La fiebre de las tecnologías ‘que se ponen’ parece aumentar por momentos.
Los grandes fabricantes de productos tecnológicos y otras empresas se han lanzado a la fabricación de estos dispositivos, pero parece que los consumidores no están tan emocionados y no terminan de abrazar estas innovaciones.
La FuelBand de Nike ha sido el primero de estos aparatos en caer: la marca de deportes ha anunciado que reducirá ostensiblemente su equipo dedicado al desarrollo de su propia pulsera inteligente.
El nicho de mercado del fitness es limitado, y muchas de las funciones de estos aparatos las cumplen perfectamente los smartphones, Por ello es posible que Nike se haya dado cuenta de que su FuelBand no tiene tanto recorrido como parecía en un principio.
Si tenemos en cuenta que crear este tipo de hardware requiere extrema dedicación y que además el mercado es muy competitivo, por lo que destacar es cada vez más complicado, es bastante lógico imaginar que otros competidores de Nike que se han aventurado a iniciarse en el mercado de los wearables, caerán pronto.
Otra de las razones de la caída de las pulseras fitness es que en la muñeca sólo hay cabida para un dispositivo, y si pensamos en las prestaciones que ofrecen, los relojes inteligentes tienen todas las de ganar.
El mercado de las tecnologías que se ponen es un sector en fase de crecimiento donde todavía queda mucho por experimentar y probar hasta dar con los aparatos adecuados que se adapten a la vida de las personas, ayudándoles a estar conectados siempre.
