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Un nuevo estudio sobre los usos y costumbres de los adolescentes norteamericanos viene a confirmar una fortísima caída en la popularidad de Facebook, desde el 72% en primavera de este año hasta el 45% en este otoño: ya menos de la mitad de los jóvenes afirman ser usuarios habituales de la red social.
Por Enrique Dans, Profesor del IE Business School.

Un nuevo estudio sobre los usos y costumbres de los adolescentes norteamericanos viene a confirmar una fortísima caída en la popularidad de Facebook, desde el 72% en primavera de este año hasta el 45% en este otoño: ya menos de la mitad de los jóvenes afirman ser usuarios habituales de la red social.

Quedan ya pocas dudas: la plataforma social de uso más universal, la que supera los 1.300 millones de usuarios activos en todo el mundo, está perdiendo el favor de la juventud, lo que para muchos podría ser equivalente a un problema de viabilidad futura.
Obviamente, nada que la empresa ignore: algunas de sus recientes adquisiciones están precisamente destinadas a tratar de capturar a este público mediante otras ofertas, tal y como ocurre con Instagram, cuyo uso crece y se sitúa ya por encima del 75% en esta franja de edad, o como esa WhatsApp en la que la compañía se ha gastado veintidós mil millones de dólares, líder de una categoría, la mensajería instantánea, que parece convertirse en tendencia imparable en las preferencias de comunicación.
Los jóvenes se han hartado de dejar huella. Con respecto a una Facebook a la que, como decía el jugador de béisbol Yogi Berra, “ya no va nadie porque está siempre demasiado llena”, la mensajería instantánea protagoniza la comunicación personal, con atención a lo que se dice y a la persona a la que se le dice, no a lo que va a parecer o a lo que otros van a pensar cuando lo vean en nuestro muro.
Un cambio de tendencia enormemente relevante, en muchos sentidos. La atención de los jóvenes, monopolizada por un medio que ha jurado mantenerse libre de publicidad.
Vienen nuevos tiempos.

 

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