El gobierno de Nicolás Maduro no brinda cifras desde diciembre de 2014, pero algunos economistas sostienen que el alza de precios ya alcanzó los tres dígitos.
Según sus propias normas, el Banco Central de Venezuela (BCV) debe reportar la inflación antes del día 10 de cada mes, una norma que en los últimos dos años ha vulnerado a menudo sin dar explicaciones.
El último informe del índice de precios data del año pasado, cuando el alza inflacionaria fue de 68,5 por ciento pese a los severos controles de precios, de producción y distribución de bienes que ha impuesto el gobierno en su esquema económico centralista.
Sin embargo, los venezolanos no necesitan del BCV para constatar cómo semana a semana sus bolsillos se resienten ante el alza de los precios de alimentos, medicinas, viviendas, vehículos o transporte.
Para comprar un kilo de carne de primera –que tiene un precio regulado por debajo de la realidad del mercado– debe gastarse el equivalente a casi 14 por ciento del salario mínimo mensual, que actualmente es de 6.700 bolívares. En el caso de una hortaliza como la papa, su precio se ha multiplicado siete veces durante 2015 y ya supera los 300 bolívares por kilo.
En algunos preescolares privados de Caracas la matrícula para el período 2014-2015 está sobre los 3.400 bolívares, pero ya han enviado circulares para anunciar que a partir del período escolar, que comienza en septiembre, estará sobre los 8.100 bolívares, lo que representa un aumento del 138 por ciento.