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(KNOWMAD – ROBOT – TRABAJO – MÁQUINAS) – El 47% de los puestos laborales estarán en manos de máquinas dentro de 20 años. No te asustes, hay vías y herramientas para afrontar la nueva situación y salir airoso (y con trabajo).

En un artículo en Esquire, Rosa Martí destaca como el desarrollo de la robótica está reemplazando a las personas en el ámbito laboral: los supermercados en los que tú mismo pasas los artículos por caja, las audioguías en los museos… ¿Cuántas veces te has visto a ti mismo locutando números al teléfono para comunicarte con una extensión? Y ahora que vienen los vehículos sin conductor, ¿qué será de los camioneros, taxistas y conductores de autobús?

Es un paso lógico, las máquinas no solo son más baratas, sino que cometen menos errores, no necesitan días personales, ni se ponen enfermas ni se declaran en huelga. O sea que el empresario gana en rentabilidad e infalibilidad. ¿Quién podría resistirse?

Es un paso lógico, las máquinas no solo son más baratas, sino que cometen menos errores, no necesitan días personales, ni se ponen enfermas ni se declaran en huelga.

 

Que no cunda el pánico. Nos podemos enfrentar a ese apocalíptico panorama laboral con una nueva actitud, con la entalidad knowmad, el neologismo acuñado por John Moravec que combina las palabras know (conocer) y nomad (nómada) y que tiene su razón de ser en la innovación y la flexibilidad. Es lo que el filósofo Peter Drucker había llamado ‘trabajador del conocimiento’ varias décadas antes. Según Moravec, el trabajador del futuro es una persona capaz de trabajar con cualquiera, en cualquier momento y casi en cualquier lugar; individuos con marca personal propia, innovadores, colaborativos, creativos, en constante evolución y formación y creadores de redes de networking.

El trabajador del futuro es una persona capaz de trabajar con cualquiera, en cualquier momento y casi en cualquier lugar; individuos con marca personal propia, innovadores, colaborativos, creativos, en constante evolución y formación.

 

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Aprendizaje continuo

¿Suena duro? No lo es, se basa en un principio muy simple, el del aprendizaje continuo; no solo se aprende una serie de contenidos concretos durante la etapa universitaria, sino que el aprendizaje ha de tender puentes con otros espacios de creación de arte, de ciencia… Lo que importa no es qué conocimientos tienes, sino qué haces con esos conocimientos. La clave es que en lugar de aprender conceptos, hay que desarrollar una serie de destrezas, conseguir lo que Moravec llama un ‘pasaporte de habilidades’.

Estos son los 10 mandamientos de todo knowmad:

1- No está limitado a una edad determinada: a diferencia del millenial (nacido entre 1981 y 1995), el knowmad no tiene edad, cualquier persona está capacitada para tener mentalidad nómada, lo que es una buena noticia en un mundo en el que parece que a partir de cierta edad, si pierdes tu empleo, te has quedado para vestir santos en materia laboral. Es cierto que a partir de cierto punto, mucha gente es reacia a ampliar sus conocimientos, pero eso es una cuestión de pereza, no de edad. El individuo que aprende durante toda la vida no solo está más preparado para afrontar cualquier contratiempo, sino que vive más feliz y con mejor calidad de vida. Las universidades se están llenando de gente de más de 50 años de edad, de ellos también es el futuro.

2- Es creativo, innovador, colaborativo y motivado: En realidad todos somos así, solo hay que saber desarrollarlo. Se trata de atreverse a probar cosas nuevas, de proponer alternativas, sin temer que te juzguen negativamente por ello. Suena muy difícil, pero es algo que todos hacemos cuando estamos en un entorno relajado, en familia y en vacaciones. Allí nos atrevemos a recorrer rutas no estudiadas, a improvisar planes, a probar nuevos sabores. Porque tenemos confianza en nosotros y en la gente que nos rodea. Se trata de llevar esa misma motivación, seguridad y espontaneidad al terreno laboral. Así de simple.

3- Utiliza la información y genera conocimientos en diferentes contextos: ¿Cuántas veces has pensado que solo eres capaz de recordar datos inútiles? El dato inútil no existe como tal, solo hay que aprender a utilizarlo cuando te haga falta, que es mucho más a menudo de lo que crees. Tu afición a los videojuegos puede ayudarte a resolver problemas de estrategia en tu día a día, en saber cómo actuar cuando el instalador de la lavadora que acabas de comprar te quiere dejar colgado porque no le llega el cable de la manguera. Y por muchas ganas que tengas, no se trata de dejarlo KO de un disparo, sino de saber convencerlo de que no es tu problema sino el suyo, y entre los dos buscar una solución.

4- Altamente inventivo, intuitivo, capaz de producir ideas. ¿Cómo te crees que Aníbal logró cruzar los Alpes con un contingente de elefantes? Probablemente sonaría disparatado a oídos de sus consejeros y estrategas. Pero el general cartaginés hizo oídos sordos y siguió adelante con su plan: así consiguió conquistar el norte de Italia. Sé un poco como Aníbal, no descartes ninguna idea por descabellada que parezca, tal vez es la manera de resolver un problema aparentemente irresoluble. Como dijo Cervantes, “Para lograr lo imposible, hay que intentar lo absurdo”.

