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La Fundación Nobel, al otorgar el premio a estos tres economistas, subrayó la importancia de sus investigaciones para entender cómo el crecimiento económico sostenible se ha convertido en la norma en los últimos dos siglos. Este fenómeno histórico, que comenzó a gestarse a partir de la Revolución Industrial, ha permitido mejorar la calidad de vida de millones de personas y sacar a una porción significativa de la población mundial de la pobreza.

El Premio Nobel fue entregado en dos mitades. La primera fue otorgada a Joel Mokyr, de la Universidad Northwestern en EE.UU., por su trabajo sobre los prerrequisitos para el crecimiento sostenido mediante el progreso tecnológico. Mokyr utilizó fuentes históricas para estudiar las condiciones necesarias que permiten que el progreso tecnológico y las innovaciones se reproduzcan de forma autogenerada.

La otra mitad fue compartida entre Philippe Aghion (Collège de France e INSEAD) y Peter Howitt (Universidad Brown) por su teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa, un concepto clave en la economía moderna que describe cómo la innovación puede tanto crear nuevas oportunidades como destruir industrias tradicionales.

 

La Apuesta de Joel Mokyr: La Historia como Herramienta para Entender el Crecimiento

Joel Mokyr es uno de los estudiosos más destacados en el campo de la historia económica, y su enfoque para explicar el crecimiento económico se basa en entender las raíces históricas del progreso tecnológico. Mokyr argumenta que la Revolución Industrial no fue el resultado de una sola invención o descubrimiento, sino de una serie de desarrollos acumulativos que permitieron transformar las estructuras económicas y sociales de manera profunda.

Mokyr destaca que, antes de la Revolución Industrial, el estancamiento económico era la norma. La gente vivía en condiciones de subsistencia durante la mayor parte de la historia humana, y las innovaciones eran escasas y, en su mayoría, de corto alcance. No fue sino hasta la aparición de ciertos precursores científicos, como la física y la química, que las innovaciones comenzaron a suceder de forma más constante.

Uno de los aspectos más importantes de su trabajo es el énfasis en el conocimiento científico. Mokyr sostiene que no basta con descubrir algo que funcione, sino que es necesario entender por qué funciona. Esta capacidad de explicar y difundir el conocimiento permitió que las invenciones tecnológicas no solo se adoptaran rápidamente, sino que generaran un efecto multiplicador, impulsando más descubrimientos y avances.

Para Mokyr, una de las claves del crecimiento económico sostenido es que las sociedades deben estar abiertas al cambio. Solo cuando las personas y las instituciones permiten que nuevas ideas surjan y compitan con las viejas formas de hacer las cosas, es cuando se da pie a un progreso continuo.

 

Philippe Aghion y Peter Howitt: La Teoría de la Destrucción Creativa

Por otro lado, Philippe Aghion y Peter Howitt se concentraron en un fenómeno que complementa la teoría de Mokyr: la destrucción creativa, un concepto que se refiere al proceso en el cual nuevas innovaciones destruyen empresas, productos o industrias obsoletas, pero también crean espacio para nuevas oportunidades. Esta teoría fue popularizada por el economista austriaco Joseph Schumpeter, y Aghion y Howitt profundizaron en ella mediante el desarrollo de modelos matemáticos que describen cómo funciona este proceso.

Según Aghion y Howitt, cuando una nueva tecnología o producto entra al mercado, las empresas que producen tecnologías más antiguas se ven obligadas a adaptarse o caer en la obsolescencia. Este proceso puede ser doloroso para los sectores que se ven desplazados, pero, al mismo tiempo, crea un impulso hacia la innovación y el cambio, lo que genera un crecimiento económico sostenido.

La destrucción creativa tiene una doble vertiente: por un lado, destruye tecnologías y modelos de negocio que ya no son eficientes, pero por otro lado, crea nuevas industrias, nuevos productos y nuevas formas de organizar la producción. El proceso genera competencia, lo que puede reducir los precios y mejorar la calidad de los productos, lo que finalmente beneficia a los consumidores.

Sin embargo, como señalan los economistas, este proceso no es siempre fluido. A veces, las empresas consolidadas y los grupos de interés establecidos pueden bloquear la innovación para proteger sus propios intereses. Por ello, Aghion y Howitt enfatizan que para que la destrucción creativa funcione de manera efectiva, debe existir un entorno abierto a la competencia y la innovación. La gestión de los conflictos que surgen durante este proceso es fundamental para evitar que la innovación quede bloqueada.

 

El Papel de la Tecnología en el Crecimiento Económico Sostenido

El trabajo de Mokyr, Aghion y Howitt subraya un punto crucial: el progreso tecnológico es la base del crecimiento económico sostenido. Sin la capacidad de innovar y adaptarse a las nuevas circunstancias, las economías tienden a estancarse, y la calidad de vida de las personas se ve afectada. En este sentido, la innovación no solo beneficia a las empresas que la lideran, sino a toda la sociedad, ya que crea empleos, reduce los costos de producción y mejora la calidad de los productos y servicios.

La tecnología tiene el poder de transformar industrias enteras. Un claro ejemplo de esto es el sector de la informática y las telecomunicaciones, que en las últimas décadas ha experimentado avances vertiginosos, mejorando la conectividad global, reduciendo los costos de comunicación y brindando nuevas oportunidades a empresas y consumidores. Sin embargo, estos avances han venido acompañados de desafíos, como el desempleo estructural en sectores tradicionales o la necesidad de adaptar las políticas económicas a las nuevas realidades.

 

Conclusión: Defendiendo los Mecanismos que Impulsan el Crecimiento

El trabajo de los tres laureados muestra que el crecimiento económico no es un fenómeno automático. Para que un país o una región experimenten crecimiento sostenido, deben cultivarse ciertas condiciones: un entorno de competencia, un sistema educativo de calidad, políticas públicas que fomenten la innovación, y un marco legal que proteja la propiedad intelectual. La destrucción creativa y el progreso tecnológico son fuerzas poderosas, pero requieren ser gestionadas de manera que no se conviertan en fuerzas disruptivas y desestabilizadoras.

Como bien dijo el presidente del Comité Nobel en Ciencias Económicas, John Hassler, «el crecimiento económico no puede darse por sentado». Es un proceso continuo que debe ser protegido y nutrido, para evitar caer en el estancamiento y garantizar una mejor calidad de vida para todos.

Los ganadores del Premio Nobel de Economía de 2023, con sus contribuciones al entendimiento del crecimiento impulsado por la innovación, nos han proporcionado una guía crucial para el futuro económico de la humanidad. Si logramos aplicar sus ideas en las políticas y prácticas económicas del día a día, podremos asegurar un crecimiento sostenido y una prosperidad duradera para las generaciones venideras.