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Ya sean o no sponsors oficiales del campeonato, los anunciantes no dudan en tirar la casa por la ventana (publicitariamente hablando) para subirse al tren de uno de los eventos deportivos más importantes del año.

Pero, ¿merece la pena tanto esfuerzo económico? Kai Fehse, publicitario e investigador de la Universidad Ludwig Maximiliam de Múnich (Alemania) cree que no y asegura que la mayor parte de los “hijos” publicitarios del Mundial de Fútbol son un gasto inútil para las marcas.

“Con la publicidad para el Mundial, pocas marcas, más allá de las empresas cerveceras, logran realmente añadir algún dólar a sus ventas”, recalca Fehse en una entrevista concedida a la revista alemana especializada en publicidad W&V. “La mayor parte de la publicidad para el Mundial de Fútbol es ineficaz”, apostilla.

Los spots futboleros que inundan actualmente las televisiones de medio mundo están cargados hasta los topes de emociones. ¿Está de verdad justificado este derroche emocional? Fehse considera que sí. Al fin y al cabo, “el fútbol es un 90% emoción y un 10% juego”. “Las emociones son la principal gasolina del fútbol y por eso es lógico que los anunciantes las exploten en su publicidad”, dice.

En cuanto al denominado marketing de emboscada, el que practicarán en Brasil las marcas que no son sponsors oficiales del Mundial de Fútbol, Fehse cree que, pese a los muchos dardos que se lanzan habitualmente contra esta fórmula publicitaria, lo cierto es que está totalmente justificada. En realidad, ¿por qué para ser sponsor oficial del Campeonato Mundial de Fútbol hay que dar dinero al señor Joseph Blatter y compañía? “Es todo una cuestión de vanidad”, explica Fehse. “El patrocinio oficial de competiciones deportivas como el Mundial de Fútbol no reporta en realidad muchos más beneficios a las marcas que apuestan por él, pero tiene un problema, que cuesta cinco veces más”, agrega.

 

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