(ESTRATÉGICO – TRANSFORMACIÓN – DIGITAL) Es una de las preguntas más habitual en estos días…porque si bien hay empresas que captaron la tendencia cuando despuntaba y hoy ya la están implantando, otras están en pleno proceso de adaptación.
Por Flor de Esteban, socia directora de Deloitte Digital en España
Gestión del cambio estratégica
Según nuestra experiencia trabajando en la digitalización de compañías de todos los sectores de actividad, tamaño, trayectoria y entorno competitivo, sabemos que los retos son muy diferentes en función de los objetivos de cada organización. Sin embargo, hay un factor, un común denominador, que es garantía de éxito de este proceso. No es otro que abordar la transformación digital desde el ámbito corporativo más estratégico. Porque si bien las inversiones en tecnología son imprescindibles, el motor de este profundo cambio hacia la digitalización es la estrategia, impulsada desde el más alto nivel.
Si bien las inversiones en tecnología son imprescindibles, el motor de este profundo cambio hacia la digitalización es la estrategia, impulsada desde el más alto nivel.
Este hecho viene refrendado por el estudio publicado por MIT Sloan Management Review y Deloitte Insights -el informe ‘Strategy, not Technology, Drives Digital Transformation’-, que asegura que un negocio no puede reinventarse digitalmente a menos que tenga una estrategia digital clara, y cuente, por supuesto, con el apoyo y la experiencia de la alta dirección. Porque sólo convencidos de la necesidad de implicar a los directivos en el liderazgo de este proceso de transformación es posible ofrecer un buen servicio a los clientes, que conlleve un buen posicionamiento en el nuevo mercado que se está configurando.
La digitalización implica una transformación integral, una ‘vuelta de tuerca’ en la estrategia del negocio que afecta a las personas, los procesos y la tecnología. Somos conscientes de que implica un proceso complejo que establece una nueva curva de aprendizaje resultante de la gestión del cambio -tanto en la mentalidad de los empleados como en la tecnología a aplicar en la organización- a lo largo del tiempo, ya que durante este proceso, la compañía, continúa en funcionamiento. Es por esto que apostamos por una transformación digital que implique una visión clara de los beneficios resultantes de la inversión e igual de importante, de los pasos a seguir para alcanzar el objetivo.
Un cambio que ha llegado para quedarse
La mentalidad estratégica e inversión en talento, innovación y tecnología son ingredientes que aseguran el éxito de la transformación digital, aunque también existen factores que se repiten y conllevan un retraso en la implantación de esta. El más reconocido y probablemente más veces abordado es la dificultad de entender en qué consiste realmente la digitalización y como materializarla, optimizando el uso de las nuevas herramientas y tecnologías digitales.
Además, no se puede menospreciar la resistencia al cambio de las organizaciones, ya que la digitalización implica, en muchos casos, nuevos perfiles -con conocimiento muy especializado- que trabajan de forma diferente, se organizan de forma distinta para tomar decisiones con mucha rapidez. Estas fórmulas requieren una alta flexibilidad corporativa para responder a las necesidades del mercado y de los clientes.
A pesar de estos factores, en estos últimos años todas las compañías somos conscientes de que este cambio no tiene retorno. Ninguna empresa o directivo, de cualquier sector o función, se siente ajeno a la transformación digital, ya que todos desarrollamos nuestra actividad profesional en un nuevo contexto y aplicamos la innovación como mantra. De hecho, debido a la reciente incorporación del factor digital al terreno de juego es recomendable que los jugadores se asocien con especialistas en innovación, con la suficiente experiencia para asegurar la metodología y los resultados finales del proceso.
Es precisamente por este expertise conseguido gracias al aprendizaje continuo en varios negocios y sectores en modo ‘beta’, que observamos cómo el término ‘digital’ desaparecerá en cinco años como un diferenciador significativo, ya que se asumirá como característica propia de cada producto o servicio. El valor añadido deberá aportarse entonces partiendo desde el carácter digital -y no visualizándolo como meta-, como lo están ya demostrando las líneas de trabajo que tienen que ver con la Inteligencia Artificial, Big Data y Analítica, Blockchain, Fintech, tecnología cognitiva, desarrollo de apps o casos de uso de IoT.
Es por esto que apostamos por facilitar el proceso de transformación digital ayudando a cada organización a definir su ambición, transformar su compañía, ‘reimaginar’ cada negocio, reinventar su cadena de valor y pensar cómo conectar con un cliente que se comporta de diferente forma. Es decir, pensar en la misma empresa de forma creativa y distinta, ya que se le dota de nuevos procesos, tecnología y personas, que cuentan con nuevas habilidades para competir en un entorno distinto y tremendamente cambiante, que no finaliza su transformación.
Artículo de opinión escrito por Flor de Esteban, socia directora de Deloitte Digital – publicado el 21 de junio de 2017 en la revista Factoría 4.0 de El Economista
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