5- Alfabetizado digitalmente, comprende cómo y por qué funcionan las tecnologías digitales. El trabajador del futuro no tiene por qué haber nacido en la era digital, pero sí tiene que saber utilizar los avances tecnológicos en su provecho. Es esa persona que, cuando le pasan por whatsapp una dirección postal o un teléfono, se molesta en meterlo en la agenda. A ese amigo al que cada vez que invitas a cenar te manda un mensaje para preguntarte (siempre desde que lo conoces) cuál es tu dirección, más le vale no perder su empleo, no está preparado para lo que le viene encima.

6- Creador de redes, siempre conectando a personas, ideas, organizaciones. Eso no quiere decir que se pase el día enganchado a Facebook y a Twitter, y menos aún en horario laboral, sino que tenga intereses variados e integre a las personas de diferentes ámbitos. No solo está al día de lo que ocurre en internet, sino que además tiene una vida social rica y variada. Alterna con los amigos del gimnasio, los de la ONG con la que colabora voluntariamente, los compañeros del instituto con los que nunca perdió el contacto y los colegas profesionales con los que de vez en cuando se toma algo. Sabe desdoblarse y tiene tiempo para todo y todos.

7- Capaz de desaprender rápidamente, sumando nuevas ideas. A veces es difícil desprenderse de algo que nos costó aprender, a pesar de que no sea efectivo. ¿Eres de los que siguen escribiendo ‘sólo’ porque te enseñaron que cuando puede sustituirse por ‘solamente’ va con tilde? Pues cambia el chip. El motivo por el que la RAE haya cambiado su ortografía es doble: no es rentable y mucha, muchísima gente lo escribía mal. ¿Qué hay más lógico que deshacerse de esa tilde inservible? Pero si sigues resistiéndote al cambio “porque me molesté en aprenderlo” vas mal, muy mal para integrarte en el colectivo knowmad.

8- Puede trabajar en cualquier parte, en cualquier momento. El knowmadno se siente aferrado a su ordenador, de hecho, ya no tiene ni discos duros externos, ni back-ups, ni siquiera utiliza pendrives. El knowmad tiene todo en la nube, en algún servidor externo, al que se conecta desde dondequiera que esté. Si no te fías de dejar tus queridos archivos flotando en la web, o bien trabajas en algo de máxima seguridad (en cuyo caso ya eres un knowmad, no contratan a otro tipo de personas para esos puestos) o te estás esclavizando gratuitamente por simple paranoia. Poder empezar a escribir un artículo en Madrid y acabarlo en Sevilla, en casa de mi hermano, desde el viejo PC de su hijo de 11 años, sin cargar con ningún pincho, y con la seguridad de que no voy a perder ni una palabra de lo que llevo escrito, da una gran sensación de libertad.

9- Sabe idiomas. El knowmad está siempre al quite de toda novedad, por lo que surfea la web con inteligencia. No se detiene en los artículos traducidos a su idioma, sino que lee las fuentes directas. Es indispensable que sepa inglés, a un nivel B2, y que sea capaz al menos de comprender los idiomas cercanos al suyo. Mi madre, por muy abogada laboralista que sea, se quejó un día de que no podía ir a misa en el pequeño pueblo catalán donde veranea porque no entendía los días de la semana. A ver, empecemos: dilluns, dimarts, dimecres, dijous, etc. ¿No comprendía o no quería comprender? No seas como mi madre, que por suerte para ella, está ya jubilada y no tiene que buscar empleo.

10- No teme al fracaso. Si hay un individuo inasequible al desaliento, ese es el knowmad. Y para eso solo es preciso olvidarse de meteduras de pata, de timidez, de que a lo mejor solo es una tontería, y afrontar cada reto de una forma creativa e innovadora, lo que los anglosajones llaman pensar out of the box y nosotros ‘pensamiento paralelo’. No tengas miedo: si te has equivocado en algo, no pasa nada. No has perdido nada, y tal vez, al enfocar un problema de forma distinta a lo convencional, te lleves una sorpresa agradable. Gaudí diseñó la Sagrada Familia con una maqueta invertida formada con un sistema de pesos colgantes que, reflejada en un espejo, mostraba las cargas que debía soportar cada elemento de la estructura. Se atrevió a hacerlo, y mira con qué resultado.

Tírate a la piscina de cabeza y no tengas miedo de enfrentarte a nada porque no seas experto en esa materia, estudia el problema e intenta abordarlo desde otra óptica, sin complejos. No tienes nada que perder.

Y como en todo decálogo estos 10 mandamientos se resumen en dos. Sé amplio de miras: estate dispuesto a dejar a un lado todo lo que sabes, olvídate de tus prejuicios y moléstate en aprender a hacer las cosas de manera diferente. Requiere esfuerzo, pero todo el mundo lo puede hacer. Sé valiente: a por todas, tírate a la piscina de cabeza y no tengas miedo de enfrentarte a nada porque no seas experto en esa materia, estudia el problema e intenta abordarlo desde otra óptica, sin complejos. No tienes nada que perder.

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