Starbucks, Wal-Mart o PetSmart son algunas de las multinacionales estadounidenses que estudian relajar los códigos de vestimenta de sus trabajadores.
Los directivos de estas compañías se preguntan si permitir a los empleados vestir de una forma más informal, incluso lucir sus piercings y tatuajes, favorecerá la cercanía con los clientes o si por el contrario les espantará, señala Javier Mesones de Yahoo! Finanzas.
¿Dejaría de pedir un café en Starbucks si el camarero que le atiende descubre su brazo completamente tatuado? La respuesta a buen seguro será que no, pero la famosa cadena de cafeterías no permitirá por el momento a sus empleados lucir tatuajes que los clientes puedan ver. Sí está considerando, por el contrario, flexibilizar las normas para vestir que hasta ahora ha impuesto a sus trabajadores. Es una forma, al fin y al cabo, de asumir que los tiempos están cambiando. Hasta hace no mucho, la barba estaba prohibida en algunos de estos negocios y hoy está más que aceptada.
Starbucks es sólo una de tantas empresas que están afrontando una realidad incontestable: los tatuajes, los piercings y la ropa informal está cada vez más extendida en la sociedad, y esto incluye, obviamente, a los clientes, pero también a los trabajadores. En esta línea, PerSmart ha decidido recientemente permitir a los empleados exhibir sus tatuajes. El gigante Wal-Mart, por su parte, también ha dado pasos en un sentido parecido y sus trabajadores podrán llevar pantalones negros, y no sólo los tradicionales de color caqui, según recoge Fortune.
La vestimenta de la plantilla es una cuestión muy cuidada en los comercios y empresas en las que los empleados trabajan de cara al público.
Además de proyectar una buena imagen, también buscan que los clientes les identifiquen rápidamente. Asimismo, son muchas las compañías que juegan con los colores corporativos en los uniformes de sus trabajadores y así reforzar su marca.
Pero las empresas, al mismo tiempo, tratan de no ser excesivamente estrictos en este sentido con sus empleados para evitar que dejen la compañía. Al fin y al cabo, un estudio reciente de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos incide en que el costo para sustituir a un trabajador puede alcanzar entre el 50% y 60% de su salario anual, debido a los gastos de formación y el tiempo que se pierde desde que se inicia el proceso de contratación hasta que efectivamente comienzan a trabajar.
Un ejemplo llamativo es Starbucks, cuya tasa de retención de empleados es aproximadamente la mitad que la media del sector. Así se entienden mejor los cambios señalados que está introduciendo. Unas medidas que surgen después de que uno de sus empleados pidiera a la cadena que permitiera tener los tatuajes visibles a la clientela. De momento, la empresa ha denegado la petición y ha asegurado que flexibilizar la vestimenta de sus trabajadores ya estaba en sus planes con anterioridad.