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Un nuevo estudio independiente sobre emprendimiento en Estados Unidos ofrece credibilidad al argumento de la industria de la tecnología de que la innovación en el país se beneficia de una sólida inmigración, destaca Yoree Koh en un artículo de The Wall Street Journal.
INMIGRANTES-STARUP-EEUU
El estudio de la Fundación Nacional para Política Estadounidense, un centro de estudios no partidista con sede en Arlington, en el estado de Virginia, muestra que los inmigrantes crearon más de la mitad de la actual cosecha de stratups con sede en EE.UU. con un valor de US$1.000 millones o más.

Estas 44 empresas, dice el estudio, tienen un valor combinado de US$168.000 millones y generan en promedio casi 760 empleos por empresa en EE.UU. El estudio también estima que los inmigrantes ocupan más de 70% de los cargos clave en la gerencia o en las operaciones de desarrollo de producto en dichas compañías.

La fundación examinó 87 empresas estadounidenses valuadas en US$1.000 millones o más hasta el 1 de enero de este año, según el Billion Dollar Startup Club, una sección de WSJ que hace seguimiento a estas compañías. Los autores del estudio usaron información y datos públicos de las empresas para crear biografías de los fundadores.

Las tres empresas estadounidenses de mayor valor con fundadores inmigrantes incluyen el servicio de reserva de taxis Uber Technologies Inc., la firma de software de datos Palantir Technologies Inc. y el fabricante de cohetes espaciales Space Exploration Technologies Inc.

Stuart Anderson, el autor del estudio y director ejecutivo de la fundación, dice que los descubrimientos muestran que la economía de EE.UU. podría beneficiarse de los talentos de los empresarios nacidos fuera del país norteamericano, incluso más si se les facilitara la obtención de visas.

Líderes del sector tecnológico, incluyendo Mark Zuckerberg y Bill Gates, han hecho un llamado para que se aumente el número de visas H-1B que permite a los trabajadores extranjeros calificados permanecer en el país. Los ejecutivos argumentan que la inmigración beneficia en gran medida a la comunidad tecnológica, y que es difícil para las empresas contratar empleados no estadounidenses y que empresarios inmigrantes creen negocios debido a las restricciones de las visas.

Los críticos argumentan que los ejecutivos del sector tecnológico simplemente buscan mano de obra barata y algunos políticos, entre ellos el precandidato republicano a la presidencia Donald Trump, apuntan a frenar el programa de visas de trabajo. Un proyecto de ley presentado en diciembre por el precandidato republicano a la presidencia Ted Cruz, quien también es senador por el estado de Texas, y su colega Jeff Sessions, senador de del estado de Alabama, requeriría que quienes solicitan una visa H-1B tengan un título universitario avanzado, hayan trabajado al menos 10 años en el extranjero y que no reciban sueldos materialmente más bajos que el de los empleados estadounidenses.

De cualquier manera, el proceso de asegurar una visa es prolongado y complicado. Las H-1B tienen un límite de 85.000 por año (65.000 son reservadas para quienes hacen una solicitud por primera vez y 20.000 para estudiantes extranjeros que se gradúen de universidades estadounidenses). En 2015, la lotería para obtener una visa H-1B llegó a su máxima capacidad en una semana, según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. (USCIS, por si siglas en inglés). La entidad informó que recibió cerca de 233.000 solicitudes de visas de trabajo durante el periodo permitido.

Anderson señaló que la ley dificulta que empresarios pidan este tipo de visas porque está diseñada para que los empleadores la pidan a nombre de sus empleados. Y la decisión de iniciar una empresa mientras se espera que salga una visa H-1B es arriesgada. Anderson asegura que en la mayoría de los casos, los empresarios inmigrantes solo logran hacer despegar sus negocios después de obtener la residencia permanente (green card).

“¿Cómo va a recaudar dinero para (el emprendimiento)?”, pregunta Anderson. “¿Quién va a invertir en una empresa si es posible que el fundador no pueda permanecer en EE.UU.?”.

Jyoti Bansal dijo que tuvo que esperar siete años por la residencia permanente que obtuvo a través de un empleador antes de fundar AppDynamics Inc., una empresa de software que ayuda a corporaciones a monitorear el desempeño de sus aplicaciones en red y que ha recibido una valuación de US$1.900 millones. De acuerdo con el estudio, Bansal no podía dejar su empleo para empezar una nueva empresa debido a que no era claro si podría conservar su estatus con la visa H-1B.

Aunque se han presentado en el Congreso proyectos de ley que abordan el problema, no han logrado tomar impulso debido a un estancamiento general sobre las políticas de inmigración. Una de esas iniciativas es la ley EB-JOBS de 2015 que le daría a emprendedores tarjetas de residencia por dos años que serían revocadas si no cumplen con ciertos requerimientos financieros y de generación de empleo.

De acuerdo con el estudio, los fundadores de startups con valuaciones de US$1.000 millones o más provienen con más frecuencia de India (14), Canadá y el Reino Unido (8 cada uno), Israel (7) y Alemania (4). Francia e Irlanda son el origen de cuatro de los emprendedores.