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Por Eduardo Álvarez de Computerhoy

En algunas divisiones de Google pagan tanto a los trabajadores que estos ahorran lo suficiente como para retirarse o emprender sus proyectos en solitario.

Trabajar en Silicon Valley prácticamente garantiza unos buenos ingresos mensuales, aunque todo depende de qué puesto ocupes y en qué empresa. Uno de los mejor pagados es el de experto en coches autónomos, concretamente en Google. Sus trabajadores tienen sueldos tan altos que terminan dejando la empresa.

Esta dinámica se ha convertido en un problema para la compañía, que ve constantemente marcharse a sus mejores empleados. Estos, con los ahorros que han conseguido, comienzan sus propios proyectos o directamente se retiran a disfrutar de unas largas vacaciones. Es uno de los motivos por los que el coche autónomo de Google se está retrasando.

Es Waymo, la filial de la firma especializada en el vehículo inteligente, la principal protagonista de esta historia. Trabajar en Google es el deseo de ingenieros y desarrolladores de todo el mundo, aunque una vez allí a muchos les entra el gusanillo de probar con su cuenta. El sueldo y los bonus lo permiten a medio plazo.

La clave del asunto es el sistema de pagos establecido en 2010 para los miembros del proyecto. Además de su sueldo base, se han ido otorgando bonus asociados al valor del proyecto que, a la hora de traducirlo en dinero contante y sonante, ha resultado ser suficiente para independizarse de él. Finalmente no ha quedado más remedio que cancelar este sistema en todas las filiales de Alphabet, la corporación que constituye el tronco empresarial de Google.

Waymo no se limita a crear un prototipo de coche autónomo. Su intención es desarrollar el software que acabe estandarizándose en este sector para después proporcionarlo a otra empresas.

Sería el Android del vehículo inteligente, por establecer un paralelismo.
No es la única división de Google en la que se capta talento que acaba creando startups en solitario. El apartado de software también ha sufrido varias defecciones, algo que llevó a la empresa a proporcionar horas pagadas a sus empleados para que trabajen en sus propios proyectos.

La sangría de talento tiene difícil solución, pues Google no se puede permitir bajar los sueldos de forma directa. Hacerlo empeoraría el problema, propiciando la fuga de trabajadores a otras compañías como Apple, que tiene en marcha el Proyecto Titán para crear su propio coche autónomo.

Los efectos derivados de los salarios que se pagan en Silicon Valley no sólo se notan en las propias compañías tecnológicas, que incluso firmaron un acuerdo -declarado ilegal- para no robarse empleados entre ellas. Los alquileres en las zonas cercanas están llegando a extremos prohibitivos, por poner un ejemplo.

El ecosistema local de desarrollo económico hace que las empresas compitan entre sí para captar talento, disparando los sueldos. Esto hace que a su vez más y mejores trabajadores emigren a California, lo que retroalimenta todo el sistema y marca la diferencia entre este estado de EEUU y todos los que tratan de imitar su modelo.

Artículo publicado originalmente en Computerhoy

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