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RESUMEN CON IA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Argentina atraviesa una transformación profunda impulsada por la revolución digital, comparable a la industrial del siglo XIX. Este cambio impacta no solo a la manufactura, sino también a los servicios digitales y la economía del conocimiento. Empresas tecnológicas como Ualá y Mercado Libre ya superan en empleo a gigantes tradicionales como General Motors o YPF. La industria del conocimiento, con sectores como software, inteligencia artificial y big data, se consolida como un motor clave de exportación. Mientras tanto, la automatización reduce el empleo en fábricas tradicionales, generando una nueva estructura laboral. La brecha salarial entre sectores tradicionales y tecnológicos crece, y aunque la industria digital crea empleos mejor remunerados, también enfrenta despidos. Argentina necesita invertir en educación y formación técnica para enfrentar este desafío y aprovechar las oportunidades del nuevo paradigma económico.

 

Basado en el artículo original de Horacio Riggi, Jefe de la sección Economía del Diario Clarín de Argentina

 

Argentina se encuentra en medio de un proceso de transformación profunda, marcado por un cambio tecnológico que podría compararse a la revolución industrial del siglo XIX. Sin embargo, esta vez, el campo de batalla no es solo el de las fábricas y la manufactura, sino también el de los servicios digitales y las industrias basadas en el conocimiento. Esta nueva ola está redefiniendo no solo el tipo de empleos, sino también la estructura económica y social de un país que, como muchos otros, se enfrenta a la disyuntiva de cómo adaptarse a la aceleración tecnológica que transforma su industria tradicional.

 

Una de las señales más claras de este cambio es el crecimiento exponencial de las empresas tecnológicas en Argentina, especialmente las fintech.

 

La Revolución Digital: La Fintech y el Conocimiento como Motores de la Nueva Economía

Una de las señales más claras de este cambio es el crecimiento exponencial de las empresas tecnológicas en Argentina, especialmente las fintech. Un caso emblemático es el de Ualá, una empresa argentina de servicios financieros digitales, que actualmente emplea a más personas que General Motors en el país, un gigante de la industria automotriz. Este fenómeno es revelador de un cambio de paradigma: las empresas que operan en la era digital no solo están desafiando a las empresas tradicionales, sino que están superándolas en términos de capacidad de empleo.

A este fenómeno se le puede sumar el ejemplo de Mercado Libre, la mayor empresa de tecnología en Argentina, que emplea a más de 12,000 personas en el país y casi 90,000 a nivel global. Si se compara con los 21,200 empleados de YPF, la mayor petrolera argentina, queda claro que la industria digital ha alcanzado dimensiones impensables hace apenas unas décadas.

La industria del conocimiento, que abarca desde la programación de software hasta los servicios basados en tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA) y el big data, se ha consolidado como uno de los principales motores de exportación del país. Según un informe de Argencon, durante el cuarto trimestre de 2024, las exportaciones de este sector llegaron a los 2.573 millones de dólares, representando el 9.2% de las exportaciones argentinas. Este crecimiento coloca a la industria del conocimiento como el tercer complejo exportador de Argentina, después de los sectores oleaginoso y petrolero-petroquímico, y a la par de la industria automotriz.

 

La rápida expansión de los servicios basados en el conocimiento ha dejado a las industrias tradicionales en una situación de transformación profunda. Las fábricas, como las de automóviles, ya no son el motor de empleo masivo que eran en el pasado.

 

La Desaparición del Empleo Fordista y la Reconversión de la Industria

La rápida expansión de los servicios basados en el conocimiento ha dejado a las industrias tradicionales en una situación de transformación profunda. Las fábricas, como las de automóviles, ya no son el motor de empleo masivo que eran en el pasado. Si bien la industria automotriz argentina sigue siendo relevante, con el país como el cuarto productor mundial de pickups, el número de trabajadores en las líneas de producción ha disminuido drásticamente.

Hoy, muchas de las fábricas, como las de Toyota, no solo emplean obreros en la producción, sino que también cuentan con robots y automatización avanzada. En paralelo, existen miles de empleados distribuidos en áreas como recursos humanos, ingeniería, marketing y diseño, que han emergido como las nuevas funciones clave dentro de las mismas empresas.

Este cambio en la estructura laboral no es exclusivo de Argentina. A nivel mundial, el empleo en la manufactura ha sufrido una reducción significativa. En Estados Unidos, por ejemplo, solo un 4% de los trabajadores están empleados directamente en la línea de producción. Sin embargo, la producción industrial ha crecido de manera impresionante, aunque con menos trabajadores. En países industriales como Alemania, Japón, Corea del Sur y China, la transformación de la industria ha llevado a la eliminación de millones de empleos directos en la fabricación, pero ha dado lugar a nuevas formas de empleo y especialización.

 

Desafíos Laborales y la Brecha de Salarios

Uno de los aspectos más complejos de este proceso es la transformación de los salarios y las condiciones laborales. Los trabajadores de las fábricas, en su mayoría, ganan menos que aquellos empleados en sectores tecnológicos o de servicios no supervisados. Según el economista Alberto Shuster, el premio salarial que antes recibían los empleados en la industria manufacturera ha desaparecido para quienes no poseen un título universitario. En cambio, los sectores de servicios, como el tecnológico, han experimentado un crecimiento de empleos con salarios más altos y más parejos.

A pesar de la transformación, la economía digital y el crecimiento de la industria tecnológica no han solucionado todos los problemas laborales. Empresas tecnológicas como Globant, el unicornio argentino especializado en software, han tenido que hacer ajustes drásticos. A pesar de su éxito, Globant despidió a 1,000 empleados a nivel global en 2025, lo que refleja que la industria tecnológica no está exenta de desafíos económicos, como la reestructuración o la búsqueda de eficiencia.

 

Los Nuevos Empleos y la Necesidad de Formación

Si bien la transición hacia la economía digital ha dado lugar a empleos altamente calificados en áreas como la programación, el análisis de datos y la ingeniería de software, también ha creado una nueva demanda de oficios calificados, como electricistas, carpinteros y técnicos especializados en energías renovables. Más de 7 millones de estadounidenses se desempeñan en estos oficios, muchos de ellos sin necesidad de un título universitario. En Argentina, esta tendencia está comenzando a mostrar signos de crecimiento, especialmente en sectores como la instalación de paneles solares y la reparación de tecnologías avanzadas.

En este contexto, la educación y la formación técnica adquieren un papel fundamental. La clave para que Argentina aproveche el potencial de la revolución digital será preparar a su fuerza laboral para los empleos del futuro. Desde la formación en nuevas tecnologías hasta la capacitación en oficios calificados, el desafío será enorme, pero las oportunidades también lo son.

 

La revolución industrial que Argentina está viviendo no es solo una cuestión de sustitución de trabajos. Es una transformación integral de su economía, que reconfigura las bases de la producción y el empleo.

 

Conclusión: Un Futuro de Desafíos y Oportunidades

La revolución industrial que Argentina está viviendo no es solo una cuestión de sustitución de trabajos. Es una transformación integral de su economía, que reconfigura las bases de la producción y el empleo. Si bien la desaparición de empleos en sectores tradicionales como la manufactura puede generar tensiones, las nuevas industrias basadas en el conocimiento y los servicios digitales ofrecen nuevas oportunidades. La clave será cómo el país maneja esta transición, asegurando que la educación, la capacitación y la adaptación tecnológica sean accesibles para todos. La Argentina, como el resto del mundo, debe entender que el progreso tecnológico es una realidad inevitable, y como tal, representa tanto un desafío como una oportunidad para reinvención y crecimiento económico.