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Gawdat, ahora ex jefe de desarrollo de negocio en Google X, dice que su objetivo ahora es conseguir hacer felices a 1.000 millones de personas durante una charla con Business Insider en Madrid

Aunque acaba de dejar Google X para intentar hacer feliz al mundo, la misión de Mo Gawdat comenzó hace un año, cuando salió a la luz la edición inglesa de su libro Resolver para ser feliz —así se titula en ese idioma El algoritmo de la felicidad, editado en España por Paidós – Zenith—, que ya está disponible a 19 idiomas y ha sido un súper ventas en varios países. «Desde entonces, dedico más del 80% de mi tiempo a viajar», concede el autor a Business Insider en un hotel de Madrid donde está presentando su obra traducida al español.

En poco más de trescientas páginas, una mezcla de enseñanzas procedentes del islamismo, el cristianismo y, por encima de todo, del budismo se entremezclan con teorías filosóficas y conocimientos científicos de la psicología evolutiva, positiva, matemáticas, sociología, física cuántica… Todo entrelazado de una manera más que sugerente a través de la vida y experiencia de Gawdat.

Ser feliz tras la peor experiencia posible

Una experiencia terrible, porque lo que llevó a Mo a escribir su fórmula para ser feliz fue la muerte prematura y repentina de su hijo Alí de 21 años por una negligencia médica. El libro es en parte un diálogo constante con él, aunque en absoluto es una obra en búsqueda de la trascendencia, sino un compendio de «recetas para desaprender los hábitos que nos impiden ser felices», confirma Gawdat.

Gawdat hace una definición intercultural de la felicidad muy eficaz, con algo más que reminiscencias del budismo. Según él, la fórmula matemática de la felicidad es mayor o igual que tu percepción de los acontecimientos de tu vida, menos las expectativas relativas a tu comportamiento. Según él, precisamente, por eso, algunos de los países más avanzados económicamente son de los menos felices.

«En la India, mucha gente tiene más que suficiente con comer una o dos veces al día, pero aquí en Europa, la comida tiene un papel completamente distinto e, incluso, puede llegar a convertirse en una fuente de frustración. De hecho, ahora la felicidad es más un gran mito de la sociedad moderna, porque todo está mercantilizado», remarca.

Gawdat recuerda que hoy la felicidad, junto a la tecnología, es una de las dos megatendencias mundiales: «En el lugar donde vivo, Dubái, hay un Ministerio de la Felicidad y, en Brunéi, se ha creado el concepto ‘Felicidad Interna Bruta’; pero los gobiernos deben proveer de condiciones de vida, no de la felicidad, ésta es producto básicamente de la elección propia».

La felicidad hay que trabajarla todos los días
Con un poco de sorna producto de sus viajes a España recuerda: «Si usted hace de los churros su prioridad, por muchos medios que le den para hacer deporte, no estará muy en forma. Con la felicidad pasa lo mismo: da igual que los demás se desvivan por mi felicidad, soy yo quien tengo que hacer ese fitness».

Según Gawdat, la tecnología puede ayudar a estar, por ejemplo, conectados con los amigos o la familia, pero es muy habitual que sea un impedimento para ser feliz. Porque distrae del aquí y ahora, que él remarca como dos de sus cinco únicas verdades absolutas, además de la muerte, el amor y el diseño divino.
Por eso, la mayoría de «las empresas de tecnología como Facebook se darán cuenta antes o después de que la gente que abandona su servicio es porque les lleva a ser infelices. Tienen que entender que deben orientar su tecnología a la felicidad de las personas y, creo de hecho, que están empezando a hacerlo», afirma.

Aunque dejó Google X hace unos días para dedicarse a su proyecto de hacer feliz al planeta, entre las herramientas que planea está un asistente tecnológico para ayudar a entender la felicidad como la principal prioridad en la vida. «¿Por qué se enseña Geografía en las escuelas, si está en cualquier buscador? Hay que dar a los niños herramientas para gestionar a cambiar nuestro sistema de valores, el éxito no puede ser el máximo de todos ellos, ni el dinero», exige.

Para Gawdat, los millennials lo tienen más difícil para alcanzar la felicidad: «Cuando yo era adolescente, tenía 15 amigos; hoy cualquiera tiene un mínimo de 150. Son demasiadas opciones, que crean demasiadas expectativas y ésto, inevitablemente, generará frustración». Parece una buena manera de explicar alguno de los fenómenos que se dan en esta generación.
Por lo menos todos, podemos contar, según él, con una receta simple para encontrar la felicidad: buscar la belleza en todas las cosas. «¿Qué es la belleza? Bello es todo, podemos recrearnos detenidos en un atasco escuchando música, buscarla en disfrutar de cada cosa que nos encontramos en la naturaleza o en nuestra vida», asegura.

Y sobre la belleza en las personas, concluye: «Vivimos bajo un tiranía: un concepto excluyente de la belleza creado por la sociedad. Siempre eres más bello cuando abrazas cómo eres en realidad. Todo el mundo es hermoso. Sobre todo las mujeres, se obsesionan demasiado con los detalles de su físico que menos les gustan. Yo les digo: concéntrate en tu rasgo más bonito y absolutamente nadie se fijará en nada más«.

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