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El escándalo de corrupción que planea estos días sobre la FIFA ha puesto a Nike en el ojo del huracán.

Según las informaciones publicadas por el diario El País, Sandro Rosell, expresidente del FC Barcelona y exdelegado de Nike en Brasil podría haber sido el responsable de la gestión del contrato de patrocinio de 160 millones de dólares firmado entre la Confederación Brasileña de Fútbol y Nike en 1996.

“El contrato de CFB-Nike era el mejor contrato de patrocinio de la historia del deporte y constituía, innegablemente, un acierto de Ricardo Teixeira [presidente de la CBF por entonces”, escribía Rosell en un libro publicado en 2010.

A raíz de la investigación sobre la FIFA y el escándalo destapado esta última semana, la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, apuntó a que esta investigación en curso también afecta al “patrocinio de la selección nacional de Brasil por una gran empresa deportiva de EEUU”. No cita directamente a Nike, pero los datos parecen señalar a la compañía norteamericana.

El citado contrato, firmado en 1996, fue el fruto de la estrategia de Nike por introducirse en el mundo del fútbol después de que Brasil ganara el Mundial de Estados Unidos en 1994. El trato se cerró en julio de ese año con cuatro representantes de Nike, uno de la CBF y José Havilla, dueño de la agencia de representación Traffic. El resultado fueron 160 millones de dólares por 10 años de patrocinio, además de otros 40 millones a la agencia Traffic en una cuenta en Suiza.

Según la información de El País, la fiscalía de EEUU asegura que Havilla habría acordado con el representante de la CBF darle “la mitad del dinero que consiguió del acuerdo de patrocinio y que sumaba millones de dólares como soborno”.

Cuando Sandro Rosell aterrizó en Brasil como responsable de Nike América Latina en 1998, ya se encontró con los primeros problemas derivados de este patrocinio. “La prensa deportiva sensacionalista presentó lo que era un acuerdo comercial como un pacto misterioso e inexplicable que suponía el menosprecio de la soberanía nacional y que sometía a la selección de Brasil a los intereses de una multinacional norteamericana”, escribía Rosell en su libro Bienvenido al mundo real (200).

Según Rosell, Ricardo Teixeira, se había convertido en un objetivo político para “canalizar el descontento por el fracaso deportivo de su país”. Además, la creación de una comisión de investigación en Brasil para investigar el contrato con Nike “no tenía ningún fundamento jurídico y se basaba solo en artículos publicados”, afirmaba Rosell. En el mismo libro, Rosell relata cómo en el contrato, de más de 100 páginas, “se les había escapado lo que no era precisamente un detalle: la selección de Brasil es tomada como cuestión de Estado”.

Silvio Torres, presidente de la comisión de investigación abierta por el Parlamento brasileño, afirmó al diario El País, que “no se sabía cómo se había hecho el contrato, era clandestino y daba muchas ventajas a Nike. Ahora sabemos que Nike pagó 15 millones de dólares a Teixeira por ese contrato”.

El informe resultante de la investigación, concluida en 2001, resalta que “Nike dictó un contrato y la CBF aceptó con los ojos cerrados sus términos, condiciones, imposiciones y, principalmente, su remuneración”.

“Sandro Rosell era dirigente de Nike. Él y Teixeira tienen otros negocios juntos, aunque en la comisión de investigación no recuerdo que se hablara de él”, añadía el diputado Torres en las declaraciones a El País.

Por su parte, Nike ha declinado hacer comentarios y sólo se ha remitido a un comunicado en el que señala que la compañía “cree en el juego limpio y ético en los negocios y el deporte” y “se opone a cualquier forma de manipulación y soborno”.

FIFA-NIKE