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RESUMEN CON IA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

En la era digital, los consumidores viven una paradoja entre el FOMO (miedo a quedarse fuera) y el JOMO (alegría de perderse algo). Mientras el FOMO refleja la ansiedad de no estar al tanto de lo que ocurre, el JOMO busca la desconexión consciente para disfrutar del presente. Las marcas, históricamente enfocadas en explotar el FOMO, ahora deben adaptarse a este equilibrio, ofreciendo experiencias auténticas que respeten el deseo de los consumidores de desconectar. Iniciativas como Movistar y Coca-Cola, que promueven la desconexión, reflejan una tendencia creciente hacia el bienestar y la autenticidad. Las marcas exitosas serán aquellas que logren integrar estas dos fuerzas, ofreciendo un valor genuino y permitiendo momentos de pausa en la experiencia del consumidor.

 

En la era digital, el consumo de información y la conectividad se han vuelto omnipresentes, lo que ha dado lugar a una paradoja que afecta tanto a individuos como a marcas. Por un lado, los consumidores experimentan el FOMO (Fear of Missing Out o «miedo a quedarse fuera»), un fenómeno alimentado por la constante exposición a lo que otros hacen, poseen o disfrutan. Por otro, surge el JOMO (Joy of Missing Out o «alegría de perderse algo»), una reacción a la sobrecarga informativa y la necesidad de encontrar momentos de desconexión y autenticidad en un mundo saturado de notificaciones y distracciones.

Las empresas, conscientes de este dilema, deben encontrar el equilibrio perfecto para conectar con los consumidores de manera auténtica, sin sobrecargar sus vidas con más de lo mismo. En este artículo, exploraremos cómo las mejores consultoras y escuelas de negocios del mundo analizan esta dualidad y cómo las marcas están adaptando sus estrategias de marketing para abordar la tensión entre la hiperconexión y la desconexión.

 

Las empresas, conscientes de este dilema, deben encontrar el equilibrio perfecto para conectar con los consumidores de manera auténtica, sin sobrecargar sus vidas con más de lo mismo.

 

FOMO: La fuerza de la ansiedad colectiva

El FOMO es un fenómeno psicológico que refleja el miedo de quedarse fuera de algo importante o emocionante. Este sentimiento se ve exacerbado por la ubiquidad de las redes sociales, donde las experiencias, los logros y las interacciones se muestran de manera continua. Según Harvard Business Review, el FOMO es una manifestación clara de la ansiedad social moderna, donde las personas sienten que sus vidas no están a la altura de lo que los demás están compartiendo.

El principal motor del FOMO es la comparación social, un concepto que data de los estudios de Leon Festinger en 1954. Las redes sociales amplifican esta comparación, pues presentan una versión idealizada y filtrada de la realidad, lo que genera que los usuarios sientan que están perdiendo oportunidades, experiencias o conexiones valiosas.

Según un informe de McKinsey, el FOMO tiene implicaciones profundas en el comportamiento de compra. Las marcas aprovechan esta ansiedad colectiva para generar un sentido de urgencia, lo que incrementa la demanda de productos y servicios. El uso de frases como «¡Oferta limitada!» o «Últimas unidades!» no es solo una estrategia de marketing efectiva, sino que explota una necesidad emocional más profunda en los consumidores: la necesidad de pertenecer, de no quedarse atrás.

Sin embargo, el FOMO también tiene un lado oscuro. La exposición constante a imágenes de vidas perfectas puede generar un sentimiento de insuficiencia, lo que lleva a comportamientos destructivos, como el consumismo impulsivo, la procrastinación o la incapacidad de estar plenamente presente. Las consultoras de marketing advierten que las marcas que basan su estrategia exclusivamente en FOMO corren el riesgo de crear una relación superficial y desgastada con sus clientes.

 

Las consultoras de marketing advierten que las marcas que basan su estrategia exclusivamente en FOMO corren el riesgo de crear una relación superficial y desgastada con sus clientes.

 

JOMO: Un refugio frente a la sobrecarga digital

Por otro lado, el JOMO ha emergido como una respuesta consciente al FOMO. Este término describe la alegría de perderse algo, una actitud de aceptación y bienestar al desconectar de la vida digital para sumergirse en experiencias más significativas y auténticas en el mundo real.

De acuerdo con un estudio de Deloitte, el 68% de los consumidores intentan desconectar periódicamente de las redes sociales y la tecnología. La desconexión se percibe como un mecanismo de autocuidado, especialmente entre las generaciones más jóvenes, quienes se sienten abrumados por la cantidad de estímulos y presiones sociales digitales. De hecho, el 45% de los jóvenes afirma que la fatiga digital les ha llevado a revaluar sus hábitos de consumo de medios.

El JOMO no es simplemente un rechazo a la tecnología, sino una reafirmación de la importancia de la calidad sobre la cantidad. Para los consumidores que adoptan el JOMO, la conexión emocional y la reflexión personal se vuelven mucho más valiosas que la validación constante que proviene de las redes sociales.

 

El desafío para las marcas: Integrar el FOMO y el JOMO en la estrategia

La tensión entre FOMO y JOMO representa un desafío complejo para las marcas. Tradicionalmente, el marketing ha utilizado el FOMO como una palanca emocional poderosa para incentivar las ventas, generar engagement y promover la lealtad del cliente. Sin embargo, las expectativas de los consumidores están cambiando. En lugar de buscar siempre estar conectados, muchos desean tener control sobre cuándo y cómo se relacionan con el mundo digital.

Las principales escuelas de negocio, como Harvard Business School y INSEAD, enfatizan la necesidad de que las marcas se adapten a esta nueva realidad. En lugar de bombardear al consumidor con información constante, las marcas deben ofrecer experiencias auténticas que respeten el deseo de los consumidores de desconectar y encontrar momentos de paz.

 

Tradicionalmente, el marketing ha utilizado el FOMO como una palanca emocional poderosa para incentivar las ventas, generar engagement y promover la lealtad del cliente. Sin embargo, las expectativas de los consumidores están cambiando.

 

  1. El papel de la autenticidad en el marketing moderno

Una de las principales enseñanzas de expertos como Seth Godin, autor y gurú del marketing, es que las marcas exitosas ya no dependen únicamente de los anuncios intrusivos o las estrategias basadas en el miedo a perderse algo. En cambio, se centran en ofrecer valor genuino y experiencias que fomenten la conexión emocional. Godin aboga por lo que él llama el marketing de permiso, donde las marcas construyen relaciones a largo plazo con los consumidores en lugar de solo perseguir ventas rápidas.

Las marcas deben crear espacios de conexión auténtica que inviten a los consumidores a involucrarse de manera profunda y significativa. Esto puede ser a través de eventos offline, experiencias personalizadas, o incluso plataformas digitales que promuevan la desconexión consciente, tal como lo hace la aplicación I Off You de Movistar, que permite a los usuarios bloquear su dispositivo móvil para centrarse en el momento presente.

 

  1. El valor de la pausa en la experiencia del consumidor

Según el Informe Global de Consumo Digital 2024 de PwC, los consumidores valoran cada vez más las experiencias que les permiten tomar un descanso de la sobrecarga informativa. En este sentido, las marcas deben ofrecer momentos de pausa en sus interacciones, donde el consumidor pueda disfrutar de una experiencia sin sentirse presionado a consumir más, estar más informado o hacer más clics.

Coca-Cola ha ejemplificado esta tendencia con su Social Media Guard, un collar que impide a los usuarios mirar sus teléfonos mientras están en situaciones sociales, como una comida con amigos. Con este tipo de iniciativas, Coca-Cola fomenta el disfrute consciente del momento presente, alineándose con los valores del JOMO.

 

  1. La construcción de una comunidad que respete la desconexión

Otro aspecto importante que las marcas deben considerar es la creación de comunidades que valoren la desconexión digital. Nike, por ejemplo, ha lanzado varias campañas que invitan a sus clientes a disfrutar del ejercicio físico sin distracciones digitales. Estas experiencias se centran en la comunión humana y el bienestar físico y mental, lo cual resuena profundamente con los valores del JOMO.

El compromiso con el bienestar se ha convertido en una tendencia creciente. Según un informe de Bain & Company, las marcas que logran combinar tanto la conectividad como la desconexión tienden a obtener una mayor fidelidad del consumidor. Esto demuestra que las estrategias que equilibran el FOMO y el JOMO no solo benefician al bienestar del consumidor, sino también a la longevidad de la relación marca-cliente.

 

El FOMO seguirá siendo relevante en ciertos contextos, como en el lanzamiento de nuevos productos o eventos exclusivos, pero las marcas deben estar preparadas para reconocer y respetar la creciente necesidad de desconexión de los consumidores.

 

El futuro: Adaptación y equilibrio en la era digital

El reto para las marcas en los próximos años será encontrar un equilibrio entre estas dos fuerzas aparentemente opuestas. El FOMO seguirá siendo relevante en ciertos contextos, como en el lanzamiento de nuevos productos o eventos exclusivos, pero las marcas deben estar preparadas para reconocer y respetar la creciente necesidad de desconexión de los consumidores.

En resumen, el FOMO y el JOMO representan dos lados de la misma moneda en la experiencia digital moderna. Las mejores marcas del mundo están empezando a entender que para conectar con los consumidores de manera significativa, deben ofrecer algo más que la simple saturación de contenidos. Las marcas que triunfarán serán aquellas que logren integrar la ansiedad de perderse algo con la necesidad de desconectar, ofreciendo así una experiencia de marca que sea tanto profunda como flexible.

 

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