La analista de banca de inversión era terriblemente infeliz en su trabajo. A pesar de ser una mujer muy capaz, ya no recibía el tipo de tareas interesantes que tenía en el pasado.
En las asignaciones que tenía, su jefe la microadministró, diciéndole que tenía que hacer las cosas de nuevo cuando ella pensaba que había hecho un buen trabajo la primera vez. Estaba tan molesta por la situación que empezó a quejarse con sus compañeros y a criticar a su jefe. Más tarde, varios de esos compañeros se acercaron al jefe y le dijeron cuán d¬escontenta estaba la analista. Preocupado, el jefe se acercó a otros miembros de su equipo, todos los cuales habían escuchado quejas de la analista. Harto de las habladurías, el jefe la llamó a su oficina y le dijo que si era infeliz, debía buscar un nuevo trabajo, señala Susan Adams de Forbes Magazine.
Los coachs de carrera dicen que éste es un escenario común y que nunca es prudente hablar de cuán infeliz te sientes en el trabajo, incluso con compañeros con quienes se tiene una relación más cercana o de amistad. “Si continúas quejándote, te estás preparando para ser despedido”, dice la coach Anita Attridge, que intentó convencer a la analista infeliz de que se guardara sus problemas para sí misma. “A ella no le gustaba lo que yo tenía que decirle.”
“Perdí la cuenta del número de veces que ha ocurrido esto”, dice el coach veterano Ellis Chase, autor de In Search of the Fun-Forever Job: Career Strategies That Work. Los trabajadores descontentos no sólo se quejan con sus compañeros, sino que, al igual que la analista, insisten en acusar directamente a sus jefes. “Es un error tremendo, algo que no funciona”, dice. Chase, dice que cuando envías un mensaje negativo en la oficina, te etiquetas a ti mismo como un misántropo. “Eres visto como alguien con quien nadie quiere trabajar.”
Es posible que no quieras ser visto como alguien que tiene motivos ocultos. Una de las clientas de Chase trabajaba en el departamento de marketing de una compañía farmacéutica. Le dijo a todos que estaba usando su trabajo como trampolín para iniciar su propia práctica de consultoría. Incluso le dijo a su jefe que tenía planeado estar en ese puesto sólo dos años. “Le dije que era un error letal”, dice Chase. Efectivamente, la compañía tuvo una ronda de despidos y la clienta de Chase fue de los primeros a los que se les mostró la puerta. “Su jefe le dijo que para él era fácil dejarla ir, ya que no pensaba permanecer en la compañía de todos modos.”
El coach Roy Cohen, autor del libro The Wall Street Professional’s Survival Guide, también tenía un cliente que se quejaba de su trabajo fuera de la oficina. El cliente, un abogado a la mitad de sus 40 que trabajaba en un banco comercial que habían sufrido recortes de personal, se encontraba haciendo trabajo que sentía era muy por debajo de su nivel de experiencia. Enojado por el cambio en su situación, se quejó en repetidas ocasiones ante sus compañeros y directamente con su jefe. “Su jefe dijo: ‘Mira, tengo las manos atadas. Si no estás satisfecho aquí, busca otro empleo.’ En ese momento no tuvo otra opción”, dice Cohen.
¿Qué podría haber hecho diferente el infeliz abogado? En el trabajo debió haber mantenido la boca cerrada, y si realmente necesitaba desahogarse, buscar a un confidente, como un mejor amigo o a un coach de carrera. Los cónyuges no siempre son las mejores personas para acudir, dice Cohen, debido a que un esposo o esposa tiene un interés personal en que mantengas tu empleo incluso si lo odias. La mejor opción es encontrar una solución a tu situación y luego hablar con tu jefe acerca de tu insatisfacción, pero con un giro positivo. El abogado podría haber llegado con una forma de automatizar sus tareas tediosas, tal vez generando un formato estandarizado que un asistente administrativo podría llenar, sugiere Cohen.
Por supuesto, si eres infeliz y no ves una manera de mejorar tu situación, tiene sentido buscar un nuevo trabajo. Sin embargo, otro paso en falso común es decir a los posibles empleadores que eres infeliz en donde estás. “Nadie quiere escuchar que tu último empleo era horrible y que el lugar estaba por implotar”, dice Chase. “Ellos quieren oír sobre tus éxitos y sobre el ser humano lleno de energía que eres.”
La coach Sarah Stamboulie está de acuerdo. “En lugar de decir que estás huyendo de tu antiguo trabajo, debes actuar como si te sintieras atraído por tu nuevo empleo.” De esa manera, tu empleador potencial sentirá como si estuviera compitiendo por tus servicios con tu empleador actual. “Detrás de todo esto hay una cierta analogía con el cortejo”, dice Stamboulie. Si estás en una relación infeliz y conoces a una persona atractiva, no querrás decirle que tu actual pareja es tan idiota que deseas salir con el primero que se te atraviese. “Resulta mucho más atractivo si dices: ‘Tienes unos ojos hermosos y eres tan interesante y divertida como nadie que haya conocido antes.’” En el contexto laboral, si dices que amas tu trabajo y que adoras a tu jefe, dice Stamboulie, “entonces tu potencial empleador podrá imaginarte diciendo algo así sobre él mismo.”