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En casi medio siglo- desde que The New York Times empezó a publicar los llamados papeles del Pentágono en 1971, un estudio del Departamento de Defensa sobre la implicación de Estados Unidos en Vietnam entre 1945 y 1967- se produjeron toda una cadena de escándalos, políticos, económicos y sexuales que han dejado al mundo boquiabierto y sin capacidad de reacción, destaca un informe de Gloria Helena Rey Especial para Portafolio.

ESCANDALOS-PANAMA-PAPERS
Solo mencionaremos algunos: El del Watergate, que duró dos años (1972-74), hizo renunciar al presidente republicano Richard Nixon, destapó cientos de abusos del poder en Estados Unidos, salpicó a 69 personas y llevó a la cárcel a más de 50, entre ellas a funcionarios de alto rango del gobierno.

El escándalo político sexual Clinton-Lewinsky (1998-1999), que involucró al entonces presidente norteamericano Bill Clinton, de 49 años con la empleada de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky, de 22, que afectó la estabilidad del país más poderoso y que penalizó a los demócratas en las elecciones presidenciales del 2000.

A esos se suman los escándalos del Wikileaks, la mayor filtración de documentos secretos de la historia, que afectó a más de 56 países en 2010 y ocasionó roces diplomáticos.

OTROS EN EL OLVIDO

También, otros cientos de carácter político o económico, que afectaron en los últimos 45 años a la mayoría de naciones iberoamericanas, desde México hasta Argentina, pasando por Colombia, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, España, Perú y otras, las desestabilizaron y concluyeron, en muchos casos, sin los resultados esperados o terminaron archivados en los patéticos cajones de las curiosidades históricas o el olvido.

Por eso, hoy las opiniones se dividen y sobre lo que realmente sucederá con los llamados papeles de Panamá, que comprenden la divulgación de más de 11 millones de documentos que implican en corrupción y evasión de impuestos a más de 14.000 personas, entre las que figuran presidentes y ex mandatarios, primeros ministros y otras destacadas personalidades mundiales de la política, las finanzas, las artes, el deporte y de la sociedad, etc., y a más de 214.000 entidades offshore en más de 200 países.

Para muchos, este escándalo deja en pañales al de Wikileaks porque, nadie, hasta la fecha, proporcionó una revelación tan masiva de datos y porque es considerado como “un hito histórico para el periodismo de investigación”, en la opinión del diario El Periódico, de Barcelona.

Pero, aun así, hay escepticismo y pocos tragan entero las amenazas de investigaciones, castigos y penas que caerían sobre los eventuales implicados en los diferentes países. Para muchos esto no pasará de un escándalo mediático con alguna turbulencia pero, sin mayores resultados.

“Un escándalo como este habría creado un cataclismo político aún en los 90 pero hoy se produce cuando la opinión pública se ha acostumbrado a la explosión cotidiana de casos de corrupción y, por eso, esto ha perdido el impacto moral que debería tener”, dice a Portafolio Roberto Savio, fundador de la agencia internacional de noticias Inter Press Service y del portal Other News.

“Hay organismos mundiales para casi todo pero no los hay para el gobierno de finanzas. Desde el 2008, los bancos han pagado 220 mil millones de dólares en penalidades por acciones criminales, pero no hay un solo banquero preso. Me pregunto, ¿cuántos colombianos contestarían hoy seriamente a la siguiente pregunta de un hombre bien vestido en una caricatura reciente?, ¿es mejor la ética sin dinero, o el dinero sin ética? Sin ética, el escándalo de los papeles de Panamá es solo una cuestión mediática, sin consecuencias reales”, concluye.

Recuerda que “Panamá es todavía un paraíso fiscal menor que las islas inglesas, Liechtenstein o Suiza; que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cuando estaba en el gobierno de Luxemburgo, hizo una serie de exenciones fiscales a multinacionales que están totalmente fuera de la ley pero, sin embargo, es hoy el presidente de los europeos. Mucho se habla de eliminar paraísos fiscales, y muy poco se hace en concreto, comenzando por Inglaterra. Sabemos que las sumas que se han situado fuera de los alcances de los fiscos nacionales están entre los 15 y los 22 trillones de dólares y que, sujetas a impuestos, aumentarían el PB mundial del 3%. Pero, tocar estos capitales significa tocar intereses de gran poder y, la triste realidad es que, hacerlo, no sería políticamente conveniente. No son los pequeños, sino los grandes los que utilizan paraísos fiscales”, subraya.

La pregunta central que deberíamos hacernos ahora es: ¿después de todas estas revelaciones, cambiará alguna cosa? The New York Times resaltó en un editorial que “se han hecho muchas afirmaciones y promesas sobre investigaciones oficiales. Pero, ¿en qué grado la ley y la vergüenza pública todavía tienen dominio sobre esta élite mundial?”.

Los papeles de Panamá dejaron al descubierto, entre otras cosas, una floreciente industria a la sombra de las finanzas internacionales, que amenaza la estabilidad regional y, en claro, que ni la vigilancia de los paraísos fiscales ni la de los delincuentes que los utilizan es responsabilidad de un solo país.

Solo resta esperar en que termina este nuevo capítulo de nuestra “civilización del espectáculo”. Para muchos, la única respuesta está en la presión que ejerzamos todos como ciudadanos para que las investigaciones se realicen y se tomen las medidas necesarias para frenar el desangre de las finanzas públicas, que beneficia sólo a un puñado de pícaros y penaliza a miles de personas de bien en todo el mundo.

“Si las sociedades no recuperan su capacidad de indignación y no se movilizan para exigir la limpieza profunda del sistema financiero internacional e investigaciones judiciales rigurosas y a fondo, miles de millones de dólares de propiedad social seguirán siendo privatizados y desaparecidos”, advirtió el diario La Jornada, de México.