El candidato presidencial Mauricio Macri saluda a sus partidarios tras las elecciones del domingo.
El hombre que sorprendió al escenario político argentino y al movimiento peronista y disparó una segunda ronda electoral, ha sido visto por muchos de sus compatriotas como un rico aristócrata con poca conexión con los problemas de los argentinos comunes y corrientes.
Sin embargo, a medida que se completaba el conteo de votos en la mañana del lunes, Mauricio Macri, de 56 años y alcalde de Buenos Aires, había alcanzado un porcentaje de votos mucho mayor que el previsto por las encuestas en la primera vuelta de las elecciones celebradas el domingo. Esto aseguró que Macri, hijo de un inmigrante italiano que se hizo rico e influyente en Argentina, desafiará a Daniel Scioli, candidato del partido gubernamental, en una segunda ronda que podría trastocar los planes de los kirchneristas de prolongar su estadía de 12 años en el poder, señalan Taos Turner y Juan Forero en el Wall Street Journal.
“La verdad que Macri es un capo”, dijo León Luna, de 37 años, un camionero municipal que representa el tipo de votante que los peronistas han atraído por décadas.
Las encuestas antes de la elección del domingo mostraban que Scioli, un aliado de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y gobernador de la provincia de Buenos Aires, estaría cerca de alcanzar el umbral necesario para obtener la victoria: 40% de los votos y una diferencia de 10 puntos sobre Macri. Pero a la mañana del lunes, con 97% de los votos contabilizados, Macri tenía 34,4% de las preferencias y Scioli, de 58 años, apenas contaba con dos puntos porcentuales más.
Los observadores aseguran que Macri dio un vuelco a la contienda al crear una alianza política que resalta lo que su campaña llama su eficiencia al dirigir esta enorme ciudad, en vez de enfocarse en su personalidad. Scioli, que ha sido poco específico sobre cómo gobernará y que no asistió a un debate entre candidatos presidenciales, fue rechazado por el 63% de los votantes.
“Macri ha creado una infraestructura de partido con una base diversa de miembros que ha tratado de salir del marco de la centro-derecha” dijo Juan Cruz Díaz, director gerente de Cefeidas, una firma de asesoría de riesgo. “De esta manera pudo capturar la imaginación de los argentinos”.
Los electores también votaron por Macri creyendo que es el mejor candidato para llevar a cabo las reformas que los economistas consideran necesarias para corregir el rumbo de una economía agobiada por la segunda tasa más alta de inflación en América Latina y con reservas de divisas extranjeras en veloz caída. “La Argentina necesita un cambio y estamos dispuestos a llevarlo a cabo”, dijo Macri a en una conferencia de prensa el lunes por la mañana.
Macri y Scioli ahora se disputarán el 21% de los votos que fueron captados por Sergio Massa, un peronista disidente que ahora será árbitro en la elección.
Massa, de 43 años y otrora jefe de gabinete de Kirchner, no dijo a quién apoyará. Un portavoz dijo que miembros de su coalición se reunirán el martes para discutir una estrategia, sin ofrecer más detalles.
No obstante, una encuesta llevada a cabo hace un mes por Consultora Wonder, mostró que 71% de los partidarios de Massa tenderían a votar por Macri. Una razón clave para ese resultado según Carolina Yellati, directora de la firma, es que los seguidores de Massa se oponen al gobierno de Kirchner. “Tuvimos algunas encuestas en el interior y pudimos ver un aumento en la proporción de votos que estaban inclinándose hacia Macri”, dijo Yellati respecto a las áreas rurales.
La posibilidad de que Macri gane la presidencia es anatema para algunos argentinos. Scioli, que lideró una campaña cautelosa y civil, adoptó el lunes un tono más agresivo, diciendo que Macri pondría fin a los generosos programas sociales si es elegido. “Yo sé muy bien lo que tenemos que cuidar y mantener”, dijo a sus partidarios.
Leandro Maturana, un trabajador estatal sindicalizado que asegura haber sido peronista toda su vida, cree en este mensaje. “Macri es un empresario que nos va a sacar los subsidios y le bajara el presupuesto, para hacer un ajuste contra el pueblo peronista”, dijo.
Macri ha pasado buena parte de su vida en el ámbito industrial, escalando posiciones en la compañía constructora de su padre antes de convertirse en ejecutivo de una automotriz. Antes de acceder a la alcaldía de Buenos Aires, fue presidente de Boca Juniors, un popular club de fútbol con jugadores de garra y con un estadio en una zona de clase trabajadora caracterizado por su población de inmigrantes.
Sus asesores de campaña son conscientes del reto de mostrar a un millonario de ojos azules como un político preocupado por los pobres, que se calcula representan 29% de la población. “Así que para algunas personas es más difícil verlo como alguien que se preocupa por ellos”, dijo una fuente cercana. La campaña de Macri ha puesto la eliminación de la pobreza como una prioridad, lo cual incluye un rol para el Estado y sus programas sociales.
Macri ha conseguido llegar con su mensaje a algunos argentinos al hablar sobre una experiencia que no es del todo extraña en este país: cómo fue víctima de criminales y casi perdió la vida. En 1991 fue secuestrado y encadenado en una caja de menos de metro y medio hasta su liberación. “Yo perdí muchas partes de mi inocencia”, le dijo a un entrevistador en mayo. “Tenía tres hijos chicos. Yo pensaba que esos chicos se iban a quedar sin papá”. Macri dijo que el hecho lo forzó a pensar menos en sí mismo y más en otros, en especial sus hijos, y que eso llevó a una vida en la esfera pública.
Quienes conocen a Macri lo describen como un hombre que ha trabajado para forjar su propia imagen, independiente de la de su padre, que se sabe que ha sido omnipresente en su vida.
“Al principio le costaba relacionarse con otros”, dijo José Torello, un amigo de infancia que participa en la coalición liderada por Macri. “Algunos pensaban que era maleducado, pero en realidad era tímido. Es auténtico. Su principal debilidad, dado el ambiente en que creció, fue aprender que era sólo una persona más”.
—Santiago Pérez y Alberto Messer contribuyeron a este artículo.
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