Así lo revela un nuevo estudio publicado en Psichology of Popular Media Culture que encuestó a unos 400 estudiantes de entre 8º y 11º grado y que desvela que muchos adolescentes tienen mucho en común con los jugadores compulsivos, como la pérdida de sueño, problemas cuando no pueden escribir mensajes, o mentiras para encubrir la cantidad de tiempo que pasan haciéndolo.

“¿Cuál es su relación con el uso del teléfono? ¿Se siente ansioso cuando no está cerca suyo? ¿Cuando se sienta a cenar con su familia, siente la necesidad de mirarlo? ¿Se siente obligado a mirarlo todo el tiempo, en lugar de sólo responder los mensajes que recibe? ¿No hace sus tareas por pasar más tiempo escribiendo mensajes de texto? ¿Escribe mensajes más largos de lo previsto? ¿Se enfada, grita o actúa molesto si alguien le molesta mientras está enviando mensajes de texto?” son algunas de las preguntas que contestaron los jóvenes participantes de un cuestionario inspirado en otros utilizados para averiguar el nivel de ludopatía o de adicción a internet. Otras cuestiones indagan sobre si los adolescentes pierden sueño por culpa de los mensajes de texto, si han intentado pero no han podido reducir sus mensajes de texto, o si mienten para encubrir la cantidad de tiempo dedicado a los mensajes de texto.

En general, la tasa de niñas que escriben mensajes de forma compulsiva es mucho más alta que la de los niños. Y a diferencia de las niñas, los chicos del estudio que escriben mensajes de forma compulsiva no están en riesgo de que les vaya mal en la escuela.

Este no es el primer estudio encuentra una relación entre el exceso de uso de los medios sociales y unas puntuaciones escolares más bajas. Otros han encontrado que los estudiantes universitarios que escriben mientras hacen los deberes tienen notas inferiores, y que aquellos que envían mensajes durante las clases toman apuntes menos detallados y tienen un recuerdo más pobre. Un experimento con estudiantes universitarios demostró que los estudiantes que se abstuvieron de enviar mensajes de texto durante una conferencia retuvieron más información y puntuaron más alto en un test.

El uso excesivo de internet también se ha relacionado con los problemas del sueño, porque los estudiantes se conectan a altas horas de la noche y eso interfiere en su tarea, que tienen que quedarse hasta tarde para terminarla. Los estudios también han relacionado el alto número de mensajes diarios con los problemas de sueño, posiblemente porque los adolescentes son despertados por los mensajes.

Sin embargo, algunos expertos creen que aunque exista correlación entre los mensajes de texto compulsivos y los problemas en la escuela, estos no causan directamente problemas académicos, como hacen la depresión o el abuso de sustancias, sino que simplemente hacen que la atención disminuya. “Si usted está en constante comprobando su teléfono, ¿cómo va a estudiar para la escuela? Tengo niños que no pueden sentarse a una conferencia de una hora sin comprobar sus teléfonos”, dice Kimberly Young, psicóloga que fundó el Centro para la Adicción a Internet y que ha realizado investigaciones sobre el tema.

De los 403 estudiantes que participaron, 47 dijeron que no escriben mensajes de texto todos los días y fueron excluidos del análisis. Entre los 356 estudiantes restantes, las niñas eran mucho más propensas a escribir mensajes de forma compulsiva. Alrededor del 12% de ellas (1 de cada 8) eran compulsivas, mientras que sólo el 3% de los chicos tenía este problema. La mayoría de los compulsivos escriben más de 100 mensajes al día.

A pesar de que las chicas en el estudio tenían mejor rendimiento en la escuela, escribir mensajes de forma compulsiva se asocia a un peor ajuste académico entre ellas, a diferencia de los chicos, dijeron los investigadores. La hipótesis de la doctora Kelly Lister-Landman, autora principal de la investigación, es que los mensajes de las niñas pueden centrarse más en las relaciones y estar más cargados emocionalmente, causándoles ansiedad. En esta línea, hay estudios que han demostrado que la comunicación sobre problemas o sentimientos negativos por teléfono es mucho más común entre mujeres jóvenes que entre hombres.