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El interés de Chris Magee por las tasas de mejora tecnológica comenzó en 2003: “Había muchos campos que no evolucionaban tan rápido como establecía la Ley de Moore, y empecé a tratar de establecer la medida de las mismas”, reseña Marcos Merino, redactor freelance en TECBeat.

 En aquel momento, su enfoque se basaba en la obtención de métricas específicas para cada campo tecnológico, hasta que en 2010 se dio cuenta de que no había recurrido a la mayor base de datos del mundo sobre tecnología: el registro estadounidense de patentes. “‘Quizá haya suficiente información ahí para establecer vinculaciones con el dinamismo del cambio tecnológico’, pensamos”. Aún así, su trabajo se siguió basando en un planteamiento extraordinariamente lento y poco fiable: la lectura por parte de humanos de miles de patentes.

Ahora, cinco años más tarde, el MIT ha anunciado que un equipo de ingenieros en el que participa Magee ha logrado desarrollar una fórmula que permitiría estimar a qué velocidad está avanzando una determinada tecnología, en base a la información que pueda extraerse de las patentes vinculadas a la misma.

Los investigadores eligieron 28 tecnologías (como la energía solar fotovoltaica, la impresión 3D y la secuenciación del genoma) y extrajeron datos de las más de 500.000 patentes relacionadas registradas en la Oficina de Patentes de Estados Unidos, “gracias al desarrollo de un nuevo método para seleccionar de forma rápida y precisa las patentes que mejor representan cada tecnología”.

Una vez identificadas, el equipo analizó varias métricas y descubrió que algunas de ellas resultaban más útiles que otras para predecir la tasa de mejora de una tecnología. Destacaban particularmente las citas prospectivas (número de veces que una patente es citada por patentes posteriores) y las fechas de publicación (obviamente, las tecnologías con un mayor número de patentes recientes son más propensas a estar innovando a un mayor ritmo).

Por contra, la mera existencia de un mayor número de patentes para una tecnología en concreto dice poco sobre su nivel de innovación: “La impresión 3-D sólo tiene 300-500 patentes, y evoluciona al mismo ritmo que los semiconductores, que tienen alrededor de 150.000 patentes”, aclara uno de los miembros del equipo.

Tras eso, el equipo ideó una ecuación que incorpora la media de ambas métricas para calcular la tasa de mejora de cada uno de los campos tecnológicos. Los resultados de aplicarla resultaron coincidir notablemente con enfoques anteriores y más laboriosos para calcular el ritmo de innovación tecnológica. Así, demostraron que las tecnologías estudiadas que más rápido se están desarrollando son las comunicaciones ópticas e inalámbricas, la impresión 3D y la resonancia magnética. Por contra, otras como las turbinas eólicas y los motores de combustión se encontraban a la cola en cuanto al ritmo de mejora. Ahora, esta nueva técnica puede convertirse en una útil herramienta de predicción para la industria, la Administración y los inversores de capital riesgo.

Magee y Chris Benson, del Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT, publicaron hace unos días los resultados de la investigación en la revista PLos ONE, en un paper que contenía las ecuaciones y las conclusiones fundamentales del estudio sobre el uso predictivo de las patentes.

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