Compartir

En el modelo de medición de la experiencia del cliente, es importante tener controlados los indicadores básicos, pero para realmente gestionar y aprovechar esta información y generar experiencias memorables, debemos contar con modelos más avanzados que vayan más allá de la satisfacción y se alineen con los resultados de negocio.

Por Carlos Molina, Vice Presidente de Innovación en IZO y profesor de Customer Experience, Contact Center y Social Media en ICEMD/ESIC Business School.

 

SOBRE EL AUTOR
Carlos Molina. Es Vice-Presidente de Innovación en IZO. Profesor de Customer Experience,
Contact Center y Social Media en ICEMD/ESIC Business School. Es Licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Alcalá.
Lleva más de 10 años vinculado a las estrategias de gestión de clientes, formando parte del equipo de IZO, consultora española líder en Experiencia del Cliente con presencia en España y Latinoamérica.
A lo largo de su carrera profesional, ha colaborado en la mejora de la experiencia
de grandes clientes de muy diversos sectores: American Express, Banorte, Movistar, Sage,
Seguros Bolívar, Sky, Vodafone o Wall-Mart, lo que le ha permitido adquirir una amplia
visión sobre la creación, gestión y medición de las interacciones y la experiencia del cliente.

Aunque en la mayoría de las organizaciones, gran parte del foco de su estrategia CRM se orienta ahora hacia la experiencia de cliente, la forma en la que se mide se ha convertido en uno de los principales retos para las empresas. Veamos un ejemplo: “Una persona entra en una tienda. La tienda está limpia y ordenada, el cliente encuentra lo que busca y se dirige al mostrador. La persona que le atiende es amable y le cobra los productos. Antes de irse, le desea que tenga un muy buen día.”
Si evaluamos el proceso de compra desde el punto de vista de la calidad de servicio, en principio la valoración debería ser positiva. No ha habido ninguna incidencia en el proceso. Si llamamos al cliente y le preguntamos si está satisfecho con su compra en nuestra tienda y con la atención del personal, es muy probable que nos diga que sí, y que en caso de pedirle una valoración la nota será alta.

Pero, ¿es esto realmente la experiencia de cliente?, ¿ha generado en el cliente un recuerdo especial su experiencia de compra en la tienda? Y muy especialmente, ¿influirá esta experiencia en sus decisiones y comportamientos futuros de compra y por tanto en los resultados de negocio? Probablemente no.
En el modelo de medición de la experiencia del cliente, es importante tener controlados los indicadores básicos, pero para realmente gestionar y aprovechar esta información y generar experiencias memorables, debemos contar con modelos más avanzados que vayan más allá de la satisfacción y se alineen con los resultados de negocio.

Mapear todos los puntos de contacto
La experiencia de cliente es un concepto abstracto que para ser medido debe ser desglosado en elementos más concretos y tangibles. Uno de estos elementos son lo
que se denominan los “Momentos de la verdad” -Moments of Truth, MOT’s en
inglés-.
De todas las interacciones que el cliente tiene con la compañía, no todas tienen la misma importancia para el cliente y por tanto, no en todas ellas podemos realmente sorprenderle y crear una experiencia memorable.

El Mapa de la Experiencia, aunque puede encontrarse el mismo concepto bajo distintos nombres se basa en analizar la experiencia del cliente a lo largo de todo el ciclo de vida, comparando la expectativa del cliente con la experiencia percibida.
Para construir un mapa de la experiencia, es necesario:
– Analizar el ciclo de vida y mapear los principales puntos de contacto.
– Diseñar una encuesta que permita obtener la información sobre la experiencia
en cada punto de contacto. Para ello debemos preguntar al cliente por:
a.- Importancia: ¿Cuál es su expectativa con la compañía en ese momento concreto de la relación?
b.- Experiencia: ¿Cómo es la experiencia real con la compañía?

– Generar los indicadores para cada punto de contacto. Es recomendable utilizar una escala numérica y concentrarse en los resultados del Top & Bottom Boxes.
– Construir el mapa de la experiencia de forma gráfica comparando los resultados de importancia vs satisfacción.

Las compañías deben concentrar sus esfuerzos e inversiones en función del análisis
de este mapa.
En primer lugar, es importante cubrir los básicos de la experiencia. Así, si existen puntos de contacto donde, aunque la expectativa no es muy alta, la experiencia real no cumple los mínimos, estos deben ser resueltos para entregar la experiencia básica que el cliente espera.

Sin embargo, más importante que trabajar en los puntos de contacto con mayor gap, es hacerlo sobre aquellos donde la expectativa del cliente es más alta. Esos son los Momentos de la Verdad. Aquellos donde realmente es posible impactar en la percepción del cliente y crear una experiencia que recuerde.

El mismo concepto se puede encontrar bajo otras denominaciones como Pasillo del Cliente, Customer Journey o Customer Heartbeat, aunque no siempre está aplicado de la misma forma. Es importante en cualquier caso que el resultado permita comparar expectativa y experiencia en cada punto de contacto a lo largo del ciclo de vida.

Atributos físicos y emocionales
La experiencia está compuesta por un conjunto de atributos físicos -tiempos, limpieza, funcionalidad, temperatura, entorno, etc.- y también por atributos emocionales, que están determinados por las características de la persona y su manera de percibir y procesar la experiencia.
Así, un atributo como el tiempo de espera, puede ser interpretado de muchas formas en función del tipo de experiencia y de la persona. Si entendemos e incorporamos al modelo de evaluación de la experiencia los atributos emocionales, podremos realmente comprender la forma en la que los clientes perciben y reaccionan a las interacciones con la compañía y diseñar por tanto mejores experiencias.

No es posible medir la experiencia si nos centramos únicamente en los atributos físicos tradicionales.
En cualquier caso, los atributos evaluados sobre la experiencia o la interacción con la compañía no deben ser analizados de forma aislada, sino en relación a un determinado objetivo. Para ello, es necesario apoyarse en dos herramientas que funcionan de forma conjunta:
• Análisis de correlación: Los modelos de regresión nos permiten comparar dos series de datos -el indicador de experiencia y el objetivo de negocio- de forma que obtengamos un resultado de en qué medida ambos se encuentran relacionados.
• Matrices de Impacto: Las matrices de impacto son la representación gráfica de los indicadores en función de su valoración y de su índice de correlación. Las matrices nos permitirán visualizar los atributos de la experiencia diferenciando claramente las fortalezas de las oportunidades de mejora más urgentes.

Net Promoter Score, ¿La pregunta definitiva?
El índice neto de recomendación -Net Promoter Score, NPS- es una de las métricas más de moda en relación a la experiencia de cliente. Es una forma sencilla de obtener cierta información mediante una simple pregunta: ¿Recomendaría esta compañía a un amigo o familiar?

El NPS implica parte de la lealtad emocional del cliente, y ofrece una gran capacidad de benchmark -al ser un estándar utilizado por un gran número de compañías-. Esto y su sencillez la convierten en una métrica muy útil de cara a los comités de dirección y ejecutivos de las compañías.
Sin embargo, la mayoría de las compañías utiliza una media de siete métricas combinadas
para medir y gestionar la Experiencia de Cliente, y selecciona el NPS como el indicador que presenta a la dirección.
El reto con el NPS está después de la medición. El NPS no deja de ser un indicador general sobre la salud de la compañía, pero no ofrece información sobre cómo y dónde actuar para mejorarlo. Por otra parte, es un indicador muy cuestionado en algunos círculos y según la comunidad científica no está demostrada su correlación con el crecimiento de las compañías.

Customer Effort Score (CES) & Customer Advocacy (CA)
Después del NPS han surgido otras aproximaciones similares conceptualmente. Una que parece que está teniendo buena aceptación es el Customer Effort Score, basado en medir y tratar de reducir el esfuerzo que los clientes deben hacer para hacer negocios como una determinada compañía.

El CES es un indicador muy interesante para todo lo relacionado con las interacciones de servicio al cliente. Según algunos estudios, presenta una mayor correlación que las mediciones tradicionales de satisfacción y que el NPS con los comportamientos y decisiones del cliente como: recompra, incremento del gasto o recomendación.
El CES se calcula a través de una pregunta: ¿Cuánto esfuerzo personal le ha supuesto gestionar su solicitud? Esta pregunta se responde por parte del cliente en una escala del 1 -muy poco esfuerzo- al 5 -un gran esfuerzo-.
Buscando también resolver el problema de asegurar la correlación entre los indicadores de experiencia y los comportamientos de negocio, encontramos otro indicador: el Customer Advocacy -que traducido sería algo así como Defensa del Cliente-.
El CA se obtiene también a través de preguntar al cliente una simple pregunta: ¿Crees que tu compañía hace lo que es mejor para ti o únicamente lo que es mejor para su cuenta de resultados?

Finalmente, vemos que existen distintas aproximaciones para ir más allá del concepto de satisfacción y utilizar una métrica que explique en mayor medida las decisiones y comportamientos futuros de los clientes.

Benchmarks de la experiencia del cliente
Más allá de modelos ad-hoc implementados por las compañías, es necesario obtener información comparada de la experiencia de cliente y apoyarse en rankings y estudios comparativos de la experiencia que evalúen a todas las empresas bajo los mismos criterios.

Existen dos estudios de referencia en relación a la experiencia de cliente:
• Forrester Customer Experience Index (CxPi): se realiza de forma anual y evalúa la experiencia de más de 150 compañías en Estados Unidos. Forrester define la experiencia del cliente en base a los tres niveles de la clásica pirámide de necesidades (primero resolver lo básico, después crear valor y por último sorprender al cliente). Forrester publica los resultados de las compañías líderes y un dato comparado de los diferentes sectores analizados.
• IZO Best Customer Experience (BCX): es un estudio más reciente, pero tiene como principal ventaja que es el único estudio de estas características centrado en las compañías de Iberoamérica y que ofrece por tanto información y resultados específicos de nuestra región, clientes y marcas. El estudio analiza más de 130 empresas de los principales sectores en Brasil, Chile, Colombia, España, México y Venezuela. El índice BCX está compuesto por tres dimensiones que incluyen la experiencia con la marca, el producto y las interacciones con la compañía.

Economía de las relaciones
No se puede medir la Experiencia de Cliente sin tener en cuenta la perspectiva financiera. Customer Experience es una estrategia de negocio que debe estar vinculada a los resultados.
Uno de los principales errores en la gestión de clientes históricamente ha sido la incapacidad de vincular las métricas con el negocio. Una de las preguntas más frecuentes en los comités de dirección es, “¿cuánto más vamos a ganar por subir un punto la satisfacción?”, y debemos tener en cuenta que es una pregunta razonable.

El objetivo de las organizaciones es ganar dinero, y la experiencia de cliente es una estrategia que debe tener como objetivo maximizar el beneficio de la relación para
el cliente y por tanto para la compañía.
Si no somos capaces de tener una respuesta confiable a esta pregunta, es muy complicado que las organizaciones asuman las decisiones de inversión que se requieren para generar la experiencia deseada.

Por tanto, los modelos y cuadros de mando para la gestión de la experiencia de cliente deben contar con formas de vincular estas métricas a los resultados de las compañías.
Pero, ¿cómo podemos hacerlo? La mayoría de las compañías tienen a su alcance las herramientas para lograrlo, únicamente que no las estamos aprovechando. El CRM cuenta con una gran cantidad de información sobre nuestros clientes que nos servirá para obtener estos resultados.

Las principales preguntas a las que debemos dar respuesta es:
• Precio premium: ¿están dispuestos a pagar un precio superior los consumidores por una mejor experiencia?
• Distribución del gasto -Share of Wallet en inglés-: ¿gastan más con la compañía los consumidores con una mejor experiencia?, ¿estamos desaprovechando oportunidades de negocio con nuestros clientes actuales por no saber orientarnos a sus necesidades y superar sus expectativas?
• Duración de la relación: ¿es menor la rotación de los clientes con una mejor experiencia?, ¿cuánto más tiempo seguirán siendo clientes si entregamos una mejor experiencia?
• Recomendación: ¿recomiendan la compañía a otros clientes?

Los resultados del estudio Best Customer Experience (IZO, Q4-2010) para Iberoamérica ofrecen algunas respuestas a estas preguntas. Si analizamos los clientes agrupados en “promotores” -los muy satisfechos-, “indiferentes” -neutrales- y “detractores2 -muy insatisfechos- podemos observar claramente cómo si generamos un buena experiencia, se incrementa drásticamente la intención de compra y la lealtad a la compañía. Sin embargo, es importante observar que estos beneficios sólo se obtienen superando las expectativas de los clientes. Los resultados indican que simplemente eliminar las causas de insatisfacción no es suficiente para impactar en los comportamientos y decisiones de los consumidores.

¿Cómo medir estos indicadores dentro de tu compañía?
La misma mecánica utilizada en el estudio puede ser replicada internamente en tu organización, obteniendo datos todavía más precisos, gracias a la información disponible
sobre tus clientes en los sistemas de gestión e información de tu compañía.

Para construir el business case y correlacionar los indicadores de cliente con los resultados de negocio, es necesario vincular los resultados de las mediciones de experiencia de cliente -utilizando alguno de los indicadores vistos anteriormente- con la información real de gasto, beneficio, baja, etc. de la base de clientes.

Para ello, puedes seguir estos pasos:
– Crear grupos de clientes en función de la experiencia -detractores, neutrales, promotores-.
– Extraer los indicadores de negocio del CRM para estos clientes y calcularlos
para cada grupo -ARPU, ingreso medio, coste medio, churn, etc.-.
– Analizar el comportamiento de estos indicadores entre los diferentes
grupos, comparando estos indicadores para cada grupo de clientes.
– El resultado te permitirá concluir el impacto en negocio que supone
convertir detractores en promotores y por tanto justi#car las inversiones
necesarias.

Algunas reflexiones y recomendaciones
La medición de la experiencia del cliente es uno de los principales retos de las organizaciones hoy. Para afrontarlo, existen distintos tipos de indicadores que tratan
de evolucionar el concepto tradicional de satisfacción hacia un modelo que permita
predecir con mayor #abilidad el impacto en los comportamientos y decisiones de los clientes y por tanto en el negocio de la compañía.
Existen varios tipos de índices, cada uno de ellos con sus fans y detractores. En cualquier caso, hay tres recomendaciones que son importantes a la hora de medir y gestionar la experiencia del cliente:
– Mide la experiencia a lo largo de todo el ciclo de vida del cliente.
– Utiliza benchmarks internacionales que te permitan compararte.

(FUENTE LIBRO CUSTOMER EXPERIENCE